Felipe Laureano Pérez y José Ángel Laureano Pérez son hermanos y proceden de San Martín, Estado de México; gracias a su padre, es el quinto año que se encuentran rumbo al Tepeyac con la Romería Guadalupana.
A pesar de que su padre, que fue quien los incursionó, este año no asistió, aún así ellos decidieron asistir, además, cada uno carga una imagen de la Virgen de Guadalupe dentro de un morralito y lo echan en su espalda.
Para Felipe que es el mayor de 21 años de edad, cargar a la Virgen es por una penitencia que él mismo se puso y hoy la está cumpliendo; mientras que para José Ángel, lo prometió desde el año pasado.
“Los dos llevamos con la Virgen dos años, pero este año fue que decidimos traerla con nosotros. Cada quien con su fe es mucho mejor peregrinar y vamos a ir hasta donde está la Virgencita para agradecerlo por este año que nos fue bien”.
José Ángel de 18 años de edad, siente emoción y felicidad cuando llega a la Basílica de Guadalupe y le agradece lo mucho o poco que le dio y este año pedirá por su trabajo que apenas comenzará cuando termine la peregrinación en una fábrica cerca de su lugar de origen.
“Se dice que es la generación de los jóvenes, he visto que vienen más hermanos pequeños, niños, más grandes, entonces veo que es lo necesario para que esta peregrinación siga adelante, de aquí a la generación que venga”.
Felipe es dueño y chofer de un camión de transporte público en el pueblo que lo vio nacer: “Cuando llego con la Virgen, siento mucha felicidad y doy gracias por lo mucho o poco que tenemos, le pido salud que es lo más importante”.
El hermano mayor compartió que justo hace un año, su esposa no podía quedar embarazada, pidió a la Virgen les ayudara y ahora tiene una hija de nueve meses de nacida.
“Mi esposa batallaba para tener hijos, hace un año pedí en la Villa que nos ayudara, entonces el año pasado le fui a dar gracias por el milagro y este año le vuelvo a dar gracias porque mi hija está sana”.
