/ jueves 31 de diciembre de 2020

Sopa de letras|Adiós, 2020

Pero para la humanidad toda esperanza incluye una salida al desengaño: es una forma del optimismo que admite las más diversas manipulaciones. Confiar en su promesa es una apuesta, pero no quedan demasiadas opciones al margen de la aplicación de las vacunas que salvarán al mundo del Covid-19. Mientras llegamos al final de este 2020 con una catástrofe en marcha-de dimensiones desconocida- que nos deja una memoria dolorosa, un descomunal rastro de luto y un panorama económico desolador.

En la etapa que transitamos, la crisis sanitaria se agrava. Nos queda por sortear un invierno cruento y nada parece menos conveniente que confundir las primeras con las soluciones. El camino de la vacunación es demasiado largo para considerar que la emergencia se haya resuelto en cualquier sentido. Mientras esa ruta se aclara, cada momento personal y colectivo continuará bajo amenaza, cuando no en el desastre determinado solo por la incertidumbre que nos incluye a todos y rebasan nuestra voluntad.

Hemos convivido con el dolor, el horror, la desgracia; sobrevivimos a la enfermedad o la muerte que nos alcanza cada vez con más frecuencia, en el contagio y la pérdida de familiares, amigos, conocidos, al tiempo que incontables fuentes de trabajo desaparecidas han dejado en la ruina a millones de ciudadanos y familias. El nuevo calendario del 2021 no anuncia un futuro promisorio, pero si urge por una reconstrucción hacia una convivencia distinta, que reivindique las libertades y los derechos humanos asediados, por un orden mundial de privilegios cuya continuidad resulta inviable, aunque sus imperativos económicos y políticos se escuchen hoy con la misma estridencia.

Bajo la certeza de vivir el punto de quiebre, si no el colapso de un orden caduco, no tenemos ninguna idea de su secuela no sabemos lo que vendrá porque la incertidumbre y la propagación de la epidemia derrumban cualquier pronóstico. Si bien los estragos de la segunda ola continuarán, han sido ya implacables y rebasaron no solo cifras del primer semestre del año, si no todas las previsiones.

Durante 12 meses un virus, ha limitado los abrazos, los encuentros, las reuniones. Si es un año de ausencias, pero también uno de aprendizaje 2021 está a la vuelta de la esquina y será el momento de aplicar la resistencia para continuar la vida, porque al final de cuentas será el primer año de cambios, de resistencias, de renacimiento. Les deseo feliz Año Nuevo 2021 en compañía de sus familias y sus seres queridos a todos los lectores del Diario de Querétaro.

Pero para la humanidad toda esperanza incluye una salida al desengaño: es una forma del optimismo que admite las más diversas manipulaciones. Confiar en su promesa es una apuesta, pero no quedan demasiadas opciones al margen de la aplicación de las vacunas que salvarán al mundo del Covid-19. Mientras llegamos al final de este 2020 con una catástrofe en marcha-de dimensiones desconocida- que nos deja una memoria dolorosa, un descomunal rastro de luto y un panorama económico desolador.

En la etapa que transitamos, la crisis sanitaria se agrava. Nos queda por sortear un invierno cruento y nada parece menos conveniente que confundir las primeras con las soluciones. El camino de la vacunación es demasiado largo para considerar que la emergencia se haya resuelto en cualquier sentido. Mientras esa ruta se aclara, cada momento personal y colectivo continuará bajo amenaza, cuando no en el desastre determinado solo por la incertidumbre que nos incluye a todos y rebasan nuestra voluntad.

Hemos convivido con el dolor, el horror, la desgracia; sobrevivimos a la enfermedad o la muerte que nos alcanza cada vez con más frecuencia, en el contagio y la pérdida de familiares, amigos, conocidos, al tiempo que incontables fuentes de trabajo desaparecidas han dejado en la ruina a millones de ciudadanos y familias. El nuevo calendario del 2021 no anuncia un futuro promisorio, pero si urge por una reconstrucción hacia una convivencia distinta, que reivindique las libertades y los derechos humanos asediados, por un orden mundial de privilegios cuya continuidad resulta inviable, aunque sus imperativos económicos y políticos se escuchen hoy con la misma estridencia.

Bajo la certeza de vivir el punto de quiebre, si no el colapso de un orden caduco, no tenemos ninguna idea de su secuela no sabemos lo que vendrá porque la incertidumbre y la propagación de la epidemia derrumban cualquier pronóstico. Si bien los estragos de la segunda ola continuarán, han sido ya implacables y rebasaron no solo cifras del primer semestre del año, si no todas las previsiones.

Durante 12 meses un virus, ha limitado los abrazos, los encuentros, las reuniones. Si es un año de ausencias, pero también uno de aprendizaje 2021 está a la vuelta de la esquina y será el momento de aplicar la resistencia para continuar la vida, porque al final de cuentas será el primer año de cambios, de resistencias, de renacimiento. Les deseo feliz Año Nuevo 2021 en compañía de sus familias y sus seres queridos a todos los lectores del Diario de Querétaro.