/ lunes 30 de noviembre de 2020

El campo de los sueños|El aficionado

Como lo he comentado en otras colaboraciones, crecí siguiendo el béisbol de las Grandes Ligas. A diferencia de lo que sucede hoy en día, ser aficionado al Rey de los Deportes en las últimas décadas del siglo pasado era muy complejo.

Para conocer los resultados, tenías que esperar al día siguiente y correr a comprar “La Afición”, esperando que el partido del equipo predilecto, en mi caso los Dodgers de Los Ángeles, hubiera terminado a buena hora, de lo contrario se publicaba el marcador parcial que se presentaba al cierre de la edición del diario deportivo. Eso sí, a diferencia de lo que sucede en los periódicos nacionales de la actualidad, se publicaba toda una reseña del enfrentamiento, el box score, los “standings” y columnas de opinión especializadas en las Grandes Ligas, como “Tommy al Bat”, del inolvidable Tomás Morales. La sección sobre béisbol de “La Afición” era amplísima, por lo menos de cuatro cuartillas y de una riqueza que difícilmente se encuentra hoy en día.

La única manera que teníamos para ver resúmenes de los partidos de las Grandes Ligas y de la Liga Mexicana, era el domingo, en el programa “Acción”, en el cuál, en los últimos momentos, nos regalaban unos cuantos minutos de acciones del Rey de los Deportes.

Dar seguimiento a un partido en tiempo real, era muy complicado. Todos los partidos de los Dodgers se transmitían en la radio en la voz de Jaime Jarrín y de René Cárdenas, pero sintonizar la estación de AM donde eran transmitidos era un gran logro que se veía recompensado con grandes frases como “Y la pelota se va, se va… y despídala con un beso. Se fue de cuadrangular”, y narraciones tan detalladas que nos permitían a los aficionados reflejar en nuestra mente con mucha fidelidad, lo que en la realidad sucedía en el diamante.

Por muchos años, la única manera de ver un partido de béisbol era a través de la señal del canal 4 de Televisa, donde se transmitían solo en el Valle de México, de dos a tres partidos por semana, lunes, sábado y en ocasiones los domingos. En ellas el Mago Septién y Sonny Alarcón daban una cátedra de conocimiento sobre historia y estadísticas del béisbol.

La llegada de las antenas parabólicas en la segunda mitad de la década de los ochenta, permitió extender un poco más la posibilidad de ver por televisión los partidos de las Grandes Ligas, no obstante, también era complejo seguir el partido de tu equipo favorito, no siempre eran transmitidos y si lo eran debías dedicarle un tiempo considerable a encontrarlo brincando de un satélite a otro. Mi padre, siendo un aficionado como pocos al béisbol, adquirió una de estas antenas, con el único fin de poder ver un poco más de su deporte favorito. En octubre, mi casa se llenaba de personas que acudían a ver la Serie Mundial frente a un televisor poco más grande al monitor de la computadora en la cual me encuentro escribiendo estas líneas.

Acudir a un partido de béisbol era toda una experiencia. La llamada “Guerra Civil” entre Diablos Rojos del México y los Tigres Capitalinos en el Parque del Seguro Social tenía un sabor que difícilmente puede repetirse en otro espectáculo deportivo en la actualidad. La rivalidad entre ambas escuadras y sus aficionados era épica y el ambiente beisbolero poco le envidiaba al que se vivía en los estadios de las Grandes Ligas.

Hoy en día, basta pagar 200 dólares para ver en tiempo real los 162 partidos de cada uno los treinta equipos de las Grandes Ligas. Las estadísticas, resúmenes, posiciones y análisis del béisbol están a un solo un click, sin embargo, las pequeñas herramientas y momentos que teníamos los aficionados al béisbol para disfrutarlo, eran especiales, mágicos y de una profundidad que en la actualidad añoramos.

Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

Como lo he comentado en otras colaboraciones, crecí siguiendo el béisbol de las Grandes Ligas. A diferencia de lo que sucede hoy en día, ser aficionado al Rey de los Deportes en las últimas décadas del siglo pasado era muy complejo.

Para conocer los resultados, tenías que esperar al día siguiente y correr a comprar “La Afición”, esperando que el partido del equipo predilecto, en mi caso los Dodgers de Los Ángeles, hubiera terminado a buena hora, de lo contrario se publicaba el marcador parcial que se presentaba al cierre de la edición del diario deportivo. Eso sí, a diferencia de lo que sucede en los periódicos nacionales de la actualidad, se publicaba toda una reseña del enfrentamiento, el box score, los “standings” y columnas de opinión especializadas en las Grandes Ligas, como “Tommy al Bat”, del inolvidable Tomás Morales. La sección sobre béisbol de “La Afición” era amplísima, por lo menos de cuatro cuartillas y de una riqueza que difícilmente se encuentra hoy en día.

La única manera que teníamos para ver resúmenes de los partidos de las Grandes Ligas y de la Liga Mexicana, era el domingo, en el programa “Acción”, en el cuál, en los últimos momentos, nos regalaban unos cuantos minutos de acciones del Rey de los Deportes.

Dar seguimiento a un partido en tiempo real, era muy complicado. Todos los partidos de los Dodgers se transmitían en la radio en la voz de Jaime Jarrín y de René Cárdenas, pero sintonizar la estación de AM donde eran transmitidos era un gran logro que se veía recompensado con grandes frases como “Y la pelota se va, se va… y despídala con un beso. Se fue de cuadrangular”, y narraciones tan detalladas que nos permitían a los aficionados reflejar en nuestra mente con mucha fidelidad, lo que en la realidad sucedía en el diamante.

Por muchos años, la única manera de ver un partido de béisbol era a través de la señal del canal 4 de Televisa, donde se transmitían solo en el Valle de México, de dos a tres partidos por semana, lunes, sábado y en ocasiones los domingos. En ellas el Mago Septién y Sonny Alarcón daban una cátedra de conocimiento sobre historia y estadísticas del béisbol.

La llegada de las antenas parabólicas en la segunda mitad de la década de los ochenta, permitió extender un poco más la posibilidad de ver por televisión los partidos de las Grandes Ligas, no obstante, también era complejo seguir el partido de tu equipo favorito, no siempre eran transmitidos y si lo eran debías dedicarle un tiempo considerable a encontrarlo brincando de un satélite a otro. Mi padre, siendo un aficionado como pocos al béisbol, adquirió una de estas antenas, con el único fin de poder ver un poco más de su deporte favorito. En octubre, mi casa se llenaba de personas que acudían a ver la Serie Mundial frente a un televisor poco más grande al monitor de la computadora en la cual me encuentro escribiendo estas líneas.

Acudir a un partido de béisbol era toda una experiencia. La llamada “Guerra Civil” entre Diablos Rojos del México y los Tigres Capitalinos en el Parque del Seguro Social tenía un sabor que difícilmente puede repetirse en otro espectáculo deportivo en la actualidad. La rivalidad entre ambas escuadras y sus aficionados era épica y el ambiente beisbolero poco le envidiaba al que se vivía en los estadios de las Grandes Ligas.

Hoy en día, basta pagar 200 dólares para ver en tiempo real los 162 partidos de cada uno los treinta equipos de las Grandes Ligas. Las estadísticas, resúmenes, posiciones y análisis del béisbol están a un solo un click, sin embargo, las pequeñas herramientas y momentos que teníamos los aficionados al béisbol para disfrutarlo, eran especiales, mágicos y de una profundidad que en la actualidad añoramos.

Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

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