/ domingo 17 de febrero de 2019

El Cronista Sanjuanense

Pernoctaron las Constituciones


Un acto trascendental en la historia de San Juan del Río fue aquel 4 de febrero del año 1967, cuando en esta ciudad estuvieron las constituciones de 1814, 1824, 1857, 1917 y el Acta Constitutiva, donde además fue el único lugar donde pernoctaron.

En 1967 se conmemoraron cien años del triunfo de la República y cincuenta de la redacción de la Carta Magna de 1917, la que actualmente nos rige, sucesos que tuvieron sus momentos clave en la capital del estado de Querétaro. El 15 de mayo de 1867, en el Cerro de las Campanas, fue fusilado el emperador Maximiliano de Habsburgo poniendo fin al Segundo Imperio Mexicano, mientras que el 5 de febrero de 1917 se firmó en el entonces Teatro Iturbide, hoy Teatro de la República en Santiago de Querétaro, la última Constitución. Ambas fechas fueron destacadas el 1 de septiembre de 1966 en el Congreso de la Unión durante el informe del entonces Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, quien aprovechó el momento para anunciar el inicio de los preparativos para la celebración “que debía la República” a estos dos “fastos principales”.

La celebración más importante de 1967 fue sin duda la del cincuentenario de la Carta Magna y que rindió honores a los cinco documentos más relevantes del pensamiento constitucional mexicano: el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana mejor conocido como la Constitución de Apatzingan; el Acta Constitutiva de la Federación de 1824; la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824; la Constitución de 1857; y la Constitución Mexicana de 1917. Mediante el Acuerdo Presidencial, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 25 de enero de 1967, se determinó que los originales de estos documentos, que permanecen depositados en el Archivo General de la Nación, fueran trasladados a Querétaro, para que recibieran el homenaje del pueblo y del Gobierno en las ceremonias conmemorativas del 5 de febrero de ese año.

Los documentos fueron llevados por jóvenes universitarios y por cadetes del Colegio Militar desde la Ciudad de México hasta Querétaro el 4 de febrero de 1967 pasando por los estados de Hidalgo y de México sin detenerse, hasta que llegaron a San Juan del Río y es aquí que, además de rendir los honores correspondientes, pernoctaron, antes de llegar a su destino en la ciudad de Santiago de Querétaro donde, a primera hora salieron y llegaron para ser expuestos el 5 de febrero en el Teatro de la República.

El evento de recibimiento de estos históricos documentos fue de lo más festivo en San Juan del Río pues se adornaron los frentes de las casas de la Avenida Juárez con los colores patrios, los vecinos y alumnos y maestros de las escuelas fueron convocados, y el Honorable Ayuntamiento hizo lo propio en el Palacio Municipal, el cual fue remozado completamente, al igual que el Salón de Cabildos, que fue el sitio justo en donde permanecieron estos documentos. Hubo repique general de campanas de todos los templos de la ciudad, para hacer más grandioso el acontecimiento. El entonces presidente municipal, Manuel Suárez Muñoz, dirigió un elocuente y significativo discurso en el que estuvieron personalidades de importancia como el gobernador Manuel González de Cosío, el secretario de Relaciones Exteriores federal, así como los debidos representantes de las zonas militares, el Estado Mayor Presidencial, el Colegio Militar, de los poderes Judicial y Legislativo federales y locales y hasta el presidente del Comité Olímpico Mexicano para las Olimpiadas de 1968.

Al siguiente día llegaron a Santiago de Querétaro, el evento principal de la conmemoración tuvo lugar en la recién construida Plaza de la Constitución, obra que fue parte de las varias remodelaciones urbanas proyectadas durante el gobierno de Querétaro, encabezado entonces por Manuel González Cosío, específicamente para las celebraciones de 1967. Esta fue la primera plaza en la capital queretana destinada especialmente a eventos cívicos, e implicó el desalojo y derrumbe del Mercado Pedro Escobedo que desde principios de siglo y hasta unos meses atrás había ocupado ese terreno. A más de 50 años de distancia, la Plaza sigue siendo uno de los principales lugares de reunión de las familias queretanas.

