/ sábado 31 de marzo de 2018

Fe y tradición en La Valla

San Juan del Río, Qro. (OEM – Informex).-Cada golpe que Jesucristo sufrió para salvar al mundo, hacen reflexionar sobre su actuar a miles de personas que acuden al tradicional viacrucis de la comunidad de La Valla, en donde es todo un ritual la organización por gente comprometida que se suma a esta tradición de más de 40 años. En esta ocasión, Jesús fue encarnado por el joven Francisco Almaraz Hernández, quien a sus 18 años ha representado este papel en dos ocasiones.

De propia voz, minutos antes de adentrarse en su personaje, el joven relató que desde hace más de dos meses, se preparó física y espiritualmente para su representación, sobre todo porque él se ofreció a hacer el papel principal y quien cargaría con una cruz que pesa más de 100 kilogramos, con la que ensayó en la plaza de la comunidad y en las inmediaciones del cerro.

“Es la cuarta vez que participo en el viacrucis pero el segundo que me propongo para ser Jesús, desde que estaba chico yo quería participar, y por eso me empecé a adentrar para los preparativos para la Semana Santa. Mi familia también va, mi tía es María, y también un primo participa”.

Almaraz Hernández comentó que su mamá trata de alimentarlo bien, se preocupa de dormir bien, pero además él regularmente hacía ejercicio para desarrollar su papel; en materia espiritual, dijo que se adentra en la oración, acude a misa y una agrupación de religiosas le platican más sobre la Pasión y Muerte de Jesucristo, esto como parte de los ensayos.

“Este papel significa mucho para mí, porque además que es el principal, uno entra en un grado de conciencia para reflexionar sobre nuestro comportamiento. Mi mamá me dice qué comer y qué no, están muy al pendiente de mí y se sienten orgullosos de que yo encarne a Jesús”.

Manifestó que la mañana de este Viernes Santo, se levantó desde las 08:00 horas, para ir a la iglesia, pasar un momento a solas y dar un repaso a sus diálogos; desayunó fruta y café, alimentos ligeros, aunque bromeó al señalar que por los nervios también perdió el apetito, pero solo este día.

Mientras Francisco se arregla para su papel, también se encomienda a Dios, al pie de unas imágenes religiosas del lugar que también sirve como cárcel, según el pasaje bíblico.

Cuando se llega la hora, minutos antes de las 12 del día, los más de 50 actores se reúnen en una casa en el centro de La Valla, ahí se ponen el vestuario, se caracterizan y detallan cada parte de su vestimenta, este recinto también sirve para escenificar la cárcel donde Jesús estaba aprehendido.

Para que todo salga bien, forman un círculo, y hacen una oración, entregando su desempeño a Dios, pero también para pedir que la tradición no se pierda, y que las nuevas generaciones participen los próximos años.

En esta ocasión, minutos antes de las 12:00 horas arribó un tractor con remolque que sirve para cargar dos bocinas y micrófonos; una persona que va contextualizando el peregrinar y las pertenencias del elenco, en este sitio, los judíos llegaron a caballo para llevar a Jesús ante Caifás, para que lo condenaran a la crucifixión.

La columna con más de dos mil personas avanzaron con la procesión, abarrotando las principales calles de la comunidad, mismos que para sofocar los casi 30 grados de calor, llevaban sombrillas, gorras, sombreros, agua fresca y bebidas alcohólicas.

El fervor con la que la gente caminaba de la mano de sus familias, también dejó escuchar diálogos de padres a los pequeñitos sobre por qué Jesucristo padeció en su camino al monte del Calvario; tal fue el caso de Martín López Armienta, habitante de Tequisquiapan, quien acudió con su familia y destacó que desde hace ocho años inculca a tres hijos esta tradición, además que utiliza esta representación a manera que recapaciten y sean buenos ciudadanos.

“Uno de mis hijos ahorita va al catecismo, y les platicaron sobre el viacrucis, ahorita se da una idea de cómo fueron las cosas, yo les digo que debemos ser buenos con nuestros hermanos, que debemos de portarnos bien y estar bien con Dios. Mi padre me traía a esta representación y yo sigo la tradición, ya casado hemos venido ocho años seguidos”.

Cuando la procesión avanzó, a lo largo de un kilómetro y a las faldas del cerro de la comunidad de La Valla, ahí se encontraba el escenario en donde Caifás estaría ordenando la crucifixión y muerte del que llamó “falso profeta”, y ante la gente se burló de los milagros que había hecho.

