Con un diagnóstico poco alentador, pero aferrándose al 100% a la vida, es como Santiel, menor de un año, comenzó a darle la mejor enseñanza a su madre Rebeca Elizabeth López Lara, quien a pesar de tener dos hijos más, con el más pequeño descubrió el significado de la lucha y lo importante de ser mamá.
Durante su trayectoria como reconocida tatuadora de San Juan del Río, ha rotó paradigmas y ha puesto en alto, su mejor papel, el de mamá comprometida, quien detalla lienzos de amor con su familia.
En entrevista, Rebeca relató que, cuando su hijo cumplió tres meses de edad, se empezaron a dar cuenta de lo cristalino que era uno de sus ojos, factor que consideraron anormal y que, con el paso de las semanas, vieron que era prioritario que se atendiera con gente especializada.
Dijo que, en un principio, le dijeron que era muy posible que el niño tuviera cáncer, sin embargo, tras algunos estudios le dijeron que se trataba de desprendimiento de retina, y al exponer este panorama con su familia se sintió destrozada, puesto que además su pequeñito había nacido de 34 semanas, pero siempre se aferró a la vida y a superar cada obstáculo desde que estaba en su vientre.
“Lo llevamos a Querétaro y que pudo haber sido por varios factores, uno de ellos por lo prematuro al nacer. Nos mandaron al hospital de la ceguera en México y que necesitaba una operación inmediata, yo siempre trabajé, tenía muchas citas y nos debíamos esforzar por generar ingresos para la atención de mi bebé”.
Platicó que el panorama para ella era desolador y que no asimilaba lo que le estaba pasando, sobre todo porque su hijo para poder conciliar el sueño tenía que hacerlo sentado y con mucho cuidado.
"Me ha enseñado a luchar y que la vida es muy bonita, él es un guerrero y tiene tantas ganas de salir adelante, él fue un bebé planeado, pero desde que estuve embarazada tuve amenazas de aborto y él siguió ahí, es un niño aferrado y con ganas de vivir".
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Siendo la mamá de Santiel, Rebeca dijo sentirse muy orgullosa de él, por todo lo que ha representado en su vida y para la de su familia, sobre todo porque su llegada significó mayor unión y fortaleza entre cada uno de los miembros.