/ viernes 19 de abril de 2024

Contraluz | Mari Trini


Hace poco más de 15 años, el 6 de abril de 2009 falleció una de las cantantes españolas que más popularidad tuvieron en las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado conocida como Mari Trini y que fue ampliamente reconocida en España, Latinoamérica y Francia. En España, aquel era tiempo de cantantes y autores en el que se entreveraban intérpretes que rompían con esquemas prodigados por la España franquista y quienes rompían sutil o frontalmente con el largo status de más de 30 años de dictadura.

Entre ellos estaban Raphael, Julio Iglesias, José Luis Perales, Luisito Rey, Peret, Camilo Sesto, Patxi Andión, Miguel Ríos, Nino Bravo, Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Luis Eduardo Auté y Paco Ibáñez.

Aparte brillaban en el cante popular -cuplés y flamenco-, Sara Montiel, Carmen Sevilla, Lola Flores, Conchita Piquer, Conchita Velasco, Nati Mistral e incluso Marisol y Rocío Dúrcal, quienes tenían gran cartel en España y en las naciones latinoamericanas.

Emergieron también tres jóvenes mujeres cantautoras que brillaron con luz propia por la trascendencia de sus textos y su música: Cecilia, María Ostiz y Mari Trini.

Cecilia lamentablemente falleció poco después en un infausto accidente ocurrido en 1976. María Ostiz tuvo grandes momentos con canciones como “Un pueblo es”, “El Aleluya del Silencio”, “No sabes cómo sufrí”, “Canta Cigarra” y muchas más.

Mari Trini por su parte despegó triunfalmente ya en el año de 1970 con un disco emblemático “Amores” –grabaría 25 LPs en total- en el que desarrolló varios de sus temas, baladas especialmente, con arreglos de Waldo de los Ríos y de Rafael Trebucchelli.

Era música suave bien armada con poemas profundos, sencillos y que reflejaban sentimiento, emociones, rebeldía, sinceridad y certezas. Recuerdo que con amigos y familiares escuchamos entonces aquel LP varias de cuyas canciones nos aprendimos y cantábamos con enorme gusto acompañados de guitarras en encuentros informales. Tributábamos admiración a aquella jovencita enfermiza, de cabello castaño y ojos claros que tan bien sabía decir cosas que nos importaban, con música suave y voz cálida. Para nosotros, era expresión plena y estética de nuevos tiempos, de horizontes más luminosos, de promesas de alegría, de libertad serena…

Mari Trini había nacido en Caravaca de la Cruz, Murcia, el 12 de julio de 1947 en el seno de una familia aristocrática y durante su carrera marcada por los tiempos de la transición española vendió más de diez millones de discos.

Tuvo una infancia muy sufrida pues padeció de nefritis lo que la mantuvo durante casi siete años con largas postraciones en diversos tratamientos y frecuentemente en cama.

A los 15 años decidió que se dedicaría a la música, cuestión que fue rechazada tajantemente por su madre. Fue entonces cuando el cineasta Nicholas Ray la convenció de estudiar y conocer más sobre música en Londres. Y para allá se fue.

Después residió cinco años en Francia donde conoció a grandes autores franceses como Jacques Brel a la par que acrecentaba sus conocimientos de idiomas e ideas poéticas y melódicas.

Fue así como se convirtió en autora e intérprete de baladas que hoy forman parte del gran catálogo español como Amores –“Amores se vuelven viejos/antes de empezar a amar…”-, Mañana –“Mañana me iré despacio/ sin dejar ninguna huella/ pronto levantaré el vuelo/ como hicieron las cigüeñas”-; Cuando me acaricias –“Cuando la lluvia cae/ se funde el hielo/ y cuando me acaricias/

se quema el fuego”-; Déjame –“Siempre quedan días para esperar/ promesas y cartas que nunca llegarán”-; Yo No Soy Esa –“Yo no soy esa que tú te imaginas/ una señorita tranquila y sencilla/ que un día abandonas y siempre perdona…”-; Ayúdala –“Pon sus pies sobre la tierra/ sin que apenas se dé cuenta/ pero no quiebres sus alas”-; Vals de otoño –“Y mis ojos se cierran dormidos/ de tantos insomnios, de tanto color/ y mis manos se cruzan buscando/ aquella otra mano teñida de sol”-