/ martes 28 de noviembre de 2017

Ya no puedo; Jeméz deja la dirección técnica del Cruz Azul

Tras la derrota ante el América y ante las presiones externas, el DT de los cementeros se vió obligado en abandonar su puesto

La decisión se tomó. Paco Jémez dejó de ser técnico del Cruz Azul para beneplácito de muchos, para tristeza de otros. El español llegó a México con una maleta muy pesada. Cargar la reputación de La Máquina no fue fácil. Llegó a un equipo grande; sin embargo, muchas veces dejó mucho que desear en su estilo de juego. La tarea fue complicada. Eliminar la sequía de títulos de los celestes fue una misión casi imposible.

De sus dos torneos al frente de los cementeros, en uno no clasificó a la Liguilla y en el otro sí. La alegría de los aficionados y las ilusiones renacían, pero uno de sus eternos rivales, aquél con el que disputan el famoso Clásico Joven, el América, los dejó en la orilla, los marginó de lo que pudo ser la gloria del tan ansiado título.

Francisco Manuel Jémez Martín hizo su aparición en México previo al inicio del Clausura 2017. La encomienda era clara, superar lo hecho por Tomás Boy y Sergio Bueno en los torneos anteriores y clasificar a la Liguilla. Una vez instalados en la fiesta debía buscar el campeonato de la Liga. A su vez, reinar en la Copa MX también era importante, si bien no era lo prioritario, debía tener una actuación decorosa.

Su primer partido fue ante Necaxa en el estadio Azul. Ganó 1-0. En esa ocasión se dijo feliz con la afición. “Hoy sí que la afición ha demostrado que es afición de un equipo grande porque sin darle nada, en el primer partido de Liga, que venga y llene el campo para nosotros es la mejor de las noticias que podemos tener de responderle con fuerza, fuego, sacrificio, hoy la gente se ha ido contenta. Agradecerle a la afición porque la verdad que no nos lo esperábamos”. Qué paradoja, con el tiempo la cosa cambiaría. Enseguida de la victoria ante los Rayos vino una dolorosa derrota ante Pumas, el marcador 1-0. Pese a la derrota, dijo sentirse “orgulloso de ser técnico del Cruz Azul”.

Las jornadas avanzaron y en el penúltimo encuentro del torneo ante Pachuca, un gol de Óscar Pérez en tiempo añadido les quitó la victoria. Paradójicamente otro arquero les anotaba. Paco señaló que todo lo raro le pasa a Cruz Azul. Tras ese encuentro, su relación con la prensa empezó a desgastarse. El español declaró: “Soy una persona felizmente desinformada. Si alguien es feliz faltando al respeto, pues qué bien. Debe ser triste ganarse la vida así”.

Jémez cosechó sólo cinco victorias, seis empates y seis derrotas. Terminaron el torneo en la posición 11 con 21 unidades y sumaron su sexto semestre sin llegar a Liguilla.

En vacaciones de verano todo se renovó. El ánimo, el equipo, las ilusiones. La forma en la que Jémez le habló a la afición parecía magnética, pues creyeron en él.

Comenzaron el Apertura 2017 con otra victoria. Ahora de visita ante Xolos. Édgar Méndez se vistió de héroe y con un doblete sentenció el marcador. Jémez, mesurado, dijo que fue un buen comienzo, pero al final sólo eso. En la siguiente jornada, otro encuentro clave, ahora contra Guadalajara. Empataron a un gol. No pudieron ganarle al entonces campeón.

Hubo una serie de empates donde el equipo no concretaba las oportunidades al frente o les sacaban el resultado en los minutos finales. Fueron esos resultados lo que le pesa a la afición, al seguidor azul. Pero a ellos, a los seguidores celestes, no les importó nada, pues su amor por la institución hizo que acompañaran a Paco durante su proceso. Siempre creyeron en él. Una parte del público le recriminó en más de una ocasión. La respuesta del español fue una seña obscena con el dedo después del juego ante Toluca en la jornada cuatro. La directiva no lo sancionó. El timonel dijo que el insulto fue para un aficionado en particular, no para la afición. “Dicho gesto iba dirigido a un sujeto, directamente y sólo a un sujeto que al acabar el partido y mientras nos retirábamos del campo hacia el túnel del vestuario me insultó y amenazó verbalmente a mis hijas”.

Para la jornada 13 se enfrentaron contra América. Muchos exfutbolistas dicen que ante el cuadro de Coapa no se debe perder. Pues la Máquina sumó su segunda derrota consecutiva ante los cremas en la era Jémez.

Tras siete victorias, ocho empates y cuatro derrotas, los cementeros llegaban al fin a la Liguilla. El público lo festejó como no pudo durante los seis semestres anteriores. Terminaron sextos de la general y se enfrentaron en cuartos de final ante uno de sus verdugos en los últimos años, el América. Clásico Joven, clásico de orgullos. La Máquina debía ser contundente, dejar atrás los fantasmas y darle alegría a su afición. Los pupilos de Jémez no pudieron anotar un gol en 180 minutos. América clasificó con el reglamento en la mano y derrumbó las ilusiones celestes. Jémez se marchó cabizbajo. Dijo que se daría unos días con sus jugadores; sin embargo, sólo fue uno. El español regresa a casa dejando las ilusiones de miles de aficionados cruzazulinos en los suelos.

