/ domingo 19 de marzo de 2023

Día del artesano: mexicanos somos los propios malinchistas 

Alicia y Lorena son dos mujeres de Tequisquiapan que realizan diseños de macramé desde hace dos años y que aprendieron de forma autodidacta


Alicia Sánchez comenzó a hacer macramé hace dos años y medio, cuando en un viaje a Cancún le llamó la atención el diseño de los vestidos de macramé y decidió hacerlos. Ya realizaba productos de croché y decidió aprender de forma autodidacta.

“Mi primer curso lo hice en línea, y tomé varios durante mucho tiempo, y bajo error y acierto es que logré dominar la técnica. El macramé es una técnica de nudos con las manos, hay nudos simples y complejos. Se usa un telar o algún lugar donde pueda montar el palo y comenzar a trabajar”.

Alicia realiza sus diseños, en la misma tienda donde los vende, ubicada en la calle Niños Héroes número 6 en el centro de Tequisquiapan. En su labor artesanal, desde hace un año instruyó a Lorena Carbo, quien ahora ayuda a Alicia en los diseños de cortinas, aretes, atrapa sueños, camas de mascotas, maceteros, lámparas, chalecos de caballeros y vestidos, entre otros.

“Los más difícil de hacer son los vestidos, pues cada pieza es única y tratamos de hacerlos de una manera estándar, para que todas las mujeres los puedan usar. Pero si uno se equivoca, hay que deshacerlo todo. Al principio hacíamos un vestido en 10 días, y ahora en 4. La gente nos ve trabajando y nos piden algún diseño en particular”.

En el macramé hay diferentes retos, pero el más importante al que se enfrenta Alicia es con el material. Se tiene que traer de Guadalajara o de la Ciudad de México, porque no hay en Tequisquiapan. La ventaja más grande de este trabajo artesanal es que puedes jugar mucho con los diseños, y que casi nadie hace macramé de acuerdo con sus palabras.

Traen el material desde Guadalajara o de la Ciudad de México, porque no hay en Tequisquiapan. Foto: Samantha Vázquez | El Sol de San Juan del Río

“Siento que las personas no valoran el trabajo hecho a mano, siempre preguntan ¿por qué tan caro?, y no se dan cuenta de que es una pieza única, que hacemos entre las dos con nuestras manos y que nos lleva bastante tiempo” confiesa Lorena.

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Alicia piensa que nosotros somos los propios malinchistas “nosotros los mexicanos debemos aprender a valorar el trabajo de los artesanos, la gente no sabe y dice –son simples nuditos y dan tan caro- no es simple nudito, es diseño, arte y el corazón que damos en cada artículo. Yo reflejo mi esencia en todo lo que hago”.


Alicia Sánchez comenzó a hacer macramé hace dos años y medio, cuando en un viaje a Cancún le llamó la atención el diseño de los vestidos de macramé y decidió hacerlos. Ya realizaba productos de croché y decidió aprender de forma autodidacta.

“Mi primer curso lo hice en línea, y tomé varios durante mucho tiempo, y bajo error y acierto es que logré dominar la técnica. El macramé es una técnica de nudos con las manos, hay nudos simples y complejos. Se usa un telar o algún lugar donde pueda montar el palo y comenzar a trabajar”.

Alicia realiza sus diseños, en la misma tienda donde los vende, ubicada en la calle Niños Héroes número 6 en el centro de Tequisquiapan. En su labor artesanal, desde hace un año instruyó a Lorena Carbo, quien ahora ayuda a Alicia en los diseños de cortinas, aretes, atrapa sueños, camas de mascotas, maceteros, lámparas, chalecos de caballeros y vestidos, entre otros.

“Los más difícil de hacer son los vestidos, pues cada pieza es única y tratamos de hacerlos de una manera estándar, para que todas las mujeres los puedan usar. Pero si uno se equivoca, hay que deshacerlo todo. Al principio hacíamos un vestido en 10 días, y ahora en 4. La gente nos ve trabajando y nos piden algún diseño en particular”.

En el macramé hay diferentes retos, pero el más importante al que se enfrenta Alicia es con el material. Se tiene que traer de Guadalajara o de la Ciudad de México, porque no hay en Tequisquiapan. La ventaja más grande de este trabajo artesanal es que puedes jugar mucho con los diseños, y que casi nadie hace macramé de acuerdo con sus palabras.

Traen el material desde Guadalajara o de la Ciudad de México, porque no hay en Tequisquiapan. Foto: Samantha Vázquez | El Sol de San Juan del Río

“Siento que las personas no valoran el trabajo hecho a mano, siempre preguntan ¿por qué tan caro?, y no se dan cuenta de que es una pieza única, que hacemos entre las dos con nuestras manos y que nos lleva bastante tiempo” confiesa Lorena.

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Alicia piensa que nosotros somos los propios malinchistas “nosotros los mexicanos debemos aprender a valorar el trabajo de los artesanos, la gente no sabe y dice –son simples nuditos y dan tan caro- no es simple nudito, es diseño, arte y el corazón que damos en cada artículo. Yo reflejo mi esencia en todo lo que hago”.

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