/ jueves 21 de febrero de 2019

¡Girl Power! Películas protagonizadas por mujeres, las más taquilleras

Cambiar la mirada paga y las películas protagonizadas por mujeres logran una mejor recaudación en taquilla que los films con un hombre en el papel de personaje principal

En un mundo de machos que no se doblan, hombres de cartera gorda, virilidades a casco suelto, proveedores emasculados y cavernícolas caracterizados de príncipe valiente, la diversidad, la inclusión y el feminismo ya son, de hecho, más rentables.

El motivo: las películas nominadas al Oscar 2019 que tienen mujeres en el papel protagónico se desempeñan mejor en taquilla que las estelarizadas por hombres.

Trátese de megaproducciones, como El Regreso de Mary Poppins, o de proyectos más austeros, del corte ¿Podrás Perdonarme?, ellas lograron 4.47 dólares de recaudación por cada billete invertido, mientras que ellos obtuvieron un margen de 3.85 dólares en ganancias (aun teniendo entre sus arcas a Bohemian Rhapsody: La Historia de Freddie Mercury, Spider-Man: Un Nuevo Universo, Player One: Comienza el Juego, Pantera Negra y Avengers: Guerra Infinita).

Yalitza puede interpretar el papel que se le pegue la gana: Cuarón

¿Será acaso que la gente ya no está dispuesta a pagar una entrada envuelta en testosterona?

“Probablemente la industria, por medio de los señalamientos que tienen que ver con lo que significa ser hombre y ser mujer, se está reconvirtiendo para entrar en cuenta de que existe una inequidad, tanto en los protagonismos y los tipos de películas, como en las temáticas y en la variedad de actores o actrices que representan a la audiencia… y creo que está sucediendo también, no nada más en el cine, sino en otros espacios, como el mundo del cómic y la publicidad”, considera la Doctora en Administración con Posdoctorado en Estudios de Género, Oliva Solís Hernández

Al traernos a la memoria los modelos bruce-willinianos de machos que salvaban al mundo en los años 80, la también catedrática de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) pondera la posibilidad de que las y los cinéfilos estén mostrando apertura hacia los repartos más heterogéneos, o bien, a que la reconstrucción de identidad del público sea tan colectiva que las personas ya no pretenden reproducir los roles que, durante décadas, les han sido asignados por lo que llevan entre las piernas.

Esto, a su decir, ha provocado que se muestren “otras opciones” de mujeres y de hombres en pantalla, mientras que los papeles femeninos comienzan a enriquecerse de una mayor diversidad étnica, racial y cultural para que se refleje a la mitad de la población como lo que verdaderamente fue, es y será:

Emperatrices, inventoras, científicas, exploradoras, periodistas, atletas, bailarinas, aviadoras, piratas, arquitectas, biólogas, detectivesas, empresarias, astrónomas, cirujanas, cantantes, arqueólogas, pintoras, faraonas, presidentas, boxeadoras, juezas, guerreras... y no solo damiselas en riesgo.

“Entonces ya no nada más son mujeres dentro de la industria, sino que también se empiezan a incluir cuestiones relacionadas con discapacidades, tercera edad, indígenas, y diversas opciones en términos de género: homosexualidad, lesbianismo, transgénero, etc. Esto permite que se abra el espectro y tengamos, efectivamente, un abanico mucho más amplio de personas reales”.

Así pues, para transitar hacia una cultura de paz, los films comienzan a valorar positivamente las características consideradas ‘femeninas’ desde otro concepto: el de la equidad, donde las diferencias permanecen, pero con un trato de justicia elemental.

Cómo tener proyectos más auténticos (y más redituables)

“El cambio es inevitable; la innovación es opcional”, opinan Oliva Solís y Roxana Menéndez, quienes proponen una serie de mejores prácticas para generar colaboraciones de una manera más abierta, contribuyendo a que el liderazgo y la apertura sea exponencial.

Generemos equipos más diversos. Es común asumir muchas cosas sobre las personas: qué quieren y a qué aspiran, pues pensamos que sus condiciones son las mismas que las nuestras. En la medida de que tengamos perfiles más diversos, mejor podremos vincularnos con el público. Si a tu junta de los lunes acuden solo hombres, todos son abogados o ingenieros, y todos son blancos, quizá deberíamos abrir el espectro.

Siempre hagamos preguntas. Probemos preguntando a nuestros equipos “¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro ambiente de trabajo? ¿Hay alguna manera de mejorar nuestra manera de hacer las cosas?”. Muchas veces creemos, basándonos en nuestra experiencia, lo que nuestro equipo piensa, pero sería un error dar las cosas por hecho. Al hacer preguntas eliminaremos sesgos en nuestra cultura organizacional.

Expandamos nuestras relaciones.

