Envejecen los encargados de las unidades productivas del sector agropecuario. Más del 30 por ciento de los agricultores son mayores de 65 años de edad.
En 2022 se reportaron superficies agrícolas que no se cultivaron porque no había quien las trabajara.
Para la Unión Mexicana de Fabricantes y Formuladores de Agroquímicos (UMFFAAC), la amenaza del envejecimiento de los productores del campo se tiene que enfrentar ahora porque de lo contrario, se destruirá el cimiento de la producción de alimentos y la esperanza de la autosuficiencia alimentaria del país.
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Explicó el presidente de la UMFFAAC, Luis Eduardo González Cepeda en entrevista, que este fenómeno, lejos de reducirse, se incrementará año con año, porque según el Censo Nacional Agropecuario 2022, el 78 por ciento de los responsables de las unidades de producción tienen más de 45 años de edad.
De acuerdo a este documento del INEGI, el 30.9 por ciento de los productores tiene más de 65 años de edad.
Además, de que se contabilizaron 25 mil 891 hectáreas que no se sembraron por diversos factores, entre ellos, porque no hubo quien los sembrara, por mal temporal, falta de crédito enfermedad, falta de apoyos o dinero.
Explicó el ingeniero González Cepeda, que estadísticas nacionales del propio INEGI refieren que entre 1970 y 2023, el porcentaje de la población de 0 a 14 años disminuyó de 46 a 23 por ciento y la de 15 a 29 años pasó de 26 a 24 por ciento.
Mientras que la población adulta de 30 a 64 años, aumentó de 24 a 43 por ciento; pero el porcentaje de adultos mayores se incrementó a más del doble al pasar de 4 a 10 por ciento.
A su vez, comentó que el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable de la Cámara de Diputados, señala en un estudio que en el año 2000, la población adulta mayor de 65 años o más, en el sector rural ascendía a 4.6 millones de mexicanos, 4.7 por ciento del total.
Diez años después alcanzó los 7.1 millones y para 2014 se incrementó a 8.5 millones de personas que representaron 7.1 por ciento del total de la población nacional.
Ante este panorama de envejecimiento de la población es necesario reforzar los pilares fundamentales para no perder el futuro del campo: instrumentar políticas públicas encaminadas a impulsar la productividad con rentabilidad de los agricultores.
Esto con el objetivo de atraer a los jóvenes y las personas en edad productiva a la actividad agrícola que es esencial.
Respecto al tema de la educación, la mitad de los productores solo cuenta con instrucción primaria, esto es el 50.6 por ciento, lo que reduce o limita su acceso a nuevas tecnologías así como su integración a nuevos procesos productivos o de mercado.
Que les permitan desarrollar el potencial necesario para ser rentables y competir en los diversos mercados: local, estatal, regional o nacional, comentó González Cepeda.
Señaló que el futuro del campo debe fundamentarse en políticas públicas que fomenten la tecnificación y mecanización, ya sea con tractores, maquinaria, riego, entre otras o científicas como paquetes tecnológicos que van desde semillas mejoradas, fertilizantes, herbicidas y pesticidas y otros agroquímicos que permitan producir más y mejor.
No se puede continuar con una política pública clientelar que se basa en apoyos sociales que no alcanzan a retener a los jóvenes en las unidades de producción y por el contrario los aleja de los campos para enviarlos lejos de casa, hacia los Estados Unidos.
De ahí el crecimiento de las remesas, hecho que no se puede presumir sino que es para preocupar, porque es un reflejo del abandono del campo en México.
También expresó: “Vemos también la aparición de grupos radicales dentro de las instituciones de la Administración Pública federal, que sin ninguna información científica, tratan de prohibir herramientas como el glifosato”.
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Se trata de un herbicida que se utiliza desde hace más de 50 años en el país y que es una de las pocas opciones conocidas por su eficiencia y rentabilidad. “La ideologización del sector agrícola se convirtió en la actualidad en un grave error que amenaza con reducir la productividad agrícola”.
Ya que actúa para desmantelar las instituciones del campo, eliminar apoyos productivos y reducir las herramientas con que cuentan todos los productores. Esto reducirá seguramente la producción de alimentos, dijo el presidente de la UMFFAAC.