Al describirlo como un lugar frío y silencioso, con pasillos en donde lo único que se respira es un ambiente de miedo, dolor, angustia y muerte, Julio Adrián Ramírez de la Cuesta, profesional de la salud que ha ejercido por 10 años la Licenciatura en Enfermería, habla de su trabajo en uno de los hospitales de San Juan del Río que fue reconvertido para la atención de pacientes con Covid-19, asegura que su experiencia en esta labor lo ha enfrentado a situaciones que jamás imaginó.
Más de un año ha transcurrido de la aparición de la pandemia Covid-19, el desgaste emocional y físico parece que cada vez es mayor entre el personal de la salud ya que el número de infectados por este virus no se detiene.
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Uno de los momentos más críticos y en el cual ninguno de los trabajadores que se encuentran en la primera línea de batalla quisiera participar, es al dar a conocer el fallecimiento de los pacientes, momentos de dolor en el cual no tienen palabras para externar lo sucedido a los familiares, quienes con esperanza aguardan a la expectativa la mejoría de sus enfermos.
Esta situación ha obligado a los trabajadores de la salud a buscar alternativas de aliento para los enfermos, una de ellas, las videollamadas y la lectura de cartas, la primera con aproximadamente 15 comunicaciones diarias entre los familiares y el paciente, en muchos de esos casos han sido los últimos espacios de comunicación con sus seres queridos.
La segunda opción, permite a los enfermos escuchar de voz de los profesionales de la salud las palabras amor de sus familiares y la esperanza de volverlos a ver y abrazar, son hasta 28 cartas al día las que les llegan a leer.
Para los enfermeros, narra Julio, diariamente encomiendan a Dios sus actividades y a su familia, a quien por los mismos motivos ha dejado de frecuentar para evitar posibles contagios, como en su caso a su amado y pequeño hijo, a quien minuto a minuto le dedica toda su labor y esfuerzo.
Uno de los momentos más esperanzadores no solo para él sino para todo el personal de la salud, es la aplicación de la vacuna contra Covid-19, misma que empezó a aplicarse en el lugar donde labora y aunque con incertidumbre de las reacciones que podría tener, decidió recurrir a dicha medida para fortalecer su sistema inmune y reducir los riesgos de contagio.
“Ha sido algo no muy fácil, el personal que laboramos con pacientes Covid, es algo devastador para nosotros, cargar un equipo por ocho horas, el saber que te deshidratas, ver que los pacientes, algunos son recuperables, otros terminan en fallecimiento, créeme que es algo desgastante tanto emocional como físicamente”.
El profesional de la salud pidió a la población, a nombre de sus compañeros y compañeras, a quienes destacó por su profesionalismo, ética y amor a la humanidad, mayor conciencia sobre la realidad que cada uno de quienes laboran en la primera línea de combate al Covid enfrentan.
Uno de los mejores reconocimientos que hoy pueden tener los trabajadores de la salud, resaltó, es el cuidado que la misma población pueda tener de su salud, y tener presentes siempre los llamados de prevención.
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