/ sábado 19 de septiembre de 2020

Sismo del 85, el ocaso de los centros nocturnos

Los sismos que colapsaron la ciudad hace 35 años detuvieron al espectáculo, Televisa Chapultepec, algunos cines y teatros se derrumbaron

Todavía unas noches antes habíamos estado con Yolanda Montes Tongolele en su camerino de El Capri, sin imaginarnos lo que vendría a continuación: la mañana del 19 de septiembre de 1985 no quedaba nada del famoso cabaret de Juárez y Balderas, excepto un montón de escombros del hotel Regis donde se ubicaba el club nocturno, incendiándose.

Muy cerca de ahí, aquella madrugada el show de Vitorino había concluido entre la euforia, el alcohol y el rock and roll en el salón Barbarella del hotel Crowne Plaza en Paseo de la Reforma, hoy el Fiesta Americana, pero el festejo seguía a las cuatro de la mañana en una de las suites, ajenos los invitados a lo que ocurriría más tarde. Unos, cansados y amodorrados por el licor, recién habían llegado a sus casas y estaban por dormir, cuando sucedió lo inesperado: a las 7:19 horas un sismo magnitud 8.1 grados en la escala de Richter sacudía violentamente a la Ciudad de México.

Cortesía | Fototeca Mario Vázquez Raña

Fue hace 35 años. Las imágenes de aquella devastación se quedaron para siempre en la memoria colectiva de los mexicanos. Televisa Chapultepec, derrumbada. Jacobo Zabludowsky transmitía en vivo desde el Eje Central y describía lo que veía a su alrededor, como “un campo de guerra”. Muertos, heridos, ulular de sirenas, edificios colapsados, polvo, fuego, olor a muerte.

ABAJO EL TELÓN

Desde entonces el espectáculo en la capital del país ya no fue el mismo. El rock and roll de Vitorino guardó silencio y El Capri desapareció para siempre, lo mismo que la vida nocturna y bullanguera de la otrora alegre Avenida Juárez al colapsar el hotel Del Prado con sus salones, el Candiles y el Nicté-Ha entre ellos, así como el Impala y el bar Montenegro abajo del Capri, El Camichín en el hotel Alameda y el Bamerette en el piso 15 del hotel Bamer, frente a la Alameda Central.

Y más hacia la Lotería Nacional, el cabaret Champagne a Gogó, inutilizado, mientras cuadras adelante el hotel De Carlo, frente al Monumento a la Revolución, se había derrumbado en sus tres pisos superiores y en una calle aledaña el hotel Colón era una maraña de fierros retorcidos ardiendo.

Cortesía | Fototeca Mario Vázquez Raña

A esa hora, las 7:19, Guillermo Ochoa transmitía su noticiero cuando, ante el susto de sus colaboradores Lourdes Guerrero y Juan Dosal, y los plafones del foro meciéndose peligrosamente, se cortó abruptamente la señal al caer la enorme antena sobre el estudio, derrumbando éste y una gran parte del edificio, perdiéndose muchas vidas.

CUÁNTOS MUERTOS

En realidad, hasta la fecha no hay un dato preciso de los muertos que ocasionaron los sismos del 85; porque fueron dos los movimientos telúricos, el segundo, la réplica, que tuvo lugar al día siguiente al caer la noche. Sin embargo, mientras el Gobierno del presidente Miguel de la Madrid que en aquel entonces por sistema solía maquillar las cifras, daba un dato oficial de tres mil 192 fallecidos, otros organismos contabilizaban 20 mil el número de pérdidas humanas.

Lo que sí queda claro, es que el fenómeno natural colapsó también al espectáculo, pues cines y teatros bajaron el telón durante varias semanas, al igual que bares, salones de fiestas y centros nocturnos que cerraron, deteniéndose, por supuesto, la filmación de películas y grabación de discos y telenovelas, aquel tiempo que la gran ciudad lloraba a sus muertos.

De hecho, hasta el momento no hay una explicación coherente, pero a partir de entonces, desaparecieron los centros nocturnos con todo y sus rutilantes vedettes envueltas en plumas, dando paso a los llamados table dance.

Cortesía | Fototeca Mario Vázquez Raña

También, ahí quedaron en la memoria las imágenes de un Plácido Domingo cubierto el rostro con mascarilla varios días y noches de pie y sin dormir ante las ruinas del edificio Nuevo León, en Tlatelolco, esperando encontrar con vida a sus familiares que habitaban en ese inmueble.

Y qué ironía, 32 años después, exactamente el mismo día, 19 de septiembre, pero de 2017, el terremoto volvió a repetirse en Ciudad de México, apenas dos horas después de haberse recordado con un simulacro los fatídicos sucesos de 1985. Qué cosas.

