/ domingo 18 de marzo de 2018

Armando Velazco “El Comandante” de la nota roja

Este 18 de marzo, El Sol de San Juan cumple 38 años de informar, tiempo en el que la nota roja se ha distinguió por llevar la firma de Armando Velazco Nieto, periodista que vio nacer a este medio informativo y ha sido participe de su desarrollo.

El 18 de marzo de 1980, a las 9 de la mañana, El Sol de San Juan abrió sus oficinas, pero la historia del reportero de policíaca se remonta por lo menos dos años atrás, cuando trabajó por iniciativa propia enviaba información al Diario de Querétaro, que forma parte de la Organización Editorial Mexicana (OEM), creada por Don Mario Vázquez Raña (q.e.p.d).

Relató que debido a que durante 11 años fue socorrista voluntario de la Cruz Roja, tenía contacto con los hechos de emergencia que se suscitaban en la región y cuando conoció al corresponsal del Diario de Querétaro y primer periodista de El Sol de San Juan, Israel Luna Cabrera, le preguntó si quería pertenecer a El Sol de San Juan, que se fundaría después de un año, sin embargo, a esa oferta le siguieron dos años de espera.

El director de Diario de Querétaro en ese entonces, dijo, era Luis R. Amieva Pérez (q.e.p.d.); el primer subdirector de El Sol de San Juan fue Agustín Martínez Vázquez (q.e.p.d.); calculó que en estos 38 años 13 personas dirigieron el periódico de los sanjuanenses, el cual inició actividades con Israel Luna, como reportero de política; Rosy Guerrero, en la sección de Sociales; Guadalupe González fotógrafo; Armando Velazco ayudante del fotógrafo, entre otros compañeros.

Al relatar cómo empezó en El Sol de San Juan, Velazco Nieto señaló que todo se hacía de forma artesanal, por lo que implicaba mucho trabajo, pues los fotógrafos debían revelar los rollos y hacían las fotos en blanco y negro, el contacto con los químicos también involucraba riesgo, bromea al señalar “Ahora qué diferencia, vienes y bajas la fotos y ya, pero antes estabas oliendo los humos y estabas encerrado con mucho calor, pero la tecnología ha avanzado y ha facilitado el trabajo”.

Después de ser ayudante de fotógrafo fue laboratorista, luego ascendió a fotógrafo, actividad que desarrolló durante año y medio, pero a finales de 1981 se ausentó el reportero de la sección policiaca, por lo que el subdirector, Agustín Martínez Vázquez (q.e.p.d.) le dio la instrucción que escribiera la nota roja, él contestó “No sé escribir policiaca”, ante tal respuesta Martínez Vázquez replicó “Entonces se me va”, por lo que tuvo que aprender a redactar y desde entonces Armando Velazco es el titular de esa sección.


“Escribía con un dedo, pero se me perdían las teclas, me enseñó mi señora, como era mecanógrafa de una empresa, me enseñó porque en ese tiempo yo también trabajaba para el periódico Ovaciones, nunca me pagaron y trabajé para una revista policiaca en México, ahí sí me pagaron, me daban 50 pesos la nota publicada”.

Oriundo de San Juan del Río, Armando Velazco fue el único de entre ocho hermanos que se interesó en el oficio periodístico; tuvo dos hijos y uno de ellos quiso seguir sus pasos, sin embargo, lo disuadió, pues explicó “Aquí no se prospera”.

Y aunque no es una actividad que recomienda, ya que “se gana poco” subrayó que le gusta hacer periodismo, pues ha tenido varios trabajos, pero en ninguno se sintió tan bien como en este empleo.

En el tiempo de sus inicios, explicó, los reporteros debían usar una máquina mecánica para escribir, si había errores los tachaban con la X y seguían el texto, las notas se entregaban al subdirector en hojas con original y copia, así como con fotos y negativos, material que se llevaba a Querétaro, donde se imprime el periódico.

“A veces mandábamos el material hasta las 11 ó 12 de la noche si había algo fuerte, pero se daban los datos al subdirector por teléfono y él escribía allá, le iba diciendo cómo estaba la nota y él la iba haciendo”.

El cambio de máquina de escribir mecánica a computadora facilitó el trabajo, lo complicado fue saber la forma como funcionaban los nuevos aparatos, y aunque los reporteros de El Sol de San Juan recibieron capacitación por varios días, el aprendizaje se dio con la presencia de un técnico que acudió en una ocasión a la oficina. Desde entonces, los reporteros y fotógrafos se adaptan a los cambios tecnológicos que se van dando, acotó.

Reconoció que la curiosidad fue lo que propició que llegara a la Cruz Roja en 1969, donde permaneció durante 11 años, pues desde muy joven tenía claro que se convertiría en policía investigador o reportero, por lo que se abrió camino para cumplir su objetivo.