Al ir más allá de nuestras conexiones conocidas (la escuela, la oficina, el barrio, etc.), nuestra posibilidad de éxito aumentará. La próxima vez que alguien nos pregunte “¿Conoces a alguien para X rol?”, invirtamos buscando fuera de nuestro círculo cercano. Expandirnos no solo ayuda a “cambiar la mirada”, sino a enriquecer la vida personal y profesional.

Menos glamour, más equidad

Oliva Solís considera que las nuevas narrativas de lo que significa ser hombre y ser mujer están ciernes, y un ejemplo del necesario impulso para alcanzar la paridad entre géneros y abatir el sexismo (no solo en la alfombra roja, sino en espacios más cotidianos) tiene que ver con los liderazgos de las mujeres: más enfocados al consenso, al diálogo, al acompañamiento y a la horizontalidad.

“A los varones luego eso les parece que no va así, que el poder se tiene tomar para ejercerlo. El hecho de que las mujeres consulten o negocien, para ellos, tiene que ver con una supuesta ‘inseguridad’ respecto de la posición”. Y, no obstante, las películas que se desempeñan mejor en taquilla cuentan con una mayor diversidad ideológica desde la cabecera, ya que 39.47 por ciento de las personas liderando la producción son mujeres.

Por su parte, los films estelarizados por hombres tienen 17.64 por ciento de sus puestos de toma de decisión ocupados por ellas, lo que se traduce en un llamado para que Hollywood y el resto de las industrias apuesten por la diversidad si quieren mejorar resultados.

En ese sentido, la Licenciada en Administración de Empresas con Especialidad en Coaching Empresarial, Roxana Menéndez Gómez, considera que, fuera de una jerarquía, el poder se ejerce guiando a la gente y, cuando esto no sucede, “terminarán actuando bajo miedo, obligación o cualquiera de estas emociones negativas o autoritarias”.

“Entonces, de alguna manera, sí se recibe respuesta de las personas, pero no van a ser personas felices, personas completas, personas comprometidas; no van a ser leales, no van a ser autónomas y no van a ser autodidácticas”.

Lo anterior, dice, se trata de un problema de cultura y de valores que, como efecto multiplicador, rebota en los cuerpos, la dignidad y la vida de millones cuando se les imponen mandatos que no resultan favorables para nadie, tal y como reporta el Mapa del Emprendimiento - South
Summit 2017, que consigna las empresas lideradas por mujeres fracasan en 27 por ciento de los casos, mientras que las comandadas por hombres cierran en 59 por ciento de las ocasiones.

“En algún momento esas empresas van a morir por tantas cosas que están saliendo en el mercado. Tienen que hacer una reingeniería, pero sin perder la autenticidad. Igual ocurre con los liderazgos: sí, tienen que abrir su espectro, pero tiene que ser algo planeado, porque muchas empresas o proyectos que han intentado, de la nada, convertirse en ‘súper inclusivos’, acaban tronando. Ese progreso tiene que ser paulatino, tiene que ser planeado, tiene que implicar a todas las personas y tiene que trabajarse desde la raíz”.

A rodar con un nuevo mindset

Para Roxana Menéndez, el que voces más diversas encuentren eco en la silla de la dirección se traducirá en logros concretos, diferentes formas de ver el mundo, cambiarlo y en un replanteamiento de las narrativas de liderazgo que distorsionan cómo deben comportarse las mujeres y los hombres, dado que las vigentes aún reproducen clichés que navegan entre el simplismo rampante y la monstruosidad varonil.

“Es algo que te enseñan desde chiquita y es impresionante porque, cuando una está en la escuela, eres niña, llevas falda y te quieres sentar, el maestro te dice ‘¡Cierra las piernas!’.

Terminan rodaje de “Wonder Woman 1984” y Gal Gadot lo comparte

“Yo me pregunto ¿Por qué el chico que está al lado de mí sí puede estar recargado con las piernas abiertas y yo no puedo? Es algo que te meten desde la infancia: a que te tienes que comportar de cierta manera y que, para que seas una mujer que ‘se vea empoderada’, tienes que traer trajecito sastre, estar bonita, pintada y peinada. Puede haber ciertos ‘sacrificios’, pero no podemos vivir engañándonos sin ser auténticos”.

Porque la taquilla internacional demuestra que la gente ya no conecta con esquemas que dotan a la mujer de características como la paciencia, la dulzura, la comprensión y el rol de cuidadora, a la vez que al hombre le asigna el deber de proteger y mantener a la familia con agresividad, trabajo y valentía de sol a sol.

Ellos se muestran desgastados, hartos y, sobretodo, confundidos y solos, al igual que millones de mujeres que no quieren ser princesas bobas, dependientes o sometidas, y no se necesita ser Cleo, Elastigirl, la Reina de Escocia, Mary
Poppins, Tish Rivers (de Si la colonia hablara) o Lady Gaga para darse cuenta que, como apunta Roxana Menéndez, “cuando se proyecta lo que realmente se es, una persona se siente espectacular”.

