/ miércoles 14 de junio de 2017

Macedonia Blas, ejemplo de lucha por los derechos

AMEALCO DE BONFIL, Qro.- La lucha por hacer prevalecer losvalores entre la sociedad, sobre todo en las zonas indígenas deQuerétaro, es la razón por la cual Macedonia Blas Flores selevanta cada mañana para realizar sus actividades de bordado, obien, impartir alguna conferencia en centros escolares dando aconocer los derechos humanos.

La mujer de origen otomí, de 60 años de edad, expuso ante ELSOL DE SAN JUAN DEL RÍO, el enorme gusto que le da ser galardonadacon la medalla “Nelson Mandela”, reconocimiento que se otorga ala trayectoria ejemplar en la promoción y defensa de los derechoshumanos y que recibirá a finales del próximo mes, a propuesta delCongreso del estado, en el marco del aniversario de la fundaciónde Querétaro, y que para ella representa un símbolo de una luchaque seguirá hasta que su salud se lo permita y las nuevasgeneraciones quieran saber de ella.

Macedonia Blas Flores nació el 27 de marzo de 1957, en lacomunidad de San Ildefonso Tultepec, municipio de Amealco deBonfil, en donde aprendió desde muy niña a trabajar en laboresdel campo y a bordar servilletas, estudiando únicamente hasta elsegundo año de primaria, por la situación de pobreza en la que seencontraba, por lo que debía contribuir con los gastos delhogar.

Más tarde, se quedó huérfana y en conjunto con sus hermanosseguían trabajando para sostener su casa, hasta que a los 18 añosdecidió formar una familia en la comunidad de El Bothé, con unhombre pocos años más grande que ella, con él sostuvo unarelación de 30 años, procreando a 12 hijos, sin embargo elprimero de ellos falleció a los pocos días de nacido.

“Con mi esposo, yo tuve mala suerte, porque él no me apoyó yyo estuve luchando sola para crecer con mis hijos, estuve bordando,molerles chile y maíz a los vecinos, les lavaba su ropa, leshacía tortillas”.

La mala suerte a la que Macedonia se refiere con su esposo, sedebe al hecho de que él no trabajaba, ni se preocupaba por llevara casa el sustento, y todo el tiempo se alcoholizaba en su hogar,lo que consideró un mal ejemplo para sus hijos pequeños, queademás se daban cuenta de la violencia que ejercía sobre la madrede familia, situación que es común en esta zona indígena dondeimpera el machismo.

“Nuestra relación no funcionó porque yo salía a vender yél sólo se quedaba a tomar, y así no tenía caso que yo tuvieraese hombre así, les dábamos mal ejemplo con los hijos porque alver sus papás peleando, pues luego ellos también lo iban ahacer”.

Al no alcanzarle el dinero para mantener a sus hijos, laartesana decidió salir a vender los productos que bordaba durantelos fines de semana a la capital del estado o a San Juan del Río,en la caseta de cobro de Palmillas y en el centro histórico; eneste último lugar se quedaba a dormir en los portales de laavenida Juárez, sitio al que acudía con sus hijos más chicos,quedándose en casa los más grandes quienes entre ellos secuidaban.

Un buen día su pareja decidió abandonar el hogar, y como larelación no era sana para ningún integrante de la familia,optaron por no buscarlo pero tiempo después se enteraron que seencontraba en Monterrey, Nuevo León.

Posteriormente, en el año 2003, Macedonia pasó por unasituación que cambió para siempre su vida, marcando un antes y undespués en la historia de la denuncias y la petición de justiciapor parte de la gente de origen indígena, ante la vulneración desus derechos humanos.

“Hubo un señor que difamó de mí, por adulterio, y laseñora y sus hijas me maltrataron y yo sin deberle nada esaseñora, y ese fue el coraje que a mí me dio pero pues salíadelante. Me pegaron hicieron lo que quisieron conmigo porque elloseran tres untándome una revoltura de chiles en mi parte (losgenitales)”.

Cabe señalar que de acuerdo con las prácticas en la comunidadhñahñu, el adulterio se castigaba con este tipo de agresiones,sin embargo, Macedonia decidió denunciar ante las autoridades loque le habían hecho, y el coraje y la rabia que sintió al quedarvulnerada lo tomó como impulso para defenderse.

“Cuando uno lo vive y lo siente, nos dan ganas de luchar y debuscar justicia. Busqué a Derechos Humanos en Querétaro, perotambién en México. Cuando uno se encuentra con un problema, depronto ya no tiene uno miedo, se va el miedo y así me pasó amí”.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldesanjuandelrio/2017/06/indigena-blas.png

Sin ningún temor, y con algunos de sus hijos en hombros, lamujer de origen hñahñu expuso por lo que había pasado antedecenas de medios de comunicación, con la finalidad de que no serepitiera esta situación en los pueblos indígenas del país, alpensar que muchas mujeres se pudieran encontrar en algunasituación similar. A raíz de esta denuncia una de las agresorascumple una condena en la cárcel.