La decisión se tomó. Paco Jémez dejó de ser técnico del Cruz Azul para beneplácito de muchos, para tristeza de otros. El español llegó a México con una maleta muy pesada. Cargar la reputación de La Máquina no fue fácil. Llegó a un equipo grande; sin embargo, muchas veces dejó mucho que desear en su estilo de juego. La tarea fue complicada. Eliminar la sequía de títulos de los celestes fue una misión casi imposible.

De sus dos torneos al frente de los cementeros, en uno no clasificó a la Liguilla y en el otro sí. La alegría de los aficionados y las ilusiones renacían, pero uno de sus eternos rivales, aquél con el que disputan el famoso Clásico Joven, el América, los dejó en la orilla, los marginó de lo que pudo ser la gloria del tan ansiado título.

Francisco Manuel Jémez Martín hizo su aparición en México previo al inicio del Clausura 2017. La encomienda era clara, superar lo hecho por Tomás Boy y Sergio Bueno en los torneos anteriores y clasificar a la Liguilla. Una vez instalados en la fiesta debía buscar el campeonato de la Liga. A su vez, reinar en la Copa MX también era importante, si bien no era lo prioritario, debía tener una actuación decorosa.

Su primer partido fue ante Necaxa en el estadio Azul. Ganó 1-0. En esa ocasión se dijo feliz con la afición. “Hoy sí que la afición ha demostrado que es afición de un equipo grande porque sin darle nada, en el primer partido de Liga, que venga y llene el campo para nosotros es la mejor de las noticias que podemos tener de responderle con fuerza, fuego, sacrificio, hoy la gente se ha ido contenta. Agradecerle a la afición porque la verdad que no nos lo esperábamos”. Qué paradoja, con el tiempo la cosa cambiaría. Enseguida de la victoria ante los Rayos vino una dolorosa derrota ante Pumas, el marcador 1-0. Pese a la derrota, dijo sentirse “orgulloso de ser técnico del Cruz Azul”.

Las jornadas avanzaron y en el penúltimo encuentro del torneo ante Pachuca, un gol de Óscar Pérez en tiempo añadido les quitó la victoria. Paradójicamente otro arquero les anotaba. Paco señaló que todo lo raro le pasa a Cruz Azul. Tras ese encuentro, su relación con la prensa empezó a desgastarse. El español declaró: “Soy una persona felizmente desinformada. Si alguien es feliz faltando al respeto, pues qué bien. Debe ser triste ganarse la vida así”.

Jémez cosechó sólo cinco victorias, seis empates y seis derrotas. Terminaron el torneo en la posición 11 con 21 unidades y sumaron su sexto semestre sin llegar a Liguilla.

En vacaciones de verano todo se renovó. El ánimo, el equipo, las ilusiones. La forma en la que Jémez le habló a la afición parecía magnética, pues creyeron en él.

Comenzaron el Apertura 2017 con otra victoria. Ahora de visita ante Xolos. Édgar Méndez se vistió de héroe y con un doblete sentenció el marcador. Jémez, mesurado, dijo que fue un buen comienzo, pero al final sólo eso. En la siguiente jornada, otro encuentro clave, ahora contra Guadalajara. Empataron a un gol. No pudieron ganarle al entonces campeón.

Hubo una serie de empates donde el equipo no concretaba las oportunidades al frente o les sacaban el resultado en los minutos finales. Fueron esos resultados lo que le pesa a la afición, al seguidor azul. Pero a ellos, a los seguidores celestes, no les importó nada, pues su amor por la institución hizo que acompañaran a Paco durante su proceso. Siempre creyeron en él. Una parte del público le recriminó en más de una ocasión. La respuesta del español fue una seña obscena con el dedo después del juego ante Toluca en la jornada cuatro. La directiva no lo sancionó. El timonel dijo que el insulto fue para un aficionado en particular, no para la afición. “Dicho gesto iba dirigido a un sujeto, directamente y sólo a un sujeto que al acabar el partido y mientras nos retirábamos del campo hacia el túnel del vestuario me insultó y amenazó verbalmente a mis hijas”.

Para la jornada 13 se enfrentaron contra América. Muchos exfutbolistas dicen que ante el cuadro de Coapa no se debe perder. Pues la Máquina sumó su segunda derrota consecutiva ante los cremas en la era Jémez.

Tras siete victorias, ocho empates y cuatro derrotas, los cementeros llegaban al fin a la Liguilla. El público lo festejó como no pudo durante los seis semestres anteriores. Terminaron sextos de la general y se enfrentaron en cuartos de final ante uno de sus verdugos en los últimos años, el América. Clásico Joven, clásico de orgullos. La Máquina debía ser contundente, dejar atrás los fantasmas y darle alegría a su afición. Los pupilos de Jémez no pudieron anotar un gol en 180 minutos. América clasificó con el reglamento en la mano y derrumbó las ilusiones celestes. Jémez se marchó cabizbajo. Dijo que se daría unos días con sus jugadores; sin embargo, sólo fue uno. El español regresa a casa dejando las ilusiones de miles de aficionados cruzazulinos en los suelos.

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