Ubicado entre los límites de los poblados de San Sebastián Bernal, en Ezequiel Montes y San Antonio de la Cal, en Tolimán, municipios queretanos, se encuentra el tercer monolito más grande del mundo después del Peñón de Gibraltar en el mar Mediterráneo, y del Pan de Azúcar en Río de Janeiro Brasil, la Peña de Bernal funge como referente para la construcción de una frontera natural, cultural y social entre los habitantes de ambos poblados.
Sus orígenes, se menciona en la página del gobierno de Ezequiel Montes, “se remontan hasta los 65 u 80 millones de años en el periodo jurásico. Estudios muestran que la peña anteriormente fue un volcán que hizo erupción y solidificó su masa al contacto con la superficie, formando un monolito que luego ha ido transformándose por la acción de la lluvia y el viento”. Por los vestigios de culturas prehispánicas encontrados a las faldas de la Peña, indican que fue considerado un importante centro ceremonial para las poblaciones indígenas.
“Un elemento fundamental que correlaciona las aproximaciones humanas con la Peña, son los rituales en torno a la Santa Cruz que mora en la cima del monolito”, menciona Ricardo López en “Patrimonio Queretano” en el espacio que dedicó a “El encanto de la Peña. Geografía simbólica, paisaje y patrimonio en el semidesierto”.
Actualmente, su esencia religiosa se sigue conservando a través de rituales que agrupaciones de ambos poblados llevan a cabo a partir de un elaborado calendario cíclico en el que se interactúa para la petición de los temporales de lluvias en la zona, como también para solicitar propinaciones o agradecimientos a favores por parte de devotos católicos, por medio de diferentes procesiones y peregrinaciones que los mayordomos de la cruz y la feligresía ejecutan durante las fechas del citado calendario. Al majestuoso monolito se le atribuyen propiedades energéticas, esto ha dado paso a los Festivales del Equinoccio de Primavera que han propiciado la visita de miles de turistas cada año.
Por parte del gobierno del estado, en el 2007, el espacio que abarca 280 hectáreas donde se ubica la Peña de Bernal, fue declarada “Área Natural Protegida”, mientras que la Secretaria de Turismo, ese mismo año la reconoció con la presea “Maravilla Natural de México”.
Ante la UNESCO fue presentado el expediente técnico “Peña de Bernal, lugares de memoria y tradiciones vivas de los Pueblos Otomí-Chichimecas de Tolimán en el semidesierto queretano, con el fin de ser considerado Patrimonio de la Humanidad”, siendo el 30 septiembre de 2009 durante la reunión celebrada en Abu Dhabi Emiratos Árabes Unidos, que quedó inscrita en la lista representativa de la UNESCO.