Pernoctaron las Constituciones


Un acto trascendental en la historia de San Juan del Río fue aquel 4 de febrero del año 1967, cuando en esta ciudad estuvieron las constituciones de 1814, 1824, 1857, 1917 y el Acta Constitutiva, donde además fue el único lugar donde pernoctaron.

En 1967 se conmemoraron cien años del triunfo de la República y cincuenta de la redacción de la Carta Magna de 1917, la que actualmente nos rige, sucesos que tuvieron sus momentos clave en la capital del estado de Querétaro. El 15 de mayo de 1867, en el Cerro de las Campanas, fue fusilado el emperador Maximiliano de Habsburgo poniendo fin al Segundo Imperio Mexicano, mientras que el 5 de febrero de 1917 se firmó en el entonces Teatro Iturbide, hoy Teatro de la República en Santiago de Querétaro, la última Constitución. Ambas fechas fueron destacadas el 1 de septiembre de 1966 en el Congreso de la Unión durante el informe del entonces Presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz, quien aprovechó el momento para anunciar el inicio de los preparativos para la celebración “que debía la República” a estos dos “fastos principales”.

La celebración más importante de 1967 fue sin duda la del cincuentenario de la Carta Magna y que rindió honores a los cinco documentos más relevantes del pensamiento constitucional mexicano: el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana mejor conocido como la Constitución de Apatzingan; el Acta Constitutiva de la Federación de 1824; la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos de 1824; la Constitución de 1857; y la Constitución Mexicana de 1917. Mediante el Acuerdo Presidencial, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 25 de enero de 1967, se determinó que los originales de estos documentos, que permanecen depositados en el Archivo General de la Nación, fueran trasladados a Querétaro, para que recibieran el homenaje del pueblo y del Gobierno en las ceremonias conmemorativas del 5 de febrero de ese año.

Los documentos fueron llevados por jóvenes universitarios y por cadetes del Colegio Militar desde la Ciudad de México hasta Querétaro el 4 de febrero de 1967 pasando por los estados de Hidalgo y de México sin detenerse, hasta que llegaron a San Juan del Río y es aquí que, además de rendir los honores correspondientes, pernoctaron, antes de llegar a su destino en la ciudad de Santiago de Querétaro donde, a primera hora salieron y llegaron para ser expuestos el 5 de febrero en el Teatro de la República.

El evento de recibimiento de estos históricos documentos fue de lo más festivo en San Juan del Río pues se adornaron los frentes de las casas de la Avenida Juárez con los colores patrios, los vecinos y alumnos y maestros de las escuelas fueron convocados, y el Honorable Ayuntamiento hizo lo propio en el Palacio Municipal, el cual fue remozado completamente, al igual que el Salón de Cabildos, que fue el sitio justo en donde permanecieron estos documentos. Hubo repique general de campanas de todos los templos de la ciudad, para hacer más grandioso el acontecimiento. El entonces presidente municipal, Manuel Suárez Muñoz, dirigió un elocuente y significativo discurso en el que estuvieron personalidades de importancia como el gobernador Manuel González de Cosío, el secretario de Relaciones Exteriores federal, así como los debidos representantes de las zonas militares, el Estado Mayor Presidencial, el Colegio Militar, de los poderes Judicial y Legislativo federales y locales y hasta el presidente del Comité Olímpico Mexicano para las Olimpiadas de 1968.

Al siguiente día llegaron a Santiago de Querétaro, el evento principal de la conmemoración tuvo lugar en la recién construida Plaza de la Constitución, obra que fue parte de las varias remodelaciones urbanas proyectadas durante el gobierno de Querétaro, encabezado entonces por Manuel González Cosío, específicamente para las celebraciones de 1967. Esta fue la primera plaza en la capital queretana destinada especialmente a eventos cívicos, e implicó el desalojo y derrumbe del Mercado Pedro Escobedo que desde principios de siglo y hasta unos meses atrás había ocupado ese terreno. A más de 50 años de distancia, la Plaza sigue siendo uno de los principales lugares de reunión de las familias queretanas.

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