PARÍS, Francia. El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos se están deteriorando a una situación "similar, en gran medida, a lo que vivimos durante la Guerra Fría" y llamó a que se fijen salvaguardas.
Días después de que EU anunció la expulsión de 12 diplomáticos rusos de la ONU por un ataque con una sustancia neurotóxica en Reino Unido, Guterres llamó a Washington y Moscú a restablecer líneas de comunicación para impedir cualquier escalada en las tensiones.
Esto, debido a que Rusia agudizó las tensiones con Estados Unidos y sus aliados al decidir la “expulsión simétrica” de 160 diplomáticos occidentales en represalia por las medidas análogas adoptadas el 26 de marzo último, según anunció personalmente en Moscú el canciller Serguei Lavrov.
Sobre ese total, 60 representantes diplomáticos pertenecen a la misión de EU y deberán abandonar el país antes de 5 de abril. El Kremlin resolvió igualmente cerrar el consulado norteamericano en San Petersburgo, que dejará de funcionar el próximo sábado 31 de marzo.
Se trata de la mayor ola de la historia de expulsiones de diplomáticos rusos y occidentales
En cuanto al resto de los países que habían expulsado diplomáticos rusos a fin de marcar la unidad del bloque occidental, las medidas de retorsión “también serán simétricas en lo que se refiere al número” de representantes que tendrán que abandonar el país, precisó Serguei Lavrov.
El grupo sancionado por Moscú está integrado por Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Noruega, Ucrania y 16 miembros de la Unión Europea (UE), que el 26 de marzo -junto con Estados Unidos anunciaron la expulsión de más de un centenar de diplomáticos rusos. La decisión fue adoptada en forma conjunta a fin de mostrar la unidad occidental. Rusia condenó esas medidas "enérgicamente".
Las expulsiones masivas de la semana pasada fueron adoptadas por los países occidentales para sancionar al régimen del presidente ruso Vladimir Putin por el envenenamiento del espía doble Serguei Skripal y su hija Iulia, perpetrado el 4 de marzo en la ciudad de Salisbury (Gran Bretaña), y la muerte del exiliado ruso Nikolai Glushkov, que apareció estrangulado en su residencia de Londres ocho días después.
La cancillería rusa también convocó al embajador norteamericano, John Huntsman, para comunicarle las medidas y entregarle una nota de protesta por las “indignantes e infundadas exigencias" de que 60 diplomáticos rusos, acusados de espías, abandonen Estados Unidos por el caso Skripal. Del grupo de diplomáticos expulsados, todos trabajan en la capital rusa con excepción de dos que ejercen su actividad en el consulado general en Yekaterimburgo, capital de los Urales.
Lavrov también propuso una reunión de la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OIAC) para el 2 de abril a fin de mantener “una conversación
franca” sobre el caso Skripal. El canciller ruso consideró que un eventual rechazo europeo sería interpretado como una “prueba” de que el envenenamiento del ex espía es una “provocación”. Moscú reitera desde hace días que Gran Bretaña no presentó hasta ahora ninguna prueba sobre la presunta responsabilidad rusa en el ataque contra Skripal y su hija.