AMEALCO DE BONFIL, Qro.- Los que entran al colorido taller deValentín García Miranda, en la Casa de Artesanías Doni, tienenla oportunidad de llevarse un pedacito de este artista, unaconcepción del mundo en la que se privilegian los usos ycostumbres de un pueblo con raíces indígenas, todo plasmado en unpedacito de madera.
Mientras las yemas de sus dedos recorren la porosa superficie,el oriundo de la colonia Nuevo Amanecer explica cómo se haencargado de fusionar el arte con la artesanía a través de unatécnica llamada dígito pintura, en la que se requiere óleo,perspicacia, agilidad en los dedos y de vez en cuando un pincelpara los trazos más finos.
“También rato de transmitir a las personas la importancia delreciclaje, uso madera, piedras y vidrio reciclado, quiero devolveralgo al mundo, ya tengo 12 años de que me dedico al arte y conesta técnica tengo un año”.
Para Valentín es grato que los turistas valoren su trabajo, lereconforta que se queden impresionados con lo que hace y aprovechapara transmitir la cultura de los amealcenses, por ejemplo, legusta pintar a la muñeca tradicional, la ha destacado en llaverosy cuadros.
“La muñeca es típica y nace aquí, San Ildefonso Tultepec ySantiago Mexquititlán se distinguen por eso, yo no soy de allá,pero también transmito esa tradición; antes no había dinero ylas abuelas hacían muñecas de trapo que le regalaban a lasnietas, eso se volvió una tradición y ahora es un obsequio paraque les vaya bien en la vida”.
Lo más gratificante para Valentín es pintar para la gente, nopinto para él, asegura, tiene que encontrarse a mí mismo, se vereflejado en lo que pinta y está dispuesto a obsequiarlo.
“El pintar es el ánimo del pintor, trato de estar tranquilo,relajado y ese es el producto que quiero ofrecer, ninguna pieza esigual a otra. Como se me da eso de pintar, hay veces que me ocupanpara hacer rótulos, murales, decor
ación de interiores, pintar barandales, pues localmente ya soyconocido y a veces me llaman desde Querétaro, Hidalgo oGuanajuato”.
Valentín tiene tres hijos menores de 10 años que aún no semeten de lleno en la pintura, pero les gusta acudir a atender elpúblico y conocer más personas; con una sonrisa Valentín aseguraque la familia es el jurado más duro, “te critica abiertamente:papá, te faltó pintar un árbol”.
El reto más grande de este artesano a lo largo de 12 años hasido tratar de pintar el cuerpo humano, pero como se trata depintura considera que puede hacer y deshacer a su antojo, “si mepides un corazón, te pregunto qué color te gusta, continúo conuno que escojo yo y termina un producto que a ambos nosgusta”.
Los precios que maneja por los pequeños tronquitos de maderaadornados con llamativos paisajes y personajes son 30 pesos, 40 y50; Valentín también da talleres de pintura los domingos ymartes, de 10 a dos, tiene un costo de 80 pesos y al término de laclase se llevan sus pinturas; todos los días se le puede encontraren la Casa de Artesanías Doni de 10 de la mañana a cinco de latarde.
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Video: Eduardo Hernández