/ miércoles 27 de noviembre de 2019

Continúa búsqueda de sobrevivientes en Albania

Los equipos de salvamento han podido rescatar de entre los escombros de edificios caídos a 45 personas

Los habitantes de las zonas afectadas por el terremoto en Albania, que ha dejado hasta ahora una treintena de muertos y más de medio millar de heridos, intentan digerir el horror vivido y buscan a familiares o se desviven por ayudar a los damnificados, entre el temor a que alguna de las fuertes réplicas que se producen pueda causar nuevos derrumbes.

Los equipos de salvamento han podido rescatar de entre los escombros de edificios caídos a 45 personas, mientras continúan las tareas de búsqueda, ya cada vez con menos esperanzas de hallar supervivientes.

Las zonas más afectadas son la ciudad turística de Durres, habitada desde tiempos antiguos, y la pequeña localidad de Thumana, ambas situadas cerca del epicentro del terremoto de 6,4 grados en la escala de Richter.

Bastaron sólo 30 segundos para que Durres, una importante colonia greco-romana, se transformase en una ciudad deshabitada para una parte considerable de sus 200.000 vecinos.

Algunos edificios están derrumbados por completo, otros han perdido las fachadas y han dejado al descubierto el interior de los apartamentos, con sus muebles y su decoración, como si solo se les hubiera arrancado la piel exterior.

Inmuebles inclinados, calles sembradas de ladrillos, azulejos y yeso desperdigado. Las imágenes de algunas zonas de Durres muestran palpablemente el horror vivido por sus habitantes en la madrugada del martes.

"En los primeros momentos sólo pensamos cómo salvarnos. Ahora que salimos sanos y salvos vemos los daños. Durres se ha convertido prácticamente en una ciudad inhabitable", dijo hoy a Efe Vangjel Capo, un pensionista.

Más de 2.000 personas que se han quedado sin techo o que simplemente tienen miedo a nuevas réplicas pasaron la noche en las carpas levantadas fuera del estadio "Niko Dovana", donde hoy se les distribuía comida y recibían asistencia médica.

Desde la madrugada del martes se han registrado más de 300 réplicas del que ha sido el terremoto más devastador en los últimos cuarenta años.

Una de ellas, ocurrida este miércoles a las 15.45 hora local (14.45 GMT), alcanzó una magnitud de 5,4 y obligó a los equipos de rescate a suspender provisionalmente los trabajos.

"Las personas a las que hemos asistido presentaban distintas afecciones, pero sobre todo problemas psicológicos. Lo que más hemos tenido que repartir han sido medicamentos para la presión arterial e insulina porque la gente no ha tenido la posibilidad de llevarlas consigo", afirmó Florinda Beu, médica del centro de acogida de Durres.

"Mi hija se gastó 60.000 euros para comprar con sus ahorros de quince años de trabajo en Italia un piso que ahora ha quedado inhabitable, sin paredes ni puertas". Lo cuenta Fatbardha Mane, de 63 años, quien asegura que no ha pasado en su vida un horror tan grande.

En las principales ciudades del país la población se vuelca con los damnificados, entregando ropa y alimentos. Algunos incluso han abierto las puertas de sus casas, mientras que muchas empresas privadas están donando dinero y ayudas materiales.

La ayuda está llegando también de muchos países europeos, que han enviado rescatistas.

"Llegamos hoy veintidós personas con cinco vehículos para ayudar a los bomberos albaneses y al personal del centro de acogida de Durres", según uno de los miembros de la Federazione delle Misericordie di Apulia, sur de Italia.

Más de 200 socorristas provenientes de Italia, Grecia, Francia, Kosovo, Israel, Rumanía, Montenegro y Francia están desplegados sobre el terreno.

Una de las historias más trágicas la ha vivido la familia Lala, de cuyos diez miembros se ha salvado solo el hijo de 16 años. Cuatro cuerpos se han recuperado sin vida y otras cinco permanecen aún bajo de los escombros.

Este miércoles ha sido día de luto nacional en Albania, uno de los países más pobres de Europa, mientras que en Durres y Tirana se ha declarado el estado de emergencia.

