Brasil. El atentado contra el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro y la inhabilitación del socialista Luiz Inácio Lula da Silva, favoritos en los sondeos, elevaron la incertidumbre y la radicalización política en Brasil a exactamente un mes de las elecciones presidenciales del 7 de octubre.
Ante el atentado sufrido en la tarde del jueves, que casi le cuesta la vida, puede reforzar sus posibilidades de ser electo en octubre como presidente de Brasil. El atentado sacudió la campaña y movilizó a fondo a los seguidores de Bolsonaro.
De acuerdo con el instituto Ibope, la intención de voto en Bolsonaro subió desde 20% en agosto hasta 22% en septiembre, lo que lo convierte en el favorito para vencer la primera vuelta de las presidenciales tras la decisión del Tribunal Electoral de inhabilitar a Lula, que tenía hasta 40% del favoritismo.
Al disgusto de la izquierda por la exclusión de su líder de la disputa se sumó el de la derecha por el atentado contra el suyo, lo que elevó la incertidumbre en las que ya eran consideradas como presidenciales más imprevisibles en Brasil desde que el país recuperó la democracia en 1985.
La radicalización fue notable durante el evento que grupos de izquierda y movimiento sociales realizaron en Sao Paulo para conmemorar el Día de la Independencia de Brasil.
Pero este atentado puede redistribuir las cartas. Bolsonaro tendrá por ejemplo una presencia mediática que compensará ampliamente los pocos segundos de propaganda televisiva gratuita que le confiere el actual sistema de atribución.
"Este incidente aumenta las posibilidades electorales de Jair Bolsonaro. Estaba perdiendo votos, de repente se convierte en una víctima casi tan grande como Lula", dijo a la agencia financiera Bloomberg el analista Richard Back, de XP Investments.
Esa radicalización se volcó principalmente en las redes sociales, según un estudio realizado por la plataforma Sala de Democracia Digital, que mide tendencias electorales en las redes sociales.
Tan sólo en Twitter, el ataque a Bolsonaro generó 3.2 millones de comentarios en sólo 16 horas, con lo que se convirtió en el evento con mayor repercusión en Brasil desde las elecciones de 2014, en su mayoría (40.5 %) de personas que ponen en duda la veracidad del atentado.
Bolsonaro se lanzó a la campaña de las elecciones más polarizadas e inciertas de la historia reciente de Brasil como candidato del pequeño Partido Social Liberal (PSL). Su acercamiento con grupos conservadores evangélicos y su retórica de mano dura contra la criminalidad y de liberalización del porte de armas reforzó su núcleo de incondicionales en un país con más de 60 mil asesinatos por año.
Y sus críticas contra la corrupción encontraron fuerte eco en millones de brasileños pasmados por la amplitud de la corrupción revelada por la Operación Lava Jato, que afectó a todos los partidos que dominaron la vida política desde el fin del régimen militar (1964-85).
Su figura y la del expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva polarizaban la campaña.