El futbol murió ayer en el estadio Corregidora, inmueble que fue escenario de una de las escenas más trágicas de la historia del futbol mexicano. Aficionados de Gallos y Atlas protagonizaron una batalla campal en todo el estadio que acabó en cuando menos 13 heridos de gravedad.
Una horda de aficionados queretanos invadieron la “jaula” de la porra visitante y comenzó el terror: la batalla campal inició en la zona sur del estadio y acabó en el empastado, la poca seguridad pública y la austera seguridad privada fueron rebasadas sin oposición alguna, era una verdadera guerra sin tregua, puños, sillazos, patadas, jalones, mordidas, incluso personas en estado inconsciente en el suelo siguieron recibiendo un castigo innecesario y fuera de la realidad.
Familias enteras corrieron de un lado a otro buscando refugio en las bancas o en cualquier lugar lejano, no había forma de encontrar salida a lo que se asemejaba a una cacería, el balón quedó de lado, la situación era alarmante, la Liga MX, Seguridad Pública y Seguridad Privada quedaron evidenciadas, lo de ayer fue inadmisible.
Fueron minutos que parecían horas, los golpes no cesaban, algunos jugadores como el arquero de Gallos, Washington Aguerre y el técnico Cristante, permanecieron varios minutos en la cancha tratando de tranquilizar a los aficionados, impotencia, llanto, desesperación era indescriptible lo que se vivía en el estadio.
Los golpes aparecieron cuando la Liga MX apostó por la campaña “Grita X la Paz” previo a cada encuentro de esta novena fecha del Clausura 2022, así en el momento menos indicado la violencia hizo de las suyas.
Los alrededores del estadio parecían campo de guerra, Los pasillos estaban bañados de rojo, se instaló una carpa en la explanada del Corregidora para atender a los múltiples heridos, al menos ocho ambulancias tuvieron que entrar para trasladar a los más graves, personas buscaban desesperadamente a sus familiares, una crisis de pánico se adueñó del ahora campo de batalla.
Las luces rojas de las ambulancias eran las que iluminaban la trágica escena, poco a poco la calma volvía pero el daño estaba hecho, no había vuelta atrás, lo vivido en el Corregidora quedará marcado por siempre. Y el marcador, el marcador fue lo de menos…