En su trayectoria como socorrista de la Cruz Roja y periodista, dijo, hubo innumerables hechos que lo sacudieron hasta las lágrimas, pero recuerda casos específicos como un accidente en el que explotó un autobús en Huichapan, Hidalgo.

“Cuando llegamos había 31 muertos, todos murieron en la explosión, había un señor, que me impresionó mucho, le faltaban las dos piernas, le pregunté ‘¿Qué siente?’, me dijo ‘Nada’ y murió. Y como a los tres días apareció una niña como a media cuadra, en la azotea de una casa, como consecuencia de la explosión”.

Como reportero de El Sol de San Juan también le ha tocado ir a otros municipios a cubrir hechos, tal es el caso del accidente que sufrieron funcionarios de gobierno del estado, en el que fallecieron seis personas, en un sitio cercano a Jalpan, quienes viajaban en una avioneta. Recordó que hubo otros casos en los que cayeron aeronaves en Pedro Escobedo y Tequisquiapan.

En 38 años, son muchos los cambios de los que ha sido testigo como reportero de nota roja, uno de ellos, la forma en que incrementaron los hechos delictivos en San Juan del Río, pues pasaban meses entre un suceso y otro, mientras que ahora diario hay robos y son más comunes los homicidios.

Otro de los cambios que percibe es que en la actualidad hay menor apertura de las autoridades para informar a los medios de comunicación, por lo que debe ser cuidadoso en los datos que escribe, agregó que trata de ser objetivo y no editorializar, aunque reconoce que no siempre lo logra.

“Trato, no lo hago, trato de no editorializar al hacer la nota, porque si editorializó ya estoy agarrando partido en la nota, editorializar es meterle de mi cosecha, ser objetivo y hasta ahí”.

A pregunta expresa sobre ¿Qué están haciendo mal las nuevas generaciones de periodistas? No dudó en responder con una risa simpática “Todo”, pues explicó que los nuevos reporteros creen saber todo sobre periodismo porque cursaron una licenciatura, pero la realidad es que el periodismo se aprende en la práctica.

“Primero que aprendan, a mí me costó uno y la mitad del otro aprender, porque el subdirector nos humillaba bien gacho”, y es que en aquel tiempo era común que si la nota estaba mal escrita, la rompieran en la cara del reportero, quien la debía rehacer de nuevo y cuantas veces fuera necesario.

“Primero escribía con pura mayúscula, después con pura minúscula, y me decía el subdirector ‘La máquina tiene puntos, comas y demás’, escribí una nota como ocho veces en la máquina mecánica”.

Indicó que contrario a lo que ocurre en la actualidad, nunca ha tenido altercados con nadie mientras cubría alguna información, considera que es la falta de credibilidad lo que ocasionó la pérdida de respeto hacia el gremio periodístico, lo cual queda de manifiesto en las redes sociales, donde es fácil insultar a un medio informativo o reportero desde perfiles falsos.

Lo mejor que le ha dejado la labor periodística, comentó, es conocer a tantas personas y de todo tipo, también haber recibido alrededor de 20 reconocimientos y premios en sus 38 años de trayectoria, que prevé concluir en unos meses debido a que está en proceso de jubilación, idea que reconoce, no le agrada mucho.

“Quisiera seguir en el periódico, pero mi enfermedad no me lo permite, ya no puedo trabajar en la noche, nada más en el día, porque me conectan a las 10 de la noche y me desconectan a las siete y ocho de la mañana, entonces no puedo hacer nada en la noche. Me voy satisfecho, pero no contento, porque me faltaron muchas cosas qué hacer”.

Reconoce que su dedicación al trabajo lo llevó al extremo, pues hubo ocasiones en las que se encontraba enfermo y así laboraba. Es complicado para sus compañeros concebir El Sol de San Juan sin Armando Velazco, quien labora los siete días de la semana y en escasas ocasiones se ha ausentado.

Algunas cosas que lo han distinguido, es que por años, al caminar por las calles de San Juan del Río, era común verlo con su caminando erguido y portando lentes oscuros, por lo regular siempre inyecta chispa a las conversaciones en las que, incluso, hace uso del albur o doble sentido.

Finalmente, “El comandante”, Armando Velazco, como lo llaman algunos compañeros del gremio periodístico, mote que le impuso el ex fotógrafo, Antonio Lugo, desde hace 20 años, externó su agradecimiento a todos los lectores que por 38 años han seguido sus publicaciones.

“Estoy en trámite de mi jubilación, les agradezco a todas las personas que me leyeron, que estuvieron en las buenas y en las malas, muchas veces con sus oraciones cuando estuve internado en el hospital… Muchas gracias por haberme leído”.

