/ lunes 10 de agosto de 2020

Escaño 48

Sentir lo que sentimos


Hace una semana, un hecho marcado por la inseguridad y la violencia dejó huella en la sociedad mexicana. “¡Para que sientas lo que sentimos!”, fue la exclamación para tratar de entender uno de los incidentes más sonados de este año: el ladrón de la combi de Texcoco, en el Estado de México.

Una cámara instalada en el transporte público captó el momento en que dos jóvenes le hicieron la parada al conductor. Cuando se abrió la puerta, los hombres subieron gritando un sinfín de majaderías, para que quedara claro que iban a asaltarlos. Sin embargo, la estrategia les falló y los pasajeros aprovecharon el error para detener a uno de los delincuentes y golpearlo hasta cansarse.

Todos vimos esta terrible escena, tanto que la volvimos viral. Al verla, hubo un denominador común: la festiva aprobación, casi generalizada, para los seis viajeros que propinaron la golpiza.

Lo que pasó en esa combi es un claro reflejo de la situación generalizada en nuestro país. Es preocupante que asaltos así ocurran todos los días sin que, efectivamente, exista autoridad alguna que los logre contener y mucho menos prevenir. Es alarmante que los ciudadanos vean en el linchamiento una opción legítima de justicia. Debe llamar la atención que un caso así, que combinó en unos minutos de furia algunos de los problemas más graves de México, termine por frivolizarse y pase a la historia sólo en forma de “meme”.

De acuerdo con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante 2019 se cometieron 151 mil 692 robos o asaltos en la calle y en el transporte público en todo el país; en 2020 las cosas no parecen componerse. Por ello, la golpiza que todos vimos es la más dolorosa representación de una frustración colectiva. Ojalá logremos cambiar esta realidad con más justicia para todos.

Los mexicanos no merecemos más historias de combis, porque ya no queremos seguir sintiendo lo que hoy sentimos.


*Senador y coordinador del PAN

Sentir lo que sentimos


Hace una semana, un hecho marcado por la inseguridad y la violencia dejó huella en la sociedad mexicana. “¡Para que sientas lo que sentimos!”, fue la exclamación para tratar de entender uno de los incidentes más sonados de este año: el ladrón de la combi de Texcoco, en el Estado de México.

Una cámara instalada en el transporte público captó el momento en que dos jóvenes le hicieron la parada al conductor. Cuando se abrió la puerta, los hombres subieron gritando un sinfín de majaderías, para que quedara claro que iban a asaltarlos. Sin embargo, la estrategia les falló y los pasajeros aprovecharon el error para detener a uno de los delincuentes y golpearlo hasta cansarse.

Todos vimos esta terrible escena, tanto que la volvimos viral. Al verla, hubo un denominador común: la festiva aprobación, casi generalizada, para los seis viajeros que propinaron la golpiza.

Lo que pasó en esa combi es un claro reflejo de la situación generalizada en nuestro país. Es preocupante que asaltos así ocurran todos los días sin que, efectivamente, exista autoridad alguna que los logre contener y mucho menos prevenir. Es alarmante que los ciudadanos vean en el linchamiento una opción legítima de justicia. Debe llamar la atención que un caso así, que combinó en unos minutos de furia algunos de los problemas más graves de México, termine por frivolizarse y pase a la historia sólo en forma de “meme”.

De acuerdo con datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, durante 2019 se cometieron 151 mil 692 robos o asaltos en la calle y en el transporte público en todo el país; en 2020 las cosas no parecen componerse. Por ello, la golpiza que todos vimos es la más dolorosa representación de una frustración colectiva. Ojalá logremos cambiar esta realidad con más justicia para todos.

Los mexicanos no merecemos más historias de combis, porque ya no queremos seguir sintiendo lo que hoy sentimos.


*Senador y coordinador del PAN

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