/ jueves 19 de mayo de 2022

Celebran el cumpleaños 90 de Elena Poniatowska entre vítores en Bellas Artes

Políticos, escritores, amigos y familiares de la escritora acudieron al homenaje organizado por la Secretaría de Cultura y el gobierno de la CDMX

"¡Viva, Elena!", se escuchó al unísono en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. "¡Bravo, Elenita!", repite otra voz, mientras la escritora Elena Poniatowska Amor entra, vestida de blanco, al recinto de mármol para festejar su cumpleaños 90.

Festejó alegre como cumpleañera, activa como niña, amada como gran amiga y rodeada de su familia, colegas, políticos y lectores con quienes cantó las tradicionales Mañanitas y compartió su pastel.

“Estaba rico”, expresó una de las intelectuales más queridas del país al salir de la Sala Principal todavía con merengue en la mano y acompañada de sus nietos.

Te puede interesar: El amante polaco, la novela donde Elena Poniatowska reveló el presunto abuso de Arreola

“Les agradezco a todos los que están aquí, a los que ya se fueron, a Carlos Monsiváis, a José Emilio Pacheco, yo soy mayor que ellos y debieron irse después. Estoy muy emocionada. Están aquí mis nietos y ustedes que también son mis nietos, todos ustedes. Gracias, lo digo desde el fondo de mi corazón”, expresó Elenita, como se le suele llamar cariñosamente, desde el escenario del palacio de mármol. La escritora nacida el 19 de mayo de 1932 en París, que llegó a México a los 10 años de edad, donde ha vivido desde entonces.

A la autora de La noche de Tlatelolco, se le describió como una de las escritoras mexicanas vivas más importantes de la literatura actual; no sólo por el volumen de su obra publicada, sino por la voz contenida en ella. Es el relato de quienes no tienen voz: estudiantes, mujeres, víctimas, niños quienes encuentran en la narrativa de Poniatowska un eco.

“Lo más impresionante de Elena Poniatowska es la forma en que ha ido construyendo en contra de lo que le preparaba su destino. Rechazó la grandeza de su herencia aristocrática. Indudablemente es la escritora más famosa de México, pero lo que la convierte en una figura entrañable es la forma en que se ha desembarazado de la altivez del distanciamiento de clase para desbordarse a todas las personas.

“Su literatura destila un feminismo sensible y crítico que se aleja de la trampa del mujerismo. Elena no idealiza a la mujer sino demuestra que hay muchas formas de ser mujer. Ella está donde ocurre la tragedia para escuchar y dar voz a las personas afectadas”, manifestó Martha Lamas, también narradora y amiga cercana de Poniatowska.

“Fue de las primeras que habló de la violencia contra las mujeres y su desigualdad, ha hecho visible a las soldaderas, artistas, luchadoras, mostrando historias de mujeres que con su grandeza y convicción han ido construyendo el México de las mujeres. Es una mujer que desde hace mucho da voz a mujeres. Eres un símbolo para todos”, añadió Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Elenita, me parece quizá, por su capacidad de hacer preguntas como una niña a los 90 años, es una representante de la buena narrativa”, añadió Alejandra Frausto, Secretaria de Cultura.

El festejo se aderezó de la música de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, la Compañía Nacional de Teatro y participantes de los Semilleros Creativos. Entre el público estuvieron la fotógrafa Graciela Iturbide, la artista plástica Betsabé Romero, el arquitecto Mauricio Rocha, la escritora Bárbara Jacobs, además de políticos y servidores públicos.

En agradecimiento, la ganadora del Premio Cervantes 2013 dedicó tiempo para firmar libros del público que ya la esperaban en el vestíbulo del palacio en una larga fila.

Antes del homenaje, Poniatowska inauguró la exposición Elena y sus causas, en la que se muestran 22 obras realizadas por el Semillero creativo de Pintura en Lázaro Cárdenas, Quintana Roo, y aborda dos facetas de la escritora: Elena soñadora y Elena luchadora. En la primera, se refleja su fascinación por el cielo a partir de los textos La vendedora de nubes y El niño estrellero. En la segunda se plasman las diversas aproximaciones a las causas sociales en obras como Hasta no verte Jesús mío, La noche de Tlatelolco y El tren pasa primero.


