Total éxito resultó el segundo Festival Taurino dentro de la IV Convención de aficionados prácticos en Campo Bravo, con la participación de Iñigo Rodríguez, Carlos Allende, Santiago Pérez, Emilio Méndez.
Los matadores generaron mucha emoción mostrando sus ganas de triunfar, al mismo tiempo de disfrutar y transmitir el gusto a todos los aficionados, al cortar oreja y rabo luego de que el juez reconociera su buena faena con pañuelo blanco.
Previo a la actuación, los aficionados entrenaron constantemente con el matador Alfredo Gómez “El Brillante” en Coyoacán en la Ciudad de México. Pusieron en práctica el toreo de salón que es la forma de ir perfeccionando los movimientos y la forma de torear para el momento de salir hacerlo con naturalidad.
Iñigo Rodríguez dio muestra de su preparación al salir seguro de sí para realizar una gran faena que le valió dos pañuelos blancos por parte del juez, lo que se vio reflejado al cortar dos orejas.
Iñigo puso en práctica lo aprendido en la escuela taurina de la capital para mantener la cabeza concentrada y dar lo mejor en la tarde.
Carlos Allende se sirvió de esta corrida con miras a abrir una puerta grande, su mayor sueño.
Santiago Pérez se llevó la ovación del público que se mostró satisfecho con su actuación ante el ejemplar de la ganadería Arroyo Zarco con “Rebocito”.
El matador celebró el cortar rabo y oreja llevando en brazos a su hijo y agradecer a los presentes.
Muchos de los aficionados coincidieron en que esta pasión nació porque se la inculcaron sus padres.
El matador Alejandro Olivar organizador del evento, hizo un balance positivo de esta edición.
“Con mucho éxito en este lugar, Campo Bravo es ideal para este tipo de festejos por el tamaño de la plaza del lugar. Se ha puesto de muy buen ambiente. La idea es que estos señores que son aficionados puedan manifestarse, son gente que hace las cosas con mucha afición… Algo muy importante es que esta tierra es muy taurina rodeada de muchas ganaderías de toros bravos y que tenemos que luchar para que la fiesta de toros no muera”.
El pasillo al restaurante sirvió de escenario para la muestra fotográfica y artística de obras que fueron apreciadas por el público.
