A la edad de 40 años Juanita Álvarez Hernández recibió devastadora noticia al haber sido diagnosticada con cáncer de mama, enfermedad que logró superar al haberla detectada a tiempo; nos comparte su testimonio hoy, Día Internacional del Cáncer de mama, fecha que busca sensibilizarnos y concientizarnos sobre la importancia del cuidado, examen y detección oportuna.
“Había escuchado sobre el cáncer de mama y decía, a mí no me va a pasar; un día en la mañana al bracear me sentí una bolita muy pronunciada –en el seno- que me rosaba, le comenté a mi esposo y me dijo, son tus nervios”, no se quedó tranquila y acudió al Seguro Social donde le realizaron estudios y el doctor que la atendió le dijo que solo era una bolita de grasa”, con ese diagnóstico buscaba que la operaran para quitarle la “bolita” que iba creciendo, buscó otro doctor en hospital privado, cuando el doctor la toca, le da la fatal notica: es cáncer, “sentí un balde de agua fría, fue muy impactante…”
Ante ese diagnóstico nos dice, se sintió devastada completamente, “la luz que veía brillar, ya no brillaba, mi casa se fue para abajo, no le hacía caso a mis hijos, se fue toda mi vida para abajo”. Al haber oído hablar de Grupo Reto decidió acudir ahí, donde le brindaron ayuda para hacerse una mastografía, el Dr. Herbert le informó que hasta operar no podía decirle si era cáncer o no, pero había que quitarla, “en una mujer no debe haber bolitas”, le dijo. De un jueves al siguiente lunes se realizó la operación, y el resultado fue un cáncer tipo carcinoma ductal infiltrante, “no es agresivo pero tampoco inofensivo, en cualquier momento puede dar una sorpresa”, se le informó.
Se le recomendó prepararse para lo que venía, quimioterapias, radiaciones, etc.; por el costo de las quimioterapias que en ese tiempo nos comenta costaban 8 mil pesos y necesitaba realizarse 8, “eran carísimas, hicimos cuentas y dije, no vamos a poder pagar tanto, pensé, este es el final”, expuso su caso ante el voluntariado de Grupo Reto y recibió invaluable apoyo con algunas quimioterapias, terapias grupales, atención con calidad humana; menciona a Gloria Barrón en ese entonces presidenta del grupo quien le dio muchos ánimos, “de ahí empecé a tener fe y saber que todo iba a estar bien”
Cumplió con las quimioterapias, que nos dice, resultaron devastadoras, se le cayó el cabello, “no comía, bajé mucho de peso, me sentía muy mal”, y su ánimo volvió a mermar aunque los nuevos estudios salían alentadores, todo salió bien. Deprimida, sentía que el Dr., le ocultaba algo y pidió le dijera cuánto tiempo le quedaba de vida, a lo que el Dr. Herbert le contesto, “vamos a seguir luchando contra la enfermedad pero contra ti no, si tú no le hechas ganas y ánimo, no vamos a poder hacer nada” palabras que a Juanita le ayudaron mucho, le hicieron reflexionar y cambiar de actitud.
Su familia, su esposo, hijos, sus padres, principalmente, jugaron un papel muy importante en este proceso, desde el inicio le mostraron su total apoyo y aunque sufrían en silencio, siempre la animaron para salir adelante. “Vi a algunas compañeras que se han ido, el marido se espantó y las dejó, y ellas se hundieron en la depresión”, desgraciadamente, comenta, el cáncer se alimenta de eso, de la tristeza, de la depresión, “mi esposo jugó un papel muy importante, se portó muy valiente igual que mis hijos”, quienes le brindaron total apoyo para lograr enfrentar y superar esta enfermedad, pese a los malos diagnósticos, a los malos comentarios y opiniones de conocidos, que nunca faltan, bendito Dios, cita, le puso gente buena que le dio buenos consejos y mucho ánimo.
También Grupo Reto, nos plática, jugó un papel muy importante al haberle ofrecido, además de apoyo médico, el apoyo emocional, psicológico y espiritual que fueron determinantes para haber logrado vencer el cáncer; Chely de la Mata fue quien ahí le empezó a hablar de Dios, “ese día me sentí tan fortalecida, que le dije, Señor, estoy en tus manos, Tú sabes lo que vas a hacer conmigo, si quieres que me vaya mañana, hoy lo voy a vivir con mi familia; llegué a mi casa y la reconstruí, hice limpieza, hice de comer y mi familia se vio muy sorprendida, les dije, esto me toco y ni modo, lo acepto”, en Grupo Reto se sentía segura, la llenaban de aliento, cariño y abrazos.
Como creyente, pasaba tiempo en la iglesia, “ahí me refugié, me iba a sentar a la iglesia y salía muy fortalecida y llena de paz, decía: Señor si Tú sufriste tanto, yo quien soy para no; por qué no quiero tomar esta prueba con la frente en alto si Tú estás conmigo”; la plática con un sacerdote fue también importante en este proceso, “eran inyecciones de fuerza”, la encomendó a Dios, y se vio fortalecida, cambió su actitud y aceptó el diagnóstico; Juanita hace referencia a la importancia de la parte espiritual y de asirse de ella.
Aunque en su familia no había este tipo de enfermedades, fue en las terapias donde supo que podía ser por la parte emocional, “escudriñando en mi vida, sí, me di cuenta que tenía rencor, resentimiento que guardé por mucho tiempo, que no resolví, ya no me acordaba, sí me dolió, odié, no lo sané. Después de esta enfermedad se lo agradecí a Dios porque me hizo ver la vida diferente, me hizo pedir perdón a quien nunca imaginé, quiero ir perdonando, limpiando mis sentimientos, pedí perdón y me pidieron perdón”.
Eso, nos dice, es lo comparte con sus compañeras en Grupo Reto, “si tienes algún resentimiento guardado en tu corazón, mucho coraje por lo que alguien te hizo, perdona, no por ellos, sino por ti, sácalo y perdona, lo peor que te hayan hecho, no vale la pena seguirlo cargando”, y nos recuerda que el cáncer se alimenta de la depresión y la tristeza, “no hay que darle fuerza, hay que luchar y siempre estar de la mano de Dios”.
Finalmente exhorta a las mujeres a auto explorarse y cuidarse, que no tengan miedo, que se chequen porque esto avanza sino se detecta a tiempo; a quienes lo padecen, les dice: no se rindan; ante el peor diagnóstico que te pueda dar un médico, recuerda que Dios es el que tiene la última palabra, lo tengo muy seguro.
Desde hace 7 años forma parte de Grupo Reto como coordinadora de pacientes. Su mayor satisfacción: el acompañamiento a las compañeras.