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"¡Viva, Elena!", se escuchó al unísono en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes. "¡Bravo, Elenita!", repite otra voz, mientras la escritora Elena Poniatowska Amor entra, vestida de blanco, al recinto de mármol para festejar su cumpleaños 90.

Festejó alegre como cumpleañera, activa como niña, amada como gran amiga y rodeada de su familia, colegas, políticos y lectores con quienes cantó las tradicionales Mañanitas y compartió su pastel.

“Estaba rico”, expresó una de las intelectuales más queridas del país al salir de la Sala Principal todavía con merengue en la mano y acompañada de sus nietos.

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“Les agradezco a todos los que están aquí, a los que ya se fueron, a Carlos Monsiváis, a José Emilio Pacheco, yo soy mayor que ellos y debieron irse después. Estoy muy emocionada. Están aquí mis nietos y ustedes que también son mis nietos, todos ustedes. Gracias, lo digo desde el fondo de mi corazón”, expresó Elenita, como se le suele llamar cariñosamente, desde el escenario del palacio de mármol. La escritora nacida el 19 de mayo de 1932 en París, que llegó a México a los 10 años de edad, donde ha vivido desde entonces.

A la autora de La noche de Tlatelolco, se le describió como una de las escritoras mexicanas vivas más importantes de la literatura actual; no sólo por el volumen de su obra publicada, sino por la voz contenida en ella. Es el relato de quienes no tienen voz: estudiantes, mujeres, víctimas, niños quienes encuentran en la narrativa de Poniatowska un eco.

“Lo más impresionante de Elena Poniatowska es la forma en que ha ido construyendo en contra de lo que le preparaba su destino. Rechazó la grandeza de su herencia aristocrática. Indudablemente es la escritora más famosa de México, pero lo que la convierte en una figura entrañable es la forma en que se ha desembarazado de la altivez del distanciamiento de clase para desbordarse a todas las personas.

“Su literatura destila un feminismo sensible y crítico que se aleja de la trampa del mujerismo. Elena no idealiza a la mujer sino demuestra que hay muchas formas de ser mujer. Ella está donde ocurre la tragedia para escuchar y dar voz a las personas afectadas”, manifestó Martha Lamas, también narradora y amiga cercana de Poniatowska.

“Fue de las primeras que habló de la violencia contra las mujeres y su desigualdad, ha hecho visible a las soldaderas, artistas, luchadoras, mostrando historias de mujeres que con su grandeza y convicción han ido construyendo el México de las mujeres. Es una mujer que desde hace mucho da voz a mujeres. Eres un símbolo para todos”, añadió Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.

Elenita, me parece quizá, por su capacidad de hacer preguntas como una niña a los 90 años, es una representante de la buena narrativa”, añadió Alejandra Frausto, Secretaria de Cultura.

El festejo se aderezó de la música de la Orquesta Escuela Carlos Chávez, la Compañía Nacional de Teatro y participantes de los Semilleros Creativos. Entre el público estuvieron la fotógrafa Graciela Iturbide, la artista plástica Betsabé Romero, el arquitecto Mauricio Rocha, la escritora Bárbara Jacobs, además de políticos y servidores públicos.

En agradecimiento, la ganadora del Premio Cervantes 2013 dedicó tiempo para firmar libros del público que ya la esperaban en el vestíbulo del palacio en una larga fila.

Antes del homenaje, Poniatowska inauguró la exposición Elena y sus causas, en la que se muestran 22 obras realizadas por el Semillero creativo de Pintura en Lázaro Cárdenas, Quintana Roo, y aborda dos facetas de la escritora: Elena soñadora y Elena luchadora. En la primera, se refleja su fascinación por el cielo a partir de los textos La vendedora de nubes y El niño estrellero. En la segunda se plasman las diversas aproximaciones a las causas sociales en obras como Hasta no verte Jesús mío, La noche de Tlatelolco y El tren pasa primero.


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