Y precisamente para combatir todo acto de injusticia, BlasFlores empezó a llevar a cabo conferencias en escuelas dedistintos niveles, visitando lugares como Guadalajara, Monterrey,Estado de México, después en el 2005 fue nominada para recibir elPremio Nobel de la Paz, que aunque no lo obtuvo, la convirtió enla primera mujer amealcense en ser tomada en cuenta para estegalardón.

“Yo casi había pasado por mi problema cuando ya andaba porlas universidades y escuelas dando a conocer lo que me pasó. Lasconferencias claro que me ayudaron porque pues me sanabaplaticando. Mis hijas sí me apoyaron también, yo creo que por sermujeres”.

Agradeció profundamente a sus hijas por estar con ella en todomomento y que le hayan brindado cobijo, ya que dijo sin tener surespaldo su testimonio no hubiera recorrido el país; dejó enclaro que el trabajo que quiere hacer por su pueblo es mucho envirtud de trabajar los temas de igualdad con hombres y mujeres queestén interesados en generar cambios para el lugar en el quenacieron.

Macedonia Blas Flores dijo que dentro de los trabajos que aúnhacen falta, está la creación de proyectos para concentrar a lagente e informarles sobre los derechos y obligaciones en lospueblos indígenas, direccionados también al hacer prevalecer lalengua materna en las nuevas generaciones, que no se avergüencen ylo sigan hablando, poniendo en alto el lugar del que sonnativos.

Precisó que los gobiernos deben enfocarse a hacer cumplir laley a través de sus autoridades de forma uniforme para todas laspersonas.

La artesana otomí declaró que actualmente se traslada demiércoles a domingo al municipio de Querétaro, donde vende susmuñecas, servilletas, caminos de mesa, manteles y morrales, queella borda hasta altas horas de la noche para que los visitantes lapuedan localizar en la calle Ignacio Allende No. 20.

Al convertirse en una promotora de la igualdad y los derechoshumanos, en la sesión de la Legislatura local del pasado 18 demayo, la Comisión de Derechos Humanos y Acceso a la InformaciónPública aprobó la entrega de la medalla “Nelson Mandela” aMacedonia Blas Flores, quien espera el próximo 25 de julio estaracompañada de sus seres queridos al recibir una medalla que paraella, dijo, representa la lucha por los pueblos indígenas y ladefensa de sus tradiciones, respetando la autonomía de lapersonas.

AMEALCO DE BONFIL, Qro.- La lucha por hacer prevalecer losvalores entre la sociedad, sobre todo en las zonas indígenas deQuerétaro, es la razón por la cual Macedonia Blas Flores selevanta cada mañana para realizar sus actividades de bordado, obien, impartir alguna conferencia en centros escolares dando aconocer los derechos humanos.

La mujer de origen otomí, de 60 años de edad, expuso ante ELSOL DE SAN JUAN DEL RÍO, el enorme gusto que le da ser galardonadacon la medalla “Nelson Mandela”, reconocimiento que se otorga ala trayectoria ejemplar en la promoción y defensa de los derechoshumanos y que recibirá a finales del próximo mes, a propuesta delCongreso del estado, en el marco del aniversario de la fundaciónde Querétaro, y que para ella representa un símbolo de una luchaque seguirá hasta que su salud se lo permita y las nuevasgeneraciones quieran saber de ella.

Macedonia Blas Flores nació el 27 de marzo de 1957, en lacomunidad de San Ildefonso Tultepec, municipio de Amealco deBonfil, en donde aprendió desde muy niña a trabajar en laboresdel campo y a bordar servilletas, estudiando únicamente hasta elsegundo año de primaria, por la situación de pobreza en la que seencontraba, por lo que debía contribuir con los gastos delhogar.

Más tarde, se quedó huérfana y en conjunto con sus hermanosseguían trabajando para sostener su casa, hasta que a los 18 añosdecidió formar una familia en la comunidad de El Bothé, con unhombre pocos años más grande que ella, con él sostuvo unarelación de 30 años, procreando a 12 hijos, sin embargo elprimero de ellos falleció a los pocos días de nacido.

“Con mi esposo, yo tuve mala suerte, porque él no me apoyó yyo estuve luchando sola para crecer con mis hijos, estuve bordando,molerles chile y maíz a los vecinos, les lavaba su ropa, leshacía tortillas”.

La mala suerte a la que Macedonia se refiere con su esposo, sedebe al hecho de que él no trabajaba, ni se preocupaba por llevara casa el sustento, y todo el tiempo se alcoholizaba en su hogar,lo que consideró un mal ejemplo para sus hijos pequeños, queademás se daban cuenta de la violencia que ejercía sobre la madrede familia, situación que es común en esta zona indígena dondeimpera el machismo.

