/ martes 18 de septiembre de 2018

Crea hermosas figuras aun sin ver

Juan Quirino Andrés es un conocido alfarero que vive en el barrio de Yosphí, en la zona indígena de San Ildefonso Tultepec, en Amealco de Bonfil, quien perdió la vista desde hace 18 años, sin embargo, esto no fue un obstáculo para que con esta práctica siguiera manteniendo a su familia.

Explicó que a sus más de 50 años, no hay una labor que le guste más que darle forma al barro a través de sus esculturas, y su día inicia a las cuatro de la mañana cuando contando pasos de su habitación al taller, se sienta en una silla con la maquina con la que trabaja los puerquitos, tortugas, hongos, jarros y ollas que realiza.

Relató que desde los ochos años, aprendió a trabajar en este oficio que le enseñaron sus padres, y luego seguir ejerciéndolo aunque a él lo mandaban a vender a los municipios cercanos, ya que su trabajo no era conocido, posteriormente se casó y tuvo cuatro hijos a los cuales también les enseñó esta actividad.

El alfarero argumentó que la vista la perdió a causa de la diabetes que desarrolló, y aunque fue un trágico momento, el amor y entusiasmo de sus familiares lo hicieron salir adelante para seguir trabajando.

“Pensé que mi vida se acabaría ahí, pero no, mi familia me ayudó a que mi problema no fuera impedimento para salir adelante, y aprendí a contar por paso para ir a cualquier punto de mi casa”.

Detalló que semanalmente entrega 100 puerquitos de barro, y que los pedidos se le van acumulando, por ello han convertido su casa en una micro empresa familiar, en donde trabaja desde el pequeño hasta los más grandes, además es constante la demanda que tienen para la elaboración de tortugas y hongos para los arreglos del hogar.

Agregó que una de sus hijas se encuentra incursionando en la elaboración de puerquitos de barro pero del tamaño de una fresa, y que esta modalidad está teniendo mucho éxito en lo diferentes puntos de venta.

“Nos gusta y enorgullece ser una familia de alfareros porque de esto hemos vivido toda la vida, ahorita ya nos reconocen y tenemos trabajo prácticamente todo el año, ya casi no salimos a calle a vender”.

Por último, Juan Quirino Andrés dijo que para obtener sus artesanías, los visitantes pueden ir directamente a su domicilio, que se encuentran por el acceso principal a Yosphí y preguntar por su taller, ahí encontrarán sus figuras en diferentes tamaños.

Juan Quirino Andrés es un conocido alfarero que vive en el barrio de Yosphí, en la zona indígena de San Ildefonso Tultepec, en Amealco de Bonfil, quien perdió la vista desde hace 18 años, sin embargo, esto no fue un obstáculo para que con esta práctica siguiera manteniendo a su familia.

Explicó que a sus más de 50 años, no hay una labor que le guste más que darle forma al barro a través de sus esculturas, y su día inicia a las cuatro de la mañana cuando contando pasos de su habitación al taller, se sienta en una silla con la maquina con la que trabaja los puerquitos, tortugas, hongos, jarros y ollas que realiza.

Relató que desde los ochos años, aprendió a trabajar en este oficio que le enseñaron sus padres, y luego seguir ejerciéndolo aunque a él lo mandaban a vender a los municipios cercanos, ya que su trabajo no era conocido, posteriormente se casó y tuvo cuatro hijos a los cuales también les enseñó esta actividad.

El alfarero argumentó que la vista la perdió a causa de la diabetes que desarrolló, y aunque fue un trágico momento, el amor y entusiasmo de sus familiares lo hicieron salir adelante para seguir trabajando.

“Pensé que mi vida se acabaría ahí, pero no, mi familia me ayudó a que mi problema no fuera impedimento para salir adelante, y aprendí a contar por paso para ir a cualquier punto de mi casa”.

Detalló que semanalmente entrega 100 puerquitos de barro, y que los pedidos se le van acumulando, por ello han convertido su casa en una micro empresa familiar, en donde trabaja desde el pequeño hasta los más grandes, además es constante la demanda que tienen para la elaboración de tortugas y hongos para los arreglos del hogar.

Agregó que una de sus hijas se encuentra incursionando en la elaboración de puerquitos de barro pero del tamaño de una fresa, y que esta modalidad está teniendo mucho éxito en lo diferentes puntos de venta.

“Nos gusta y enorgullece ser una familia de alfareros porque de esto hemos vivido toda la vida, ahorita ya nos reconocen y tenemos trabajo prácticamente todo el año, ya casi no salimos a calle a vender”.

Por último, Juan Quirino Andrés dijo que para obtener sus artesanías, los visitantes pueden ir directamente a su domicilio, que se encuentran por el acceso principal a Yosphí y preguntar por su taller, ahí encontrarán sus figuras en diferentes tamaños.

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