/ jueves 20 de agosto de 2020

Impulsan una 3 de 3 por delitos sexuales

Alessandra Cavazos es una de las 79 mil 826 mujeres que ha sido víctimas. Acusa a un político panista de haber tratado de violarla cuando ella era menor de edad

Solos en el departamento en Houston, Texas, Raúl ingresa al cuarto en donde está Alessandra, intenta darle un beso y el rechazo de ella provoca que él se le abalance, la empiece a tocar y entre empellones la despoja de su ropa interior; 14 años de silencio han pasado y la joven decidió denunciar la tentativa de violación y el abuso sexual, convertir su caso en la diferencia para que quienes quieran ocupar un cargo político en México pasen filtros mínimos.

“Yo no quiero seguir protegiendo la identidad de un abusador, de un acosador sexual”, dice Alessandra Cavazos Galas, quien al igual que 79 mil 826 mujeres -de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública- ha sufrido por ser víctima de un presunto delito de violación en el país.

En los últimos cinco años, de acuerdo con la cifra anterior, 37 mujeres al día enfrentaron conductas como las que presuntamente cometió Raúl Jaime Pérez, hasta hace unos días diputado federal suplente del PAN y director de Investigación y Estadística Legislativa en el Congreso de Querétaro en la legislatura pasada.

“Debería haber más filtros para elegir a alguien a un cargo político. Yo no tengo nada en contra de un partido político, a mí no me interesa en lo absoluto la política, pero sí digo cómo una persona con este perfil tan conocido en Querétaro como un acosador de mujeres lo pongan en la política”, dice Alessandra de quien fue parte de la campaña presidencial del panista Ricardo Anaya en 2018, consejero estatal por el mismo partido y fue presidente de la Comisión Organizadora Electoral en 2015.

Por enfrentar este tipo de casos, el Colectivo de feministas Las Constituyentes CDMX impulsa la iniciativa 3 de 3 Contra la Violencia para que en la elección de 2021 todos los candidatos a cargos de elección popular o a cargos en la administración pública presenten como requisito obligatorio no ser deudores de pensión alimenticia, no tener denuncias por acoso sexual o comisión de delitos sexuales y delitos de violencia familiar, afirma Yndira Sandoval.

“No basta no ser corrupto, no tener conflicto de interés, no estar ligado con el narcotráfico o hacer su declaración de transparencia y patrimonial si eres acosador, si eres deudor, si eres agresor. Hay que diferenciarlo de la violencia política”, explica Sandoval.

Para la activista los partidos políticos deben ser entes obligados a garantizar qué tipo de personas proponen, “porque luego resulta que no sabían que eran misóginos, acosadores o deudores y se están enterando ante denuncias como esta porque no está en sus requisitos internos” para hacer la selección.

“Nunca más les demos el privilegio de nuestro silencio, ellos han sido fuertes y favorecidos por un pacto de impunidad”, asegura.

Después de la denuncia que Alessandra hizo en redes sociales otras 15 mujeres le acercaron breves relatos de situaciones en las que Raúl es protagonista: “Tengo testimonios desde hace 20 años que él intentó abusar de una niña y hasta uno de hace seis meses, o sea, este señor lleva acosando mujeres toda su vida”.

Las voces de solidaridad de esas mujeres definen el perfil de su acosador: “sí, este tipo siempre ha sido un mano larga, siempre ha sido así”, “una vez a mí me agarró la pompa”, “a mí siempre me jalaba”, “a mí siempre me tiraba la onda incluso cuando estaba casado”, “qué bonitas piernas”.

“Sus visitas a mi lugar de trabajo se fueron haciendo más seguido. Hasta que una ocasión me hizo un ofrecimiento de dinero a cambio de tener relaciones con él. Yo me percaté que había puesto el seguro de la puerta del lugar donde estábamos y le pedí que me abriera pues él estaba estorbando el paso, solo se rio y me dijo ‘no te ofendas es broma’. Posteriormente en otra ocasión quiso besarme (sic)”.

Con estos testimonios y una denuncia más radicada en Colorado por “sex misconduct”, Alessandra busca fortalecer la denuncia interpuesta el 29 de julio ante la Fiscalía General de la República, bajo el número FED/QRO/QRO/ 0001684/2020. Este diario buscó a Raúl Jaime Pérez, pero no obtuvo respuesta.