Todavía unas noches antes habíamos estado con Yolanda Montes Tongolele en su camerino de El Capri, sin imaginarnos lo que vendría a continuación: la mañana del 19 de septiembre de 1985 no quedaba nada del famoso cabaret de Juárez y Balderas, excepto un montón de escombros del hotel Regis donde se ubicaba el club nocturno, incendiándose.

Muy cerca de ahí, aquella madrugada el show de Vitorino había concluido entre la euforia, el alcohol y el rock and roll en el salón Barbarella del hotel Crowne Plaza en Paseo de la Reforma, hoy el Fiesta Americana, pero el festejo seguía a las cuatro de la mañana en una de las suites, ajenos los invitados a lo que ocurriría más tarde. Unos, cansados y amodorrados por el licor, recién habían llegado a sus casas y estaban por dormir, cuando sucedió lo inesperado: a las 7:19 horas un sismo magnitud 8.1 grados en la escala de Richter sacudía violentamente a la Ciudad de México.

Cortesía | Fototeca Mario Vázquez Raña

Fue hace 35 años. Las imágenes de aquella devastación se quedaron para siempre en la memoria colectiva de los mexicanos. Televisa Chapultepec, derrumbada. Jacobo Zabludowsky transmitía en vivo desde el Eje Central y describía lo que veía a su alrededor, como “un campo de guerra”. Muertos, heridos, ulular de sirenas, edificios colapsados, polvo, fuego, olor a muerte.

ABAJO EL TELÓN

Desde entonces el espectáculo en la capital del país ya no fue el mismo. El rock and roll de Vitorino guardó silencio y El Capri desapareció para siempre, lo mismo que la vida nocturna y bullanguera de la otrora alegre Avenida Juárez al colapsar el hotel Del Prado con sus salones, el Candiles y el Nicté-Ha entre ellos, así como el Impala y el bar Montenegro abajo del Capri, El Camichín en el hotel Alameda y el Bamerette en el piso 15 del hotel Bamer, frente a la Alameda Central.

Y más hacia la Lotería Nacional, el cabaret Champagne a Gogó, inutilizado, mientras cuadras adelante el hotel De Carlo, frente al Monumento a la Revolución, se había derrumbado en sus tres pisos superiores y en una calle aledaña el hotel Colón era una maraña de fierros retorcidos ardiendo.

Cortesía | Fototeca Mario Vázquez Raña

A esa hora, las 7:19, Guillermo Ochoa transmitía su noticiero cuando, ante el susto de sus colaboradores Lourdes Guerrero y Juan Dosal, y los plafones del foro meciéndose peligrosamente, se cortó abruptamente la señal al caer la enorme antena sobre el estudio, derrumbando éste y una gran parte del edificio, perdiéndose muchas vidas.

CUÁNTOS MUERTOS

En realidad, hasta la fecha no hay un dato preciso de los muertos que ocasionaron los sismos del 85; porque fueron dos los movimientos telúricos, el segundo, la réplica, que tuvo lugar al día siguiente al caer la noche. Sin embargo, mientras el Gobierno del presidente Miguel de la Madrid que en aquel entonces por sistema solía maquillar las cifras, daba un dato oficial de tres mil 192 fallecidos, otros organismos contabilizaban 20 mil el número de pérdidas humanas.

Lo que sí queda claro, es que el fenómeno natural colapsó también al espectáculo, pues cines y teatros bajaron el telón durante varias semanas, al igual que bares, salones de fiestas y centros nocturnos que cerraron, deteniéndose, por supuesto, la filmación de películas y grabación de discos y telenovelas, aquel tiempo que la gran ciudad lloraba a sus muertos.

De hecho, hasta el momento no hay una explicación coherente, pero a partir de entonces, desaparecieron los centros nocturnos con todo y sus rutilantes vedettes envueltas en plumas, dando paso a los llamados table dance.

Cortesía | Fototeca Mario Vázquez Raña

También, ahí quedaron en la memoria las imágenes de un Plácido Domingo cubierto el rostro con mascarilla varios días y noches de pie y sin dormir ante las ruinas del edificio Nuevo León, en Tlatelolco, esperando encontrar con vida a sus familiares que habitaban en ese inmueble.

Y qué ironía, 32 años después, exactamente el mismo día, 19 de septiembre, pero de 2017, el terremoto volvió a repetirse en Ciudad de México, apenas dos horas después de haberse recordado con un simulacro los fatídicos sucesos de 1985. Qué cosas.

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