Las jacarandas pintan de colores las calles queretanas y es común que a la llegada de la primavera aparezcan por donde han crecido estos árboles que a decir del portal mundobotanico.com, pueden alcanzar más de 100 años, sus flores obtiene su nombre del guaraní hakuã (perfume) renda (lugar) y se puede traducir como “lugar perfumado”.
Para los botánicos la jacaranda no es famosa por producir aromas que sean particularmente atrayentes, son polinizadas por abejas y la forma en al que estas flores se hacen notar es a través de estímulos visuales, no olfatorios.
Según información de Carlos Tomasini para su investigación en Alto Nivel, en México, la jacaranda es netamente ornamental y no se suele usar ni para madera ni para alimento; sin embargo, algunos estudios le atribuyen algunas propiedades benéficas a sus hojas, flores y corteza, se dice que, preparada en té, puede ayudar en el tratamiento de males gastrointestinales y aliviar algunos dolores, además de curar heridas de la piel.
Según el estudio se le atribuyen propiedades antioxidantes y auxiliar en el tratamiento de tumores de ciertos tipos de cáncer, como colon, seno y próstata. Es por eso que es común ver que la flor de la jacaranda se venda en algunos mercados como parte de algunas preparaciones florales para infusiones y quienes tienen negocios herbolarios la recomiendan también para disminuir el apetito sexual.
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