“Lo importante para mí es inspirar a mujeres a que alcen la voz y a que ya no ocurran más casos impunes en México de violadores, acosadores, abusadores y sobre todo abusadores de menores de edad. Que se deje de normalizar el abuso en nuestra sociedad y que precisamente en mi círculo social, que es el que más lo calla, se deje de normalizar”, afirma.

Un círculo socioeconómico más alto, de mayores ingresos económicos “que no habla y no dice nada” cuando algo así ocurre.

Se dice molesta cuando hay quien afirma que le mueven intereses políticos porque considera que eso debilita la voz de las víctimas. “No, no es político, no es político querer denunciar a mi agresor, una persona que me agredió durante 14 años. Una persona que me tocó, que me intentó violar, no tiene nada que ver lo político”.

Por años guardó lo ocurrido y además tuvo que convivir con Raúl en fiestas de amigos, ocultando a su familia lo que enfrentó en aquel viaje a Estados Unidos, al que la invitó su mejor amiga.

Años en los que subió 40 kilos de peso, “tuve que ir a terapia psicológica y sufrir trastornos y traumas. “Me dio ansiedad, insomnio. Todo el tiempo tenía miedo. Modificó mi manera de relacionarme porque era la primera vez que yo experimentaba algún encuentro sexual con algún hombre y fue en manos del abuso”.

Tras la conmoción política y social que provocó al salir su denuncia en Querétaro, Alessandra de profesión florista, afirma que terminó el silencio porque fueron muchos años en los que “sentía asco, culpa, vergüenza, pena (para no contarlo), yo no tenía como la conciencia de que era un abuso sexual. Me daba miedo que mi papá se fuera a volver loco y lo fuera a matar, que no me creyera la familia de mi amiga, que pensaran que yo era una puta”.

“A mí no me interesa ver en qué partido está o en qué quiere trabajar, o de dónde viene o cuál es su carrera laboral. No me interesa. Me molesta que las propias mujeres o los hombres demeriten o quieran callar a las mujeres diciendo no, no, esto es político”, advierte.

Solos en el departamento en Houston, Texas, Raúl ingresa al cuarto en donde está Alessandra, intenta darle un beso y el rechazo de ella provoca que él se le abalance, la empiece a tocar y entre empellones la despoja de su ropa interior; 14 años de silencio han pasado y la joven decidió denunciar la tentativa de violación y el abuso sexual, convertir su caso en la diferencia para que quienes quieran ocupar un cargo político en México pasen filtros mínimos.

“Yo no quiero seguir protegiendo la identidad de un abusador, de un acosador sexual”, dice Alessandra Cavazos Galas, quien al igual que 79 mil 826 mujeres -de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública- ha sufrido por ser víctima de un presunto delito de violación en el país.

En los últimos cinco años, de acuerdo con la cifra anterior, 37 mujeres al día enfrentaron conductas como las que presuntamente cometió Raúl Jaime Pérez, hasta hace unos días diputado federal suplente del PAN y director de Investigación y Estadística Legislativa en el Congreso de Querétaro en la legislatura pasada.

“Debería haber más filtros para elegir a alguien a un cargo político. Yo no tengo nada en contra de un partido político, a mí no me interesa en lo absoluto la política, pero sí digo cómo una persona con este perfil tan conocido en Querétaro como un acosador de mujeres lo pongan en la política”, dice Alessandra de quien fue parte de la campaña presidencial del panista Ricardo Anaya en 2018, consejero estatal por el mismo partido y fue presidente de la Comisión Organizadora Electoral en 2015.

Por enfrentar este tipo de casos, el Colectivo de feministas Las Constituyentes CDMX impulsa la iniciativa 3 de 3 Contra la Violencia para que en la elección de 2021 todos los candidatos a cargos de elección popular o a cargos en la administración pública presenten como requisito obligatorio no ser deudores de pensión alimenticia, no tener denuncias por acoso sexual o comisión de delitos sexuales y delitos de violencia familiar, afirma Yndira Sandoval.

