/ martes 29 de noviembre de 2022

Autistas se refugian en el teatro

La actuación se ha convertido en un potente vehículo de inclusión para niños y jóvenes que reclaman respeto por la diversidad y buscan combatir la exclusión

El teatro se ha convertido en un potente vehículo de inclusión para niños y jóvenes con autismo, en este caso por medio de una obra que reclama respeto por la diversidad e invita a combatir la exclusión.

"El teatro es para todos", dice Robinson Bedoya, el director de actores de la Fundación Integral, entidad que vela por el bienestar de personas con trastorno del espectro autista (TEA) y que este domingo presentó en el Teatro Metropolitano de Medellín (Colombia) una nueva función de Reparando el Arcoíris, una obra para hablar de colores humanos y de la búsqueda del equilibrio.

Una veintena de actores con autismo cuenta la historia del hechicero Cromas y se involucra, entre música y humor, en la desesperada misión de reparar el arcoíris tras descubrir que el espectro está lleno de averías e imperfecciones.

"El autismo se resume en nobleza. Estos chicos son demasiado visuales. Tienen una disciplina amplia, una memoria perfecta y capacidad para trabajar en equipo", dijo Bedoya, quien es el encargado de "montar en ese mundo mágico del teatro" a estos actores, en edades entre los 7 y 30 años.

Un teatro inclusivo

Este proyecto teatral nació hace un par de décadas y ha puesto en escena unas 24 obras, dentro de un proceso que logró consolidar a un grupo de teatro que ha ido ganando espacio en la ciudad, según la directora de la fundación, Myriam Luz Gómez, quien destacó que Reparando el Arcoíris, escrita por la cantautora cubana Rita del Prado, se presentara en el marco del programa de Formación de Públicos Dinámicos de la Alcaldía de Medellín.

Durante el camino detectaron que las personas con TEA tienen un especial talento, interés y motivación por temas culturales y comprobaron que las presentaciones artísticas les sirven para desarrollar habilidades sociales.

"Ponerse en los roles de otros les encanta y lo hacen muy bien", dijo Gómez. Eso les ha permitido desarrollarse, hacer vínculos de amistad con sus compañeros y tener bienestar, pues son personas con "pocas oportunidades" de estar en entornos de participación.

"Se sienten reconocidos y admirados. Para muchos, el teatro se convirtió en parte de su vida y de su proyecto laboral", destacó la directora, y agregó que en el último montaje participaron actores autistas con diferentes niveles de complejidad, tres integrantes de la agrupación musical Canto Alegre y una actriz profesional, con la intención de "demostrarle al mundo que podemos interactuar todos".

Este año decidieron no centrar la obra en el autismo, sino en dar un mensaje a la humanidad sobre respeto, diversidad e inclusión:

"Hay que repararnos, como al arcoíris". Y pone sobre la mesa o sobre el espectro que custodia desde su laboratorio el hechicero Cromas reflexiones con una historia donde expulsan a una jardinera por ser anciana, a un iluminador por enamorarse de otro hombre, y a un restaurador por ser de raza negra.

"La idea de la obra es que represente lo que ellos viven en su interior y lo exterioricen a través de personajes fantásticos, y así sensibilizar a la comunidad", destacó.

Conectar con la sociedad

Uno de esos personajes es el Reloj Digital, al que le dio vida Mateo Montoya, de 12 años, cinco de ellos ligado al grupo teatral de la Fundación Integrar, quien ha protagonizado obras con mensajes para combatir el bullying.

Para él, lo más divertido "ha sido estar fuera de escena, sin los micrófonos y poder hablar con mis compañeros", pero una vez se sube al escenario disfruta intensamente "del hecho de actuar en público y ver a tanta gente aplaudirme".

El programa de Formación de Públicos Dinámicos, que este 2022 incluyó en su programación a la obra "Reparando al Arcoíris", está dirigido a los estratos más bajos de Medellín con el propósito de incrementar la interacción de los ciudadanos con contenidos artísticos y propiciar espacios con un componente "sensible" y "experiencial" del arte.

