/ miércoles 29 de abril de 2020

Valor-es Educación

Red de apoyo académico durante la contingencia: estrategia universitaria para disminuir la desigualdad en tiempos de pandemia


Los tiempos de crisis sacan lo mejor de nosotros mismos. Salir de nuestra zona de confort y obligarnos a ser creativos y a encontrar soluciones es parte de lo que momentos difíciles nos obligan a hacer. Sin embargo, lo más valioso es que dichos esfuerzos se reflejan no en el bienestar personal sino colectivo. Las Universidades no somos la excepción, y en estos momentos debemos mostrar nuestra capacidad de enfrentar situaciones adversas. Para todas las universidades, como para la UAQ, implementar estrategias de la educación a distancia para que la totalidad de los estudiantes continúen con sus clases, de golpe, de un momento a otro, significa un reto que vale la pena encarar.

Sin duda la educación a distancia representa un área de oportunidad para le educación superior hoy en día. Para la UAQ el tema está vigente y nos preparamos continuamente para incrementar el número de programas educativos. Contamos con programas de licenciatura y posgrado a distancia, total o parcialmente virtuales y en estos momentos se trabaja para actualizar los programas semipresenciales de bachillerato, así como para implementar el nuevo programa de bachillerato a distancia. Contamos con programas educativos especialmente diseñados para abordar el tema de las tecnologías en la comunicación a nivel tecnológico y a nivel educativo, así como un nuevo Centro de Investigación en el área. Toda esta experiencia ha sido indispensable para enfrentar el reto actual: impulsar que el 100% de los estudiantes de la UAQ reciban sus clases de forma virtual de un día para otro. Súbitamente, sin planearlo, las universidades debimos asumir que las clases presenciales se suspendían desde mediado de marzo y, ante la imposibilidad de retomar en el corto plazo las actividades, todo el esfuerzo de nuestro docentes se ha concentrado en cambiar sus modelos de enseñanza presencial, en donde el contacto directo y personal son indiscutibles para lograr el proceso de enseñanza-aprendizaje, a modelos virtuales utilizando plataformas diversas y estrategias no convencionales, sincrónicas y asincrónicas, para atender a los estudiantes y cubrir los contenidos.

El reto ha sido para todas y para todos. Los docentes han debido cambiar sus esquemas de trabajo -sin capacitación previa la mayoría de ellos-; han desarrollado materiales en poco tiempo y han implementado estrategias para mantener el contacto con los estudiantes. Para nuestros alumnos, el desafío no es menor. Deben adecuarse a los nuevos esquemas, utilizar su capacidad autodidacta, aprender a lidiar con la tecnología para tomar clases, acoplarse al contacto a distancia -impersonal y frío- y mantenerse al día. Para muchos de nuestros jóvenes la dificultad es mayor, no cuentan con los recursos informáticos desde sus comunidades o carecen de equipo de cómputo para tomar sus clases a tiempo. Amerita esto último de nuestra máxima comprensión. No se admite la intransigencia en estos casos y debemos ser flexibles ante tal situación. Es por ello que la UAQ ha implementado la Red de apoyo académico durante la contingencia, cuyo objetivo es ayudar a los jóvenes que presentan dificultades para tomar sus clases a distancia, ya sea con asesorías, préstamo de equipo de cómputo, apoyo con internet en comunidades, entre otros.

El objetivo es disminuir la desigualdad que la pandemia trae consigo al pretender que todos los estudiantes pueden sentarse sin más, frente a su computadora, para tomar su clase. Nos preguntan sí las universidades estábamos preparadas para este panorama, yo respondo ¿alguien lo estaba? Sin duda el aprendizaje será significativo y debemos aprovecharlo para no dar un paso atrás. A partir de aquí, todo debe ser para adelante.

Red de apoyo académico durante la contingencia: estrategia universitaria para disminuir la desigualdad en tiempos de pandemia


Los tiempos de crisis sacan lo mejor de nosotros mismos. Salir de nuestra zona de confort y obligarnos a ser creativos y a encontrar soluciones es parte de lo que momentos difíciles nos obligan a hacer. Sin embargo, lo más valioso es que dichos esfuerzos se reflejan no en el bienestar personal sino colectivo. Las Universidades no somos la excepción, y en estos momentos debemos mostrar nuestra capacidad de enfrentar situaciones adversas. Para todas las universidades, como para la UAQ, implementar estrategias de la educación a distancia para que la totalidad de los estudiantes continúen con sus clases, de golpe, de un momento a otro, significa un reto que vale la pena encarar.

Sin duda la educación a distancia representa un área de oportunidad para le educación superior hoy en día. Para la UAQ el tema está vigente y nos preparamos continuamente para incrementar el número de programas educativos. Contamos con programas de licenciatura y posgrado a distancia, total o parcialmente virtuales y en estos momentos se trabaja para actualizar los programas semipresenciales de bachillerato, así como para implementar el nuevo programa de bachillerato a distancia. Contamos con programas educativos especialmente diseñados para abordar el tema de las tecnologías en la comunicación a nivel tecnológico y a nivel educativo, así como un nuevo Centro de Investigación en el área. Toda esta experiencia ha sido indispensable para enfrentar el reto actual: impulsar que el 100% de los estudiantes de la UAQ reciban sus clases de forma virtual de un día para otro. Súbitamente, sin planearlo, las universidades debimos asumir que las clases presenciales se suspendían desde mediado de marzo y, ante la imposibilidad de retomar en el corto plazo las actividades, todo el esfuerzo de nuestro docentes se ha concentrado en cambiar sus modelos de enseñanza presencial, en donde el contacto directo y personal son indiscutibles para lograr el proceso de enseñanza-aprendizaje, a modelos virtuales utilizando plataformas diversas y estrategias no convencionales, sincrónicas y asincrónicas, para atender a los estudiantes y cubrir los contenidos.

El reto ha sido para todas y para todos. Los docentes han debido cambiar sus esquemas de trabajo -sin capacitación previa la mayoría de ellos-; han desarrollado materiales en poco tiempo y han implementado estrategias para mantener el contacto con los estudiantes. Para nuestros alumnos, el desafío no es menor. Deben adecuarse a los nuevos esquemas, utilizar su capacidad autodidacta, aprender a lidiar con la tecnología para tomar clases, acoplarse al contacto a distancia -impersonal y frío- y mantenerse al día. Para muchos de nuestros jóvenes la dificultad es mayor, no cuentan con los recursos informáticos desde sus comunidades o carecen de equipo de cómputo para tomar sus clases a tiempo. Amerita esto último de nuestra máxima comprensión. No se admite la intransigencia en estos casos y debemos ser flexibles ante tal situación. Es por ello que la UAQ ha implementado la Red de apoyo académico durante la contingencia, cuyo objetivo es ayudar a los jóvenes que presentan dificultades para tomar sus clases a distancia, ya sea con asesorías, préstamo de equipo de cómputo, apoyo con internet en comunidades, entre otros.

El objetivo es disminuir la desigualdad que la pandemia trae consigo al pretender que todos los estudiantes pueden sentarse sin más, frente a su computadora, para tomar su clase. Nos preguntan sí las universidades estábamos preparadas para este panorama, yo respondo ¿alguien lo estaba? Sin duda el aprendizaje será significativo y debemos aprovecharlo para no dar un paso atrás. A partir de aquí, todo debe ser para adelante.

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