En un mundo de machos que no se doblan, hombres de cartera gorda, virilidades a casco suelto, proveedores emasculados y cavernícolas caracterizados de príncipe valiente, la diversidad, la inclusión y el feminismo ya son, de hecho, más rentables.

El motivo: las películas nominadas al Oscar 2019 que tienen mujeres en el papel protagónico se desempeñan mejor en taquilla que las estelarizadas por hombres.

Trátese de megaproducciones, como El Regreso de Mary Poppins, o de proyectos más austeros, del corte ¿Podrás Perdonarme?, ellas lograron 4.47 dólares de recaudación por cada billete invertido, mientras que ellos obtuvieron un margen de 3.85 dólares en ganancias (aun teniendo entre sus arcas a Bohemian Rhapsody: La Historia de Freddie Mercury, Spider-Man: Un Nuevo Universo, Player One: Comienza el Juego, Pantera Negra y Avengers: Guerra Infinita).

Yalitza puede interpretar el papel que se le pegue la gana: Cuarón

¿Será acaso que la gente ya no está dispuesta a pagar una entrada envuelta en testosterona?

“Probablemente la industria, por medio de los señalamientos que tienen que ver con lo que significa ser hombre y ser mujer, se está reconvirtiendo para entrar en cuenta de que existe una inequidad, tanto en los protagonismos y los tipos de películas, como en las temáticas y en la variedad de actores o actrices que representan a la audiencia… y creo que está sucediendo también, no nada más en el cine, sino en otros espacios, como el mundo del cómic y la publicidad”, considera la Doctora en Administración con Posdoctorado en Estudios de Género, Oliva Solís Hernández

Al traernos a la memoria los modelos bruce-willinianos de machos que salvaban al mundo en los años 80, la también catedrática de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) pondera la posibilidad de que las y los cinéfilos estén mostrando apertura hacia los repartos más heterogéneos, o bien, a que la reconstrucción de identidad del público sea tan colectiva que las personas ya no pretenden reproducir los roles que, durante décadas, les han sido asignados por lo que llevan entre las piernas.

Esto, a su decir, ha provocado que se muestren “otras opciones” de mujeres y de hombres en pantalla, mientras que los papeles femeninos comienzan a enriquecerse de una mayor diversidad étnica, racial y cultural para que se refleje a la mitad de la población como lo que verdaderamente fue, es y será:

Emperatrices, inventoras, científicas, exploradoras, periodistas, atletas, bailarinas, aviadoras, piratas, arquitectas, biólogas, detectivesas, empresarias, astrónomas, cirujanas, cantantes, arqueólogas, pintoras, faraonas, presidentas, boxeadoras, juezas, guerreras... y no solo damiselas en riesgo.

“Entonces ya no nada más son mujeres dentro de la industria, sino que también se empiezan a incluir cuestiones relacionadas con discapacidades, tercera edad, indígenas, y diversas opciones en términos de género: homosexualidad, lesbianismo, transgénero, etc. Esto permite que se abra el espectro y tengamos, efectivamente, un abanico mucho más amplio de personas reales”.

Así pues, para transitar hacia una cultura de paz, los films comienzan a valorar positivamente las características consideradas ‘femeninas’ desde otro concepto: el de la equidad, donde las diferencias permanecen, pero con un trato de justicia elemental.

Cómo tener proyectos más auténticos (y más redituables)

“El cambio es inevitable; la innovación es opcional”, opinan Oliva Solís y Roxana Menéndez, quienes proponen una serie de mejores prácticas para generar colaboraciones de una manera más abierta, contribuyendo a que el liderazgo y la apertura sea exponencial.

Generemos equipos más diversos. Es común asumir muchas cosas sobre las personas: qué quieren y a qué aspiran, pues pensamos que sus condiciones son las mismas que las nuestras. En la medida de que tengamos perfiles más diversos, mejor podremos vincularnos con el público. Si a tu junta de los lunes acuden solo hombres, todos son abogados o ingenieros, y todos son blancos, quizá deberíamos abrir el espectro.

Siempre hagamos preguntas. Probemos preguntando a nuestros equipos “¿Qué podemos hacer para mejorar nuestro ambiente de trabajo? ¿Hay alguna manera de mejorar nuestra manera de hacer las cosas?”. Muchas veces creemos, basándonos en nuestra experiencia, lo que nuestro equipo piensa, pero sería un error dar las cosas por hecho. Al hacer preguntas eliminaremos sesgos en nuestra cultura organizacional.

Expandamos nuestras relaciones.