Una vez que se escenificó este pasaje, Jesús, con su cruz de 100 kilos, avanzó en procesión con las ya más de 10 mil personas; sin embargo, otra fracción de gente ya empezaba a subir el cerro para esperar el momento en el que fuera crucificado, no sin antes ponerse unos minutos bajo la sombra de los huizaches que hay en la zona árida y rocosa.

Tras las tres caídas que Jesús padeció, según la biblia, al fin llegó al cerro calvario para ser crucificado, en este momento se hizo un silencio profundo ante las más de 12 mil almas presentes; los judíos con golpes que le daban a Jesús y ante las múltiples flagelaciones, conmovieron a los presentes.

Cuando lo clavos perforaban las manos de Jesucristo y al ver las lágrimas reales de María, lo soldados seguían burlándose y elevaron la cruz, al mismo tiempo que la de los ladrones que lo acompañan en sus últimos minutos.

Al terminar esta fase, se tuvo un momento de oración y reflexión de las personas presentes, se llamó a conocer el verdadero motivo de la Semana Santa, y a que es época de acabar con odios, malas actitudes y violencia.

Luego del viacrucis, Francisco Almaraz Hernández, personaje principal, indicó que el camino fue pesado por las piedras que hay en el cerro, aunque son como los problemas a los que se enfrentan día con día las personas; aseguró que al llegar a la cúspide y cuando lo elevaron, su piel se erizó por haberlo logrado un año más; por lo que no descarta volverlo a hacer en otro momento.

“Es una sensación que no se puede explicar, solo se siente la fe, es querer hacer las cosas mejor y esforzarnos por servir al prójimo. El cansancio va a pasar, la experiencia es única, y ya veremos si para el otro año también soy Jesucristo en el viacrucis de mi comunidad”, comentó con el rostro cansado y cubierto de tierra.

A esta escenificación, al ser una de las más importantes en San Juan del Río, arribaron más de 12 mil feligreses, y en su desarrollo se contó con la participación del comité organizador integrado por 50 personas; de ellos, por lo menos el 70 por ciento son jóvenes de entre 17 y 25 años.

San Juan del Río, Qro. (OEM – Informex).-Cada golpe que Jesucristo sufrió para salvar al mundo, hacen reflexionar sobre su actuar a miles de personas que acuden al tradicional viacrucis de la comunidad de La Valla, en donde es todo un ritual la organización por gente comprometida que se suma a esta tradición de más de 40 años. En esta ocasión, Jesús fue encarnado por el joven Francisco Almaraz Hernández, quien a sus 18 años ha representado este papel en dos ocasiones.

De propia voz, minutos antes de adentrarse en su personaje, el joven relató que desde hace más de dos meses, se preparó física y espiritualmente para su representación, sobre todo porque él se ofreció a hacer el papel principal y quien cargaría con una cruz que pesa más de 100 kilogramos, con la que ensayó en la plaza de la comunidad y en las inmediaciones del cerro.

“Es la cuarta vez que participo en el viacrucis pero el segundo que me propongo para ser Jesús, desde que estaba chico yo quería participar, y por eso me empecé a adentrar para los preparativos para la Semana Santa. Mi familia también va, mi tía es María, y también un primo participa”.

Almaraz Hernández comentó que su mamá trata de alimentarlo bien, se preocupa de dormir bien, pero además él regularmente hacía ejercicio para desarrollar su papel; en materia espiritual, dijo que se adentra en la oración, acude a misa y una agrupación de religiosas le platican más sobre la Pasión y Muerte de Jesucristo, esto como parte de los ensayos.

“Este papel significa mucho para mí, porque además que es el principal, uno entra en un grado de conciencia para reflexionar sobre nuestro comportamiento. Mi mamá me dice qué comer y qué no, están muy al pendiente de mí y se sienten orgullosos de que yo encarne a Jesús”.

Manifestó que la mañana de este Viernes Santo, se levantó desde las 08:00 horas, para ir a la iglesia, pasar un momento a solas y dar un repaso a sus diálogos; desayunó fruta y café, alimentos ligeros, aunque bromeó al señalar que por los nervios también perdió el apetito, pero solo este día.

Mientras Francisco se arregla para su papel, también se encomienda a Dios, al pie de unas imágenes religiosas del lugar que también sirve como cárcel, según el pasaje bíblico.