“No basta no ser corrupto, no tener conflicto de interés, no estar ligado con el narcotráfico o hacer su declaración de transparencia y patrimonial si eres acosador, si eres deudor, si eres agresor. Hay que diferenciarlo de la violencia política”, explica Sandoval.

Para la activista los partidos políticos deben ser entes obligados a garantizar qué tipo de personas proponen, “porque luego resulta que no sabían que eran misóginos, acosadores o deudores y se están enterando ante denuncias como esta porque no está en sus requisitos internos” para hacer la selección.

“Nunca más les demos el privilegio de nuestro silencio, ellos han sido fuertes y favorecidos por un pacto de impunidad”, asegura.

Después de la denuncia que Alessandra hizo en redes sociales otras 15 mujeres le acercaron breves relatos de situaciones en las que Raúl es protagonista: “Tengo testimonios desde hace 20 años que él intentó abusar de una niña y hasta uno de hace seis meses, o sea, este señor lleva acosando mujeres toda su vida”.

Las voces de solidaridad de esas mujeres definen el perfil de su acosador: “sí, este tipo siempre ha sido un mano larga, siempre ha sido así”, “una vez a mí me agarró la pompa”, “a mí siempre me jalaba”, “a mí siempre me tiraba la onda incluso cuando estaba casado”, “qué bonitas piernas”.

“Sus visitas a mi lugar de trabajo se fueron haciendo más seguido. Hasta que una ocasión me hizo un ofrecimiento de dinero a cambio de tener relaciones con él. Yo me percaté que había puesto el seguro de la puerta del lugar donde estábamos y le pedí que me abriera pues él estaba estorbando el paso, solo se rio y me dijo ‘no te ofendas es broma’. Posteriormente en otra ocasión quiso besarme (sic)”.

Con estos testimonios y una denuncia más radicada en Colorado por “sex misconduct”, Alessandra busca fortalecer la denuncia interpuesta el 29 de julio ante la Fiscalía General de la República, bajo el número FED/QRO/QRO/ 0001684/2020. Este diario buscó a Raúl Jaime Pérez, pero no obtuvo respuesta.

“Lo importante para mí es inspirar a mujeres a que alcen la voz y a que ya no ocurran más casos impunes en México de violadores, acosadores, abusadores y sobre todo abusadores de menores de edad. Que se deje de normalizar el abuso en nuestra sociedad y que precisamente en mi círculo social, que es el que más lo calla, se deje de normalizar”, afirma.

Un círculo socioeconómico más alto, de mayores ingresos económicos “que no habla y no dice nada” cuando algo así ocurre.

Se dice molesta cuando hay quien afirma que le mueven intereses políticos porque considera que eso debilita la voz de las víctimas. “No, no es político, no es político querer denunciar a mi agresor, una persona que me agredió durante 14 años. Una persona que me tocó, que me intentó violar, no tiene nada que ver lo político”.

Por años guardó lo ocurrido y además tuvo que convivir con Raúl en fiestas de amigos, ocultando a su familia lo que enfrentó en aquel viaje a Estados Unidos, al que la invitó su mejor amiga.

Años en los que subió 40 kilos de peso, “tuve que ir a terapia psicológica y sufrir trastornos y traumas. “Me dio ansiedad, insomnio. Todo el tiempo tenía miedo. Modificó mi manera de relacionarme porque era la primera vez que yo experimentaba algún encuentro sexual con algún hombre y fue en manos del abuso”.

Tras la conmoción política y social que provocó al salir su denuncia en Querétaro, Alessandra de profesión florista, afirma que terminó el silencio porque fueron muchos años en los que “sentía asco, culpa, vergüenza, pena (para no contarlo), yo no tenía como la conciencia de que era un abuso sexual. Me daba miedo que mi papá se fuera a volver loco y lo fuera a matar, que no me creyera la familia de mi amiga, que pensaran que yo era una puta”.

“A mí no me interesa ver en qué partido está o en qué quiere trabajar, o de dónde viene o cuál es su carrera laboral. No me interesa. Me molesta que las propias mujeres o los hombres demeriten o quieran callar a las mujeres diciendo no, no, esto es político”, advierte.

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