En la edición 54 de la Jornada Mundial de la Paz, el Papa Francisco dedicó su mensaje con el tema “La cultura del cuidado como camino de paz”, y de esta manera eliminar la cultura del descarte, de la indiferencia, el rechazo y la confrontación que suele predominar actualmente, sin perder de vista a los más débiles, cita el Sumo Pontífice.
Haciendo referencia a los estragos que ha causado en el mundo la pandemia Covid-19, el Papa Francisco explica en su mensaje que se necesitan artesanos de la paz para iniciar procesos de curación, ya que es doloroso ver cómo lamentablemente “junto a numerosos testimonios de caridad y solidaridad, están cobrando un nuevo impulso diversas formas de nacionalismo, racismo, xenofobia e incluso guerras y conflictos que siembran muerte y destrucción”.
En el mensaje que consta de ocho páginas, el Papa se dirige a los Jefes de Estado y de Gobierno, a los jefes de las Organizaciones Internacionales, a los líderes espirituales y a los fieles de las diversas religiones, hombres y mujeres de buena voluntad, recordándoles lo que en la encíclica Fratelli tutti, escribió, “en muchas partes del mundo se necesitan caminos de paz que lleven a la curación de las heridas, se necesitan artesanos de la paz dispuestos a iniciar procesos de curación y de encuentro renovado con ingenio y audacia”.
Dedica también un pensamiento especial a quienes han perdido a un familiar o a un ser querido en esta pandemia, pero también a los que han perdido su trabajo, y de manera particular a los médicos, enfermeros, farmacéuticos, investigadores, voluntarios, capellanes y personal de los hospitales y centros de salud “que han trabajado duro y siguen haciéndolo con gran esfuerzo y sacrificio hasta el punto de que algunos de ellos han muerto en el intento de estar cerca de los enfermos, de aliviar su sufrimiento o de salvar sus vidas”.
Propone, además, cuatro principios básicos de la doctrina social de la iglesia como fundamento de la cultura del cuidado que analiza uno a uno: la promoción de la dignidad de toda persona humana, la solidaridad con los pobres y los indefensos, la preocupación por el bien común y la salvaguardia de la creación. Todos estos conectados entre sí y conforman la base de la construcción de un camino hacia la tan anhelada paz mundial y fraternidad de los pueblos.
El Sumo Pontífice, finalmente, propone a los cristianos mirar a la Virgen María, madre de esperanza, para juntos “avanzar hacia un nuevo horizonte de amor y paz, de fraternidad y solidaridad, de apoyo mutuo y acogida recíproca. No cedamos a la tentación de desatender a los demás, especialmente a los más débiles. (Fuente: Vatican News)