Cuando se llega la hora, minutos antes de las 12 del día, los más de 50 actores se reúnen en una casa en el centro de La Valla, ahí se ponen el vestuario, se caracterizan y detallan cada parte de su vestimenta, este recinto también sirve para escenificar la cárcel donde Jesús estaba aprehendido.

Para que todo salga bien, forman un círculo, y hacen una oración, entregando su desempeño a Dios, pero también para pedir que la tradición no se pierda, y que las nuevas generaciones participen los próximos años.

En esta ocasión, minutos antes de las 12:00 horas arribó un tractor con remolque que sirve para cargar dos bocinas y micrófonos; una persona que va contextualizando el peregrinar y las pertenencias del elenco, en este sitio, los judíos llegaron a caballo para llevar a Jesús ante Caifás, para que lo condenaran a la crucifixión.

La columna con más de dos mil personas avanzaron con la procesión, abarrotando las principales calles de la comunidad, mismos que para sofocar los casi 30 grados de calor, llevaban sombrillas, gorras, sombreros, agua fresca y bebidas alcohólicas.

El fervor con la que la gente caminaba de la mano de sus familias, también dejó escuchar diálogos de padres a los pequeñitos sobre por qué Jesucristo padeció en su camino al monte del Calvario; tal fue el caso de Martín López Armienta, habitante de Tequisquiapan, quien acudió con su familia y destacó que desde hace ocho años inculca a tres hijos esta tradición, además que utiliza esta representación a manera que recapaciten y sean buenos ciudadanos.

“Uno de mis hijos ahorita va al catecismo, y les platicaron sobre el viacrucis, ahorita se da una idea de cómo fueron las cosas, yo les digo que debemos ser buenos con nuestros hermanos, que debemos de portarnos bien y estar bien con Dios. Mi padre me traía a esta representación y yo sigo la tradición, ya casado hemos venido ocho años seguidos”.

Cuando la procesión avanzó, a lo largo de un kilómetro y a las faldas del cerro de la comunidad de La Valla, ahí se encontraba el escenario en donde Caifás estaría ordenando la crucifixión y muerte del que llamó “falso profeta”, y ante la gente se burló de los milagros que había hecho.

Una vez que se escenificó este pasaje, Jesús, con su cruz de 100 kilos, avanzó en procesión con las ya más de 10 mil personas; sin embargo, otra fracción de gente ya empezaba a subir el cerro para esperar el momento en el que fuera crucificado, no sin antes ponerse unos minutos bajo la sombra de los huizaches que hay en la zona árida y rocosa.

Tras las tres caídas que Jesús padeció, según la biblia, al fin llegó al cerro calvario para ser crucificado, en este momento se hizo un silencio profundo ante las más de 12 mil almas presentes; los judíos con golpes que le daban a Jesús y ante las múltiples flagelaciones, conmovieron a los presentes.

Cuando lo clavos perforaban las manos de Jesucristo y al ver las lágrimas reales de María, lo soldados seguían burlándose y elevaron la cruz, al mismo tiempo que la de los ladrones que lo acompañan en sus últimos minutos.

Al terminar esta fase, se tuvo un momento de oración y reflexión de las personas presentes, se llamó a conocer el verdadero motivo de la Semana Santa, y a que es época de acabar con odios, malas actitudes y violencia.

Luego del viacrucis, Francisco Almaraz Hernández, personaje principal, indicó que el camino fue pesado por las piedras que hay en el cerro, aunque son como los problemas a los que se enfrentan día con día las personas; aseguró que al llegar a la cúspide y cuando lo elevaron, su piel se erizó por haberlo logrado un año más; por lo que no descarta volverlo a hacer en otro momento.

“Es una sensación que no se puede explicar, solo se siente la fe, es querer hacer las cosas mejor y esforzarnos por servir al prójimo. El cansancio va a pasar, la experiencia es única, y ya veremos si para el otro año también soy Jesucristo en el viacrucis de mi comunidad”, comentó con el rostro cansado y cubierto de tierra.

A esta escenificación, al ser una de las más importantes en San Juan del Río, arribaron más de 12 mil feligreses, y en su desarrollo se contó con la participación del comité organizador integrado por 50 personas; de ellos, por lo menos el 70 por ciento son jóvenes de entre 17 y 25 años.

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