Este 18 de marzo, El Sol de San Juan cumple 38 años de informar, tiempo en el que la nota roja se ha distinguió por llevar la firma de Armando Velazco Nieto, periodista que vio nacer a este medio informativo y ha sido participe de su desarrollo.

El 18 de marzo de 1980, a las 9 de la mañana, El Sol de San Juan abrió sus oficinas, pero la historia del reportero de policíaca se remonta por lo menos dos años atrás, cuando trabajó por iniciativa propia enviaba información al Diario de Querétaro, que forma parte de la Organización Editorial Mexicana (OEM), creada por Don Mario Vázquez Raña (q.e.p.d).

Relató que debido a que durante 11 años fue socorrista voluntario de la Cruz Roja, tenía contacto con los hechos de emergencia que se suscitaban en la región y cuando conoció al corresponsal del Diario de Querétaro y primer periodista de El Sol de San Juan, Israel Luna Cabrera, le preguntó si quería pertenecer a El Sol de San Juan, que se fundaría después de un año, sin embargo, a esa oferta le siguieron dos años de espera.

El director de Diario de Querétaro en ese entonces, dijo, era Luis R. Amieva Pérez (q.e.p.d.); el primer subdirector de El Sol de San Juan fue Agustín Martínez Vázquez (q.e.p.d.); calculó que en estos 38 años 13 personas dirigieron el periódico de los sanjuanenses, el cual inició actividades con Israel Luna, como reportero de política; Rosy Guerrero, en la sección de Sociales; Guadalupe González fotógrafo; Armando Velazco ayudante del fotógrafo, entre otros compañeros.

Al relatar cómo empezó en El Sol de San Juan, Velazco Nieto señaló que todo se hacía de forma artesanal, por lo que implicaba mucho trabajo, pues los fotógrafos debían revelar los rollos y hacían las fotos en blanco y negro, el contacto con los químicos también involucraba riesgo, bromea al señalar “Ahora qué diferencia, vienes y bajas la fotos y ya, pero antes estabas oliendo los humos y estabas encerrado con mucho calor, pero la tecnología ha avanzado y ha facilitado el trabajo”.

Después de ser ayudante de fotógrafo fue laboratorista, luego ascendió a fotógrafo, actividad que desarrolló durante año y medio, pero a finales de 1981 se ausentó el reportero de la sección policiaca, por lo que el subdirector, Agustín Martínez Vázquez (q.e.p.d.) le dio la instrucción que escribiera la nota roja, él contestó “No sé escribir policiaca”, ante tal respuesta Martínez Vázquez replicó “Entonces se me va”, por lo que tuvo que aprender a redactar y desde entonces Armando Velazco es el titular de esa sección.


“Escribía con un dedo, pero se me perdían las teclas, me enseñó mi señora, como era mecanógrafa de una empresa, me enseñó porque en ese tiempo yo también trabajaba para el periódico Ovaciones, nunca me pagaron y trabajé para una revista policiaca en México, ahí sí me pagaron, me daban 50 pesos la nota publicada”.

Oriundo de San Juan del Río, Armando Velazco fue el único de entre ocho hermanos que se interesó en el oficio periodístico; tuvo dos hijos y uno de ellos quiso seguir sus pasos, sin embargo, lo disuadió, pues explicó “Aquí no se prospera”.

Y aunque no es una actividad que recomienda, ya que “se gana poco” subrayó que le gusta hacer periodismo, pues ha tenido varios trabajos, pero en ninguno se sintió tan bien como en este empleo.

En el tiempo de sus inicios, explicó, los reporteros debían usar una máquina mecánica para escribir, si había errores los tachaban con la X y seguían el texto, las notas se entregaban al subdirector en hojas con original y copia, así como con fotos y negativos, material que se llevaba a Querétaro, donde se imprime el periódico.

“A veces mandábamos el material hasta las 11 ó 12 de la noche si había algo fuerte, pero se daban los datos al subdirector por teléfono y él escribía allá, le iba diciendo cómo estaba la nota y él la iba haciendo”.

El cambio de máquina de escribir mecánica a computadora facilitó el trabajo, lo complicado fue saber la forma como funcionaban los nuevos aparatos, y aunque los reporteros de El Sol de San Juan recibieron capacitación por varios días, el aprendizaje se dio con la presencia de un técnico que acudió en una ocasión a la oficina. Desde entonces, los reporteros y fotógrafos se adaptan a los cambios tecnológicos que se van dando, acotó.

Reconoció que la curiosidad fue lo que propició que llegara a la Cruz Roja en 1969, donde permaneció durante 11 años, pues desde muy joven tenía claro que se convertiría en policía investigador o reportero, por lo que se abrió camino para cumplir su objetivo.