"A través de las estrategias de teatro y de arte generan procesos con los chicos con autismo para darle valor tanto a su vida como a su experiencia, al conectarlos con la sociedad y hacer posible que también sueñen en muchos espacios", añadió el secretario de Cultura Ciudadana de Medellín, Álvaro Narváez.



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"El teatro es para todos", dice Robinson Bedoya, el director de actores de la Fundación Integral, entidad que vela por el bienestar de personas con trastorno del espectro autista (TEA) y que este domingo presentó en el Teatro Metropolitano de Medellín (Colombia) una nueva función de Reparando el Arcoíris, una obra para hablar de colores humanos y de la búsqueda del equilibrio.

Una veintena de actores con autismo cuenta la historia del hechicero Cromas y se involucra, entre música y humor, en la desesperada misión de reparar el arcoíris tras descubrir que el espectro está lleno de averías e imperfecciones.

"El autismo se resume en nobleza. Estos chicos son demasiado visuales. Tienen una disciplina amplia, una memoria perfecta y capacidad para trabajar en equipo", dijo Bedoya, quien es el encargado de "montar en ese mundo mágico del teatro" a estos actores, en edades entre los 7 y 30 años.

Un teatro inclusivo

Este proyecto teatral nació hace un par de décadas y ha puesto en escena unas 24 obras, dentro de un proceso que logró consolidar a un grupo de teatro que ha ido ganando espacio en la ciudad, según la directora de la fundación, Myriam Luz Gómez, quien destacó que Reparando el Arcoíris, escrita por la cantautora cubana Rita del Prado, se presentara en el marco del programa de Formación de Públicos Dinámicos de la Alcaldía de Medellín.

Durante el camino detectaron que las personas con TEA tienen un especial talento, interés y motivación por temas culturales y comprobaron que las presentaciones artísticas les sirven para desarrollar habilidades sociales.

"Ponerse en los roles de otros les encanta y lo hacen muy bien", dijo Gómez. Eso les ha permitido desarrollarse, hacer vínculos de amistad con sus compañeros y tener bienestar, pues son personas con "pocas oportunidades" de estar en entornos de participación.

"Se sienten reconocidos y admirados. Para muchos, el teatro se convirtió en parte de su vida y de su proyecto laboral", destacó la directora, y agregó que en el último montaje participaron actores autistas con diferentes niveles de complejidad, tres integrantes de la agrupación musical Canto Alegre y una actriz profesional, con la intención de "demostrarle al mundo que podemos interactuar todos".

Este año decidieron no centrar la obra en el autismo, sino en dar un mensaje a la humanidad sobre respeto, diversidad e inclusión:

"Hay que repararnos, como al arcoíris". Y pone sobre la mesa o sobre el espectro que custodia desde su laboratorio el hechicero Cromas reflexiones con una historia donde expulsan a una jardinera por ser anciana, a un iluminador por enamorarse de otro hombre, y a un restaurador por ser de raza negra.

"La idea de la obra es que represente lo que ellos viven en su interior y lo exterioricen a través de personajes fantásticos, y así sensibilizar a la comunidad", destacó.

Conectar con la sociedad

Uno de esos personajes es el Reloj Digital, al que le dio vida Mateo Montoya, de 12 años, cinco de ellos ligado al grupo teatral de la Fundación Integrar, quien ha protagonizado obras con mensajes para combatir el bullying.

Para él, lo más divertido "ha sido estar fuera de escena, sin los micrófonos y poder hablar con mis compañeros", pero una vez se sube al escenario disfruta intensamente "del hecho de actuar en público y ver a tanta gente aplaudirme".

El programa de Formación de Públicos Dinámicos, que este 2022 incluyó en su programación a la obra "Reparando al Arcoíris", está dirigido a los estratos más bajos de Medellín con el propósito de incrementar la interacción de los ciudadanos con contenidos artísticos y propiciar espacios con un componente "sensible" y "experiencial" del arte.

"A través de las estrategias de teatro y de arte generan procesos con los chicos con autismo para darle valor tanto a su vida como a su experiencia, al conectarlos con la sociedad y hacer posible que también sueñen en muchos espacios", añadió el secretario de Cultura Ciudadana de Medellín, Álvaro Narváez.



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