Al ir más allá de nuestras conexiones conocidas (la escuela, la oficina, el barrio, etc.), nuestra posibilidad de éxito aumentará. La próxima vez que alguien nos pregunte “¿Conoces a alguien para X rol?”, invirtamos buscando fuera de nuestro círculo cercano. Expandirnos no solo ayuda a “cambiar la mirada”, sino a enriquecer la vida personal y profesional.

Menos glamour, más equidad

Oliva Solís considera que las nuevas narrativas de lo que significa ser hombre y ser mujer están ciernes, y un ejemplo del necesario impulso para alcanzar la paridad entre géneros y abatir el sexismo (no solo en la alfombra roja, sino en espacios más cotidianos) tiene que ver con los liderazgos de las mujeres: más enfocados al consenso, al diálogo, al acompañamiento y a la horizontalidad.

“A los varones luego eso les parece que no va así, que el poder se tiene tomar para ejercerlo. El hecho de que las mujeres consulten o negocien, para ellos, tiene que ver con una supuesta ‘inseguridad’ respecto de la posición”. Y, no obstante, las películas que se desempeñan mejor en taquilla cuentan con una mayor diversidad ideológica desde la cabecera, ya que 39.47 por ciento de las personas liderando la producción son mujeres.

Por su parte, los films estelarizados por hombres tienen 17.64 por ciento de sus puestos de toma de decisión ocupados por ellas, lo que se traduce en un llamado para que Hollywood y el resto de las industrias apuesten por la diversidad si quieren mejorar resultados.

En ese sentido, la Licenciada en Administración de Empresas con Especialidad en Coaching Empresarial, Roxana Menéndez Gómez, considera que, fuera de una jerarquía, el poder se ejerce guiando a la gente y, cuando esto no sucede, “terminarán actuando bajo miedo, obligación o cualquiera de estas emociones negativas o autoritarias”.

“Entonces, de alguna manera, sí se recibe respuesta de las personas, pero no van a ser personas felices, personas completas, personas comprometidas; no van a ser leales, no van a ser autónomas y no van a ser autodidácticas”.

Lo anterior, dice, se trata de un problema de cultura y de valores que, como efecto multiplicador, rebota en los cuerpos, la dignidad y la vida de millones cuando se les imponen mandatos que no resultan favorables para nadie, tal y como reporta el Mapa del Emprendimiento - South
Summit 2017, que consigna las empresas lideradas por mujeres fracasan en 27 por ciento de los casos, mientras que las comandadas por hombres cierran en 59 por ciento de las ocasiones.

“En algún momento esas empresas van a morir por tantas cosas que están saliendo en el mercado. Tienen que hacer una reingeniería, pero sin perder la autenticidad. Igual ocurre con los liderazgos: sí, tienen que abrir su espectro, pero tiene que ser algo planeado, porque muchas empresas o proyectos que han intentado, de la nada, convertirse en ‘súper inclusivos’, acaban tronando. Ese progreso tiene que ser paulatino, tiene que ser planeado, tiene que implicar a todas las personas y tiene que trabajarse desde la raíz”.

A rodar con un nuevo mindset

Para Roxana Menéndez, el que voces más diversas encuentren eco en la silla de la dirección se traducirá en logros concretos, diferentes formas de ver el mundo, cambiarlo y en un replanteamiento de las narrativas de liderazgo que distorsionan cómo deben comportarse las mujeres y los hombres, dado que las vigentes aún reproducen clichés que navegan entre el simplismo rampante y la monstruosidad varonil.

“Es algo que te enseñan desde chiquita y es impresionante porque, cuando una está en la escuela, eres niña, llevas falda y te quieres sentar, el maestro te dice ‘¡Cierra las piernas!’.

Terminan rodaje de “Wonder Woman 1984” y Gal Gadot lo comparte

“Yo me pregunto ¿Por qué el chico que está al lado de mí sí puede estar recargado con las piernas abiertas y yo no puedo? Es algo que te meten desde la infancia: a que te tienes que comportar de cierta manera y que, para que seas una mujer que ‘se vea empoderada’, tienes que traer trajecito sastre, estar bonita, pintada y peinada. Puede haber ciertos ‘sacrificios’, pero no podemos vivir engañándonos sin ser auténticos”.

Porque la taquilla internacional demuestra que la gente ya no conecta con esquemas que dotan a la mujer de características como la paciencia, la dulzura, la comprensión y el rol de cuidadora, a la vez que al hombre le asigna el deber de proteger y mantener a la familia con agresividad, trabajo y valentía de sol a sol.

Ellos se muestran desgastados, hartos y, sobretodo, confundidos y solos, al igual que millones de mujeres que no quieren ser princesas bobas, dependientes o sometidas, y no se necesita ser Cleo, Elastigirl, la Reina de Escocia, Mary
Poppins, Tish Rivers (de Si la colonia hablara) o Lady Gaga para darse cuenta que, como apunta Roxana Menéndez, “cuando se proyecta lo que realmente se es, una persona se siente espectacular”.

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