Según fuentes sanitarias, dos de los ocho heridos graves internados en el hospital de Traumatología de Tirana serán llevados fuera del país para recibir una asistencia más especializada.

Los habitantes de las zonas afectadas por el terremoto en Albania, que ha dejado hasta ahora una treintena de muertos y más de medio millar de heridos, intentan digerir el horror vivido y buscan a familiares o se desviven por ayudar a los damnificados, entre el temor a que alguna de las fuertes réplicas que se producen pueda causar nuevos derrumbes.

Los equipos de salvamento han podido rescatar de entre los escombros de edificios caídos a 45 personas, mientras continúan las tareas de búsqueda, ya cada vez con menos esperanzas de hallar supervivientes.

Las zonas más afectadas son la ciudad turística de Durres, habitada desde tiempos antiguos, y la pequeña localidad de Thumana, ambas situadas cerca del epicentro del terremoto de 6,4 grados en la escala de Richter.

Bastaron sólo 30 segundos para que Durres, una importante colonia greco-romana, se transformase en una ciudad deshabitada para una parte considerable de sus 200.000 vecinos.

Algunos edificios están derrumbados por completo, otros han perdido las fachadas y han dejado al descubierto el interior de los apartamentos, con sus muebles y su decoración, como si solo se les hubiera arrancado la piel exterior.

Inmuebles inclinados, calles sembradas de ladrillos, azulejos y yeso desperdigado. Las imágenes de algunas zonas de Durres muestran palpablemente el horror vivido por sus habitantes en la madrugada del martes.

"En los primeros momentos sólo pensamos cómo salvarnos. Ahora que salimos sanos y salvos vemos los daños. Durres se ha convertido prácticamente en una ciudad inhabitable", dijo hoy a Efe Vangjel Capo, un pensionista.

Más de 2.000 personas que se han quedado sin techo o que simplemente tienen miedo a nuevas réplicas pasaron la noche en las carpas levantadas fuera del estadio "Niko Dovana", donde hoy se les distribuía comida y recibían asistencia médica.

Desde la madrugada del martes se han registrado más de 300 réplicas del que ha sido el terremoto más devastador en los últimos cuarenta años.

Una de ellas, ocurrida este miércoles a las 15.45 hora local (14.45 GMT), alcanzó una magnitud de 5,4 y obligó a los equipos de rescate a suspender provisionalmente los trabajos.

"Las personas a las que hemos asistido presentaban distintas afecciones, pero sobre todo problemas psicológicos. Lo que más hemos tenido que repartir han sido medicamentos para la presión arterial e insulina porque la gente no ha tenido la posibilidad de llevarlas consigo", afirmó Florinda Beu, médica del centro de acogida de Durres.

"Mi hija se gastó 60.000 euros para comprar con sus ahorros de quince años de trabajo en Italia un piso que ahora ha quedado inhabitable, sin paredes ni puertas". Lo cuenta Fatbardha Mane, de 63 años, quien asegura que no ha pasado en su vida un horror tan grande.

En las principales ciudades del país la población se vuelca con los damnificados, entregando ropa y alimentos. Algunos incluso han abierto las puertas de sus casas, mientras que muchas empresas privadas están donando dinero y ayudas materiales.

La ayuda está llegando también de muchos países europeos, que han enviado rescatistas.

"Llegamos hoy veintidós personas con cinco vehículos para ayudar a los bomberos albaneses y al personal del centro de acogida de Durres", según uno de los miembros de la Federazione delle Misericordie di Apulia, sur de Italia.

Más de 200 socorristas provenientes de Italia, Grecia, Francia, Kosovo, Israel, Rumanía, Montenegro y Francia están desplegados sobre el terreno.

Una de las historias más trágicas la ha vivido la familia Lala, de cuyos diez miembros se ha salvado solo el hijo de 16 años. Cuatro cuerpos se han recuperado sin vida y otras cinco permanecen aún bajo de los escombros.

Este miércoles ha sido día de luto nacional en Albania, uno de los países más pobres de Europa, mientras que en Durres y Tirana se ha declarado el estado de emergencia.

Según fuentes sanitarias, dos de los ocho heridos graves internados en el hospital de Traumatología de Tirana serán llevados fuera del país para recibir una asistencia más especializada.

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