/ jueves 25 de marzo de 2021

Sopa de letras | Temas selectos de derecho ambiental

Como lo señala la doctora chiapaneca y la mejor experta mexicana en derecho ecológico en el mundo, María del Carmen Carmona Lara en libro: Temas selectos de derecho ambiental, editado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. “La palabra escocido ya fue utilizada por Old Parme por el uso del agente naranja por parte de EEUU durante la guerra de Vietnam, pero fue Aighims quien empezó a trabajar para que entrase a formar parte del cuerpo jurídico reconocido por las Naciones Unidas.”

De hecho en los noventa se preparaba el estatuto, el concepto de crímenes contra el medio ambiente apareció en las discusiones pero fue literalmente descarado. Es por eso que la definición de escocido es una iniciativa de la sociedad civil, impulsada por la compañía Stop Ecocide, que pretende tener efectos concretos sobre la legislación internacional, pero también sobre la de los propios países. El panel de expertos empezó a trabajar en enero y la idea es presentar un borrador en junio que será discutido públicamente antes de establecer un texto definitivo, que se presentará a los Estados firmantes del Estatuto de Roma.

Lo que empezó siendo un proyecto utópico, con la amenaza creciente del cambio climático se ha convertido en una perspectiva real, que ya cuenta con el apoyo del Presidente francés Macron y de su Santidad el Papa Francisco que se mostraron dispuestos a garantizar que este término se consagre en el derecho internacional para que los dirigentes puedan rendir cuentas ante la Corte Penal Internacional.

Afortunadamente los ecologistas se muestren esperanzados, pero saben el cambio para que este delito llegue a la Corte Penal Internacional, no será sencillo. Primero porque entra un nuevo actor entre los posibles perseguidos ya no se trata solo de individuos, si no que muchos delitos que podrían entrar dentro del espectro de escocido son cometidos por grandes multinacionales. Segundo. Por los enormes intereses económicos en juego.

Tercero. Por el problema de determinar la voluntariedad de cometer ese crimen probar una destrucción deliberada de un ecosistema no resultará nada fácil.

Como lo señala la doctora chiapaneca y la mejor experta mexicana en derecho ecológico en el mundo, María del Carmen Carmona Lara en libro: Temas selectos de derecho ambiental, editado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México. “La palabra escocido ya fue utilizada por Old Parme por el uso del agente naranja por parte de EEUU durante la guerra de Vietnam, pero fue Aighims quien empezó a trabajar para que entrase a formar parte del cuerpo jurídico reconocido por las Naciones Unidas.”

De hecho en los noventa se preparaba el estatuto, el concepto de crímenes contra el medio ambiente apareció en las discusiones pero fue literalmente descarado. Es por eso que la definición de escocido es una iniciativa de la sociedad civil, impulsada por la compañía Stop Ecocide, que pretende tener efectos concretos sobre la legislación internacional, pero también sobre la de los propios países. El panel de expertos empezó a trabajar en enero y la idea es presentar un borrador en junio que será discutido públicamente antes de establecer un texto definitivo, que se presentará a los Estados firmantes del Estatuto de Roma.

Lo que empezó siendo un proyecto utópico, con la amenaza creciente del cambio climático se ha convertido en una perspectiva real, que ya cuenta con el apoyo del Presidente francés Macron y de su Santidad el Papa Francisco que se mostraron dispuestos a garantizar que este término se consagre en el derecho internacional para que los dirigentes puedan rendir cuentas ante la Corte Penal Internacional.

Afortunadamente los ecologistas se muestren esperanzados, pero saben el cambio para que este delito llegue a la Corte Penal Internacional, no será sencillo. Primero porque entra un nuevo actor entre los posibles perseguidos ya no se trata solo de individuos, si no que muchos delitos que podrían entrar dentro del espectro de escocido son cometidos por grandes multinacionales. Segundo. Por los enormes intereses económicos en juego.

Tercero. Por el problema de determinar la voluntariedad de cometer ese crimen probar una destrucción deliberada de un ecosistema no resultará nada fácil.