Debido a que el alcalde, Guillermo Vega Guerrero, incumplió con los compromisos de implementar un quirófano móvil para esterilizaciones en colonias y comunidades, así como la entrega de un predio donde se edificaría la nueva Jefatura de Control Animal, Flor García Fernández, se vio obligada a renunciar a la titularidad de esta área, pues consideró que no existen las condiciones necesarias y humanas para atacar el problema de sobrepoblación canina.
Expuso que el pasado 12 de febrero presentó su renuncia al puesto de coordinadora, el cual desempeñó desde agosto de 2016, esta decisión la tomó debido a la falta de cumplimiento de “Lo que prometió el mes de agosto de 2016, en una reunión en la que estuvieron presentes Suzette Góngora, Mónica Esteva e Isabel Herrera, además del secretario y director de Servicios Públicos Municipales, que incluía un quirófano móvil y un terreno que sería destinado para construir la nueva Jefatura de Control Animal”.
Dijo que cuando asumió el cargo recibió las instalaciones en condiciones deplorables, aunado a la falta de personal y material para el buen funcionamiento de todas las áreas y para hacer funcionar la Jefatura dispuso recursos económicos propios que ascendieron a casi 40 mil pesos, de los cuales 17 mil fueron facturados a nombre de Presidencia Municipal de San Juan del Río.
“Algunos productos que se compraron fueron utilizados en el momento y otros ahora forman parte del inventario de la Jefatura; dicha cantidad me fue pagada después de casi un año de insistir en el reembolso de la misma. Por casi 18 meses dispuse de dinero propio para que dicha dependencia pudiera brindar un servicio a la comunidad, compré material para 14 esterilizaciones, dinero que entró a Dirección de Ingresos”.
Dijo que “Cuando la camioneta se descompuso, y por la premura de sacar el trabajo adelante, pagué la compostura de la misma, mandé imprimir varias lonas informativas que se usaron en las instalaciones y en la camioneta, compré un pintarrón, dos sillas, un ventilador, un calefactor, dos repisas, madera para hacer casitas para los perros, blocks en caso de inundación, croquetas para los perros, bebederos y platos de comida para los perros de acero inoxidable, cobijas, suéteres, jabones, desparasitantes, vacunas, arena y areneros para los gatos, material de papelería, además del rótulo del portón y un mural en la pared del frente de la Jefatura, y mandé bordar playeras y gorras para el personal”.
Solicitó a la Coordinación de Comunicación Social la colocación de una lona informativa en alguno de los anuncios espectaculares que presidencia usa para su publicidad y lonas informativas para el jardín de los abuelos, que nunca se aprobaron. Intentó organizar un evento relacionado con el bienestar animal, el cual tampoco se llevó a cabo.
Dijo que las dos veces que se inundaron las instalaciones, ninguna autoridad se presentó para cerciorarse de los daños ocurridos, y el peor daño sufrido fue que en la primera inundación se ahogó un perro.
Agregó que cada perro que se mató por entrega voluntaria fue tratado y despedido con respeto y que gracias a ese esfuerzo 40 animales gozan de un hogar responsable, ya que fueron adoptados durante su gestión.
Dejó 17 jaulas en “buen estado”, casitas y blocks para que los perros puedan subir en caso de inundación, beberos, platos de acero inoxidable, cadenas y una gatera digna para recibir a algunos gatos.
Hizo un llamado a la ciudadanía, ya que el único alimento que hay es el de un donativo, no hay anestésico (zoletil) para la matanza de los perros que se capturen, no hay Médico Veterinario Zootecnista que lleve a cabo dicho procedimiento, así que pidió a los ciudadanos que velen por el bienestar de todos los animales que lleguen a ese lugar.
“Es momento de que le exigían a sus autoridades un lugar digno y luchar porque deje de ser un centro de matanza para convertirse en uno de concientización y esterilización. Quise generar un cambio en ese lugar pero no tuve el apoyo de las autoridades y hubo muy poco apoyo de la ciudadanía”.
