/ miércoles 29 de junio de 2022

"Sopa de microbios" oceánica, examinada por investigadores y la Marina francesa

El objetivo es comprender "la adaptación de lo vivo frente a los cambios brutales" impuestos por las actividades humanas

Entre 10.000 y 100.000 millones de organismos vivos habitan cada litro de agua de mar. Pero este "microbioma oceánico", que ha hecho al planeta habitable, sigue siendo ampliamente desconocido y una misión científica -llevada a cabo con la Marina francesa- pretende catalogarlo.

"El microbioma del planeta Tierra es el tema del siglo", asegura Colomban de Vargas, director de investigación del CNRS, el centro francés de la investigación científica, en la estación biológica de Roscoff (oeste).

Este suizo, "obsesionado con la exploración", se dedicó a cartografiar el plancton oceánico, esta gran "sopa de microbios" compuesta de virus, bacterias, protistas, animales, etc. Estos "bosques invisibles", navegando a merced de las corrientes marinas, hicieron el planeta habitable, produciendo la mayor parte del oxígeno que respiramos, detalla.

"La biodiversidad es ante todo microbiana. Durante 3.000 millones de años, no había más que microbios", señala el investigador. Ahora bien, "no se sabe con qué microbios vivimos, ni cuántos hay en la Tierra".

Aprovechando las lecciones de la misión "Tara Océanos", que ya realizó 220 mediciones de microorganismos marinos, Colomban de Vargas y sus colegas investigadores quieren establecer una "medida cooperativa, frugal, planetaria y perenne" de esta vida invisible del océano.

A través del proyecto "Plankton Planet", se busca confiar, a largo plazo, instrumentos de medida y sensores económicamente accesibles a las decenas de miles de veleros, barcos de comercio o de transporte de mercancías que surcan el planeta.

El objetivo es comprender "la adaptación de lo vivo frente a los cambios brutales" impuestos por las actividades humanas.

"Pero no es evidente porque es necesario que la medida sea homogénenea", subraya Colomban de Vargas.

Foto: AFP

- Migración del plancton animal -

Por su parte, la misión Bougainville -en cooperación con la Marina francesa- tiene por objeto consolidar la fiabilidad de los "sensores" del plancton. Para ello, diez estudiantes de máster de la universidad Sorbonne de París embarcarán en naves de la marina nacional como "oficiales de biodiversidad".

Los estudiantes recorrerán los 11 millones de km2 de la Francia oceánica en los océanos Índico y Pacífico, a bordo de barcos de apoyo y asistencia en ultramar (BSAOM).

Después pruebas en la costa de Brest (oeste), los primeros estudiantes embarcarán en septiembre de 2023, y recogerán miles de datos biológicos (imágenes y ADN) hasta 2025.

Los datos recogidos, "cientos de miles de millones de imágenes de plancton y secuencias de ADN", se almacenarán en bases de datos abiertas a los investigadores de todo el mundo, explica Columban de Vargas.

Permitirán controlar la salud de los ecosistemas marinos y su evolución en función de las contaminaciones o del calentamiento climático.

Además, los investigadores desean estudiar la migración del plancton animal a varios centenares de metros de profundidad durante la noche, calificada de "mayor movimiento de biomasa" en el planeta, y que sería uno de los motores de la "bomba de carbono" que participan en la captura de CO2 en el océano.

El coste de la misión, que debe ser financiada por mecenas, se estima en unos 950.000 dólares para los tres primeros años.

Entre 10.000 y 100.000 millones de organismos vivos habitan cada litro de agua de mar. Pero este "microbioma oceánico", que ha hecho al planeta habitable, sigue siendo ampliamente desconocido y una misión científica -llevada a cabo con la Marina francesa- pretende catalogarlo.

"El microbioma del planeta Tierra es el tema del siglo", asegura Colomban de Vargas, director de investigación del CNRS, el centro francés de la investigación científica, en la estación biológica de Roscoff (oeste).

Este suizo, "obsesionado con la exploración", se dedicó a cartografiar el plancton oceánico, esta gran "sopa de microbios" compuesta de virus, bacterias, protistas, animales, etc. Estos "bosques invisibles", navegando a merced de las corrientes marinas, hicieron el planeta habitable, produciendo la mayor parte del oxígeno que respiramos, detalla.

"La biodiversidad es ante todo microbiana. Durante 3.000 millones de años, no había más que microbios", señala el investigador. Ahora bien, "no se sabe con qué microbios vivimos, ni cuántos hay en la Tierra".

Aprovechando las lecciones de la misión "Tara Océanos", que ya realizó 220 mediciones de microorganismos marinos, Colomban de Vargas y sus colegas investigadores quieren establecer una "medida cooperativa, frugal, planetaria y perenne" de esta vida invisible del océano.

A través del proyecto "Plankton Planet", se busca confiar, a largo plazo, instrumentos de medida y sensores económicamente accesibles a las decenas de miles de veleros, barcos de comercio o de transporte de mercancías que surcan el planeta.

El objetivo es comprender "la adaptación de lo vivo frente a los cambios brutales" impuestos por las actividades humanas.

"Pero no es evidente porque es necesario que la medida sea homogénenea", subraya Colomban de Vargas.

Foto: AFP

- Migración del plancton animal -

Por su parte, la misión Bougainville -en cooperación con la Marina francesa- tiene por objeto consolidar la fiabilidad de los "sensores" del plancton. Para ello, diez estudiantes de máster de la universidad Sorbonne de París embarcarán en naves de la marina nacional como "oficiales de biodiversidad".

Los estudiantes recorrerán los 11 millones de km2 de la Francia oceánica en los océanos Índico y Pacífico, a bordo de barcos de apoyo y asistencia en ultramar (BSAOM).

Después pruebas en la costa de Brest (oeste), los primeros estudiantes embarcarán en septiembre de 2023, y recogerán miles de datos biológicos (imágenes y ADN) hasta 2025.

Los datos recogidos, "cientos de miles de millones de imágenes de plancton y secuencias de ADN", se almacenarán en bases de datos abiertas a los investigadores de todo el mundo, explica Columban de Vargas.

Permitirán controlar la salud de los ecosistemas marinos y su evolución en función de las contaminaciones o del calentamiento climático.

Además, los investigadores desean estudiar la migración del plancton animal a varios centenares de metros de profundidad durante la noche, calificada de "mayor movimiento de biomasa" en el planeta, y que sería uno de los motores de la "bomba de carbono" que participan en la captura de CO2 en el océano.

El coste de la misión, que debe ser financiada por mecenas, se estima en unos 950.000 dólares para los tres primeros años.

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