En medio del dolor y la consternación por la tragedia del martes pasado, cuando una explosión de cohetes cobró la vida de seis habitantes de la comunidad de Fuentezuelas, en el municipio de Tequisquiapan, ayer se le dio el último adiós a las seis personas que murieron en los lamentables hechos con emotiva misa oficiada por el obispo de la Diócesis de Querétaro, Faustino Armendáriz Jiménez.
Al mediodía los cuerpos de las seis personas que perdieron la vida fueron llevados a la parroquia de San José, ante la presencia de cientos de personas que acudieron para acompañar a los deudos y solidarizarse. La comunidad entera asistió y preparó café y ofrecer pan a quienes acompañaron a los dolientes
Cerca de tres mil personas entre familiares, amigos, autoridades municipales, abarrotaron el lugar. En el aire se respiraba un ambiente sumamente triste ante la tragedia. Entonces el obispo inició la ceremonia: “Ningunas palabras humanas serán suficientes para consolarlos”.
Luego de dos horas que duró la misa, los féretros fueron llevados por sus familiares y amigos, entre aplausos de los presentes. Los niños de la escuela primaria intentaban cargar el féretro de una de sus compañeritas, envueltos en llanto fueron ayudados a realizar esta acción.
La caravana rumbo al panteón paralizó por completo la circulación de la carretera 200 y de la carretera 120, ante el impresionante dispositivo de seguridad que dispuso para que todo se llevara con orden.
Al llegar al panteón municipal de la demarcación, los cuerpos de las seis víctimas fueron sepultados.
En esta tragedia dos de las víctimas mortales fueron un padre de familia de 32 años y su hija de 11; y el resto de los fallecidos eran parientes y fervientes participantes de la romería guadalupana, se trata de tres mujeres, de 61, 50, 28, y un pequeño de 12 años de edad.