En su trayectoria como socorrista de la Cruz Roja y periodista, dijo, hubo innumerables hechos que lo sacudieron hasta las lágrimas, pero recuerda casos específicos como un accidente en el que explotó un autobús en Huichapan, Hidalgo.

“Cuando llegamos había 31 muertos, todos murieron en la explosión, había un señor, que me impresionó mucho, le faltaban las dos piernas, le pregunté ‘¿Qué siente?’, me dijo ‘Nada’ y murió. Y como a los tres días apareció una niña como a media cuadra, en la azotea de una casa, como consecuencia de la explosión”.

Como reportero de El Sol de San Juan también le ha tocado ir a otros municipios a cubrir hechos, tal es el caso del accidente que sufrieron funcionarios de gobierno del estado, en el que fallecieron seis personas, en un sitio cercano a Jalpan, quienes viajaban en una avioneta. Recordó que hubo otros casos en los que cayeron aeronaves en Pedro Escobedo y Tequisquiapan.

En 38 años, son muchos los cambios de los que ha sido testigo como reportero de nota roja, uno de ellos, la forma en que incrementaron los hechos delictivos en San Juan del Río, pues pasaban meses entre un suceso y otro, mientras que ahora diario hay robos y son más comunes los homicidios.

Otro de los cambios que percibe es que en la actualidad hay menor apertura de las autoridades para informar a los medios de comunicación, por lo que debe ser cuidadoso en los datos que escribe, agregó que trata de ser objetivo y no editorializar, aunque reconoce que no siempre lo logra.

“Trato, no lo hago, trato de no editorializar al hacer la nota, porque si editorializó ya estoy agarrando partido en la nota, editorializar es meterle de mi cosecha, ser objetivo y hasta ahí”.

A pregunta expresa sobre ¿Qué están haciendo mal las nuevas generaciones de periodistas? No dudó en responder con una risa simpática “Todo”, pues explicó que los nuevos reporteros creen saber todo sobre periodismo porque cursaron una licenciatura, pero la realidad es que el periodismo se aprende en la práctica.

“Primero que aprendan, a mí me costó uno y la mitad del otro aprender, porque el subdirector nos humillaba bien gacho”, y es que en aquel tiempo era común que si la nota estaba mal escrita, la rompieran en la cara del reportero, quien la debía rehacer de nuevo y cuantas veces fuera necesario.

“Primero escribía con pura mayúscula, después con pura minúscula, y me decía el subdirector ‘La máquina tiene puntos, comas y demás’, escribí una nota como ocho veces en la máquina mecánica”.

Indicó que contrario a lo que ocurre en la actualidad, nunca ha tenido altercados con nadie mientras cubría alguna información, considera que es la falta de credibilidad lo que ocasionó la pérdida de respeto hacia el gremio periodístico, lo cual queda de manifiesto en las redes sociales, donde es fácil insultar a un medio informativo o reportero desde perfiles falsos.

Lo mejor que le ha dejado la labor periodística, comentó, es conocer a tantas personas y de todo tipo, también haber recibido alrededor de 20 reconocimientos y premios en sus 38 años de trayectoria, que prevé concluir en unos meses debido a que está en proceso de jubilación, idea que reconoce, no le agrada mucho.

“Quisiera seguir en el periódico, pero mi enfermedad no me lo permite, ya no puedo trabajar en la noche, nada más en el día, porque me conectan a las 10 de la noche y me desconectan a las siete y ocho de la mañana, entonces no puedo hacer nada en la noche. Me voy satisfecho, pero no contento, porque me faltaron muchas cosas qué hacer”.

Reconoce que su dedicación al trabajo lo llevó al extremo, pues hubo ocasiones en las que se encontraba enfermo y así laboraba. Es complicado para sus compañeros concebir El Sol de San Juan sin Armando Velazco, quien labora los siete días de la semana y en escasas ocasiones se ha ausentado.

Algunas cosas que lo han distinguido, es que por años, al caminar por las calles de San Juan del Río, era común verlo con su caminando erguido y portando lentes oscuros, por lo regular siempre inyecta chispa a las conversaciones en las que, incluso, hace uso del albur o doble sentido.

Finalmente, “El comandante”, Armando Velazco, como lo llaman algunos compañeros del gremio periodístico, mote que le impuso el ex fotógrafo, Antonio Lugo, desde hace 20 años, externó su agradecimiento a todos los lectores que por 38 años han seguido sus publicaciones.

“Estoy en trámite de mi jubilación, les agradezco a todas las personas que me leyeron, que estuvieron en las buenas y en las malas, muchas veces con sus oraciones cuando estuve internado en el hospital… Muchas gracias por haberme leído”.

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