“Nuestra relación no funcionó porque yo salía a vender yél sólo se quedaba a tomar, y así no tenía caso que yo tuvieraese hombre así, les dábamos mal ejemplo con los hijos porque alver sus papás peleando, pues luego ellos también lo iban ahacer”.

Al no alcanzarle el dinero para mantener a sus hijos, laartesana decidió salir a vender los productos que bordaba durantelos fines de semana a la capital del estado o a San Juan del Río,en la caseta de cobro de Palmillas y en el centro histórico; eneste último lugar se quedaba a dormir en los portales de laavenida Juárez, sitio al que acudía con sus hijos más chicos,quedándose en casa los más grandes quienes entre ellos secuidaban.

Un buen día su pareja decidió abandonar el hogar, y como larelación no era sana para ningún integrante de la familia,optaron por no buscarlo pero tiempo después se enteraron que seencontraba en Monterrey, Nuevo León.

Posteriormente, en el año 2003, Macedonia pasó por unasituación que cambió para siempre su vida, marcando un antes y undespués en la historia de la denuncias y la petición de justiciapor parte de la gente de origen indígena, ante la vulneración desus derechos humanos.

“Hubo un señor que difamó de mí, por adulterio, y laseñora y sus hijas me maltrataron y yo sin deberle nada esaseñora, y ese fue el coraje que a mí me dio pero pues salíadelante. Me pegaron hicieron lo que quisieron conmigo porque elloseran tres untándome una revoltura de chiles en mi parte (losgenitales)”.

Cabe señalar que de acuerdo con las prácticas en la comunidadhñahñu, el adulterio se castigaba con este tipo de agresiones,sin embargo, Macedonia decidió denunciar ante las autoridades loque le habían hecho, y el coraje y la rabia que sintió al quedarvulnerada lo tomó como impulso para defenderse.

“Cuando uno lo vive y lo siente, nos dan ganas de luchar y debuscar justicia. Busqué a Derechos Humanos en Querétaro, perotambién en México. Cuando uno se encuentra con un problema, depronto ya no tiene uno miedo, se va el miedo y así me pasó amí”.

https://cdn.oem.com.mx/elsoldesanjuandelrio/2017/06/indigena-blas.png

Sin ningún temor, y con algunos de sus hijos en hombros, lamujer de origen hñahñu expuso por lo que había pasado antedecenas de medios de comunicación, con la finalidad de que no serepitiera esta situación en los pueblos indígenas del país, alpensar que muchas mujeres se pudieran encontrar en algunasituación similar. A raíz de esta denuncia una de las agresorascumple una condena en la cárcel.

Y precisamente para combatir todo acto de injusticia, BlasFlores empezó a llevar a cabo conferencias en escuelas dedistintos niveles, visitando lugares como Guadalajara, Monterrey,Estado de México, después en el 2005 fue nominada para recibir elPremio Nobel de la Paz, que aunque no lo obtuvo, la convirtió enla primera mujer amealcense en ser tomada en cuenta para estegalardón.

“Yo casi había pasado por mi problema cuando ya andaba porlas universidades y escuelas dando a conocer lo que me pasó. Lasconferencias claro que me ayudaron porque pues me sanabaplaticando. Mis hijas sí me apoyaron también, yo creo que por sermujeres”.

Agradeció profundamente a sus hijas por estar con ella en todomomento y que le hayan brindado cobijo, ya que dijo sin tener surespaldo su testimonio no hubiera recorrido el país; dejó enclaro que el trabajo que quiere hacer por su pueblo es mucho envirtud de trabajar los temas de igualdad con hombres y mujeres queestén interesados en generar cambios para el lugar en el quenacieron.

Macedonia Blas Flores dijo que dentro de los trabajos que aúnhacen falta, está la creación de proyectos para concentrar a lagente e informarles sobre los derechos y obligaciones en lospueblos indígenas, direccionados también al hacer prevalecer lalengua materna en las nuevas generaciones, que no se avergüencen ylo sigan hablando, poniendo en alto el lugar del que sonnativos.

Precisó que los gobiernos deben enfocarse a hacer cumplir laley a través de sus autoridades de forma uniforme para todas laspersonas.

La artesana otomí declaró que actualmente se traslada demiércoles a domingo al municipio de Querétaro, donde vende susmuñecas, servilletas, caminos de mesa, manteles y morrales, queella borda hasta altas horas de la noche para que los visitantes lapuedan localizar en la calle Ignacio Allende No. 20.

Al convertirse en una promotora de la igualdad y los derechoshumanos, en la sesión de la Legislatura local del pasado 18 demayo, la Comisión de Derechos Humanos y Acceso a la InformaciónPública aprobó la entrega de la medalla “Nelson Mandela” aMacedonia Blas Flores, quien espera el próximo 25 de julio estaracompañada de sus seres queridos al recibir una medalla que paraella, dijo, representa la lucha por los pueblos indígenas y ladefensa de sus tradiciones, respetando la autonomía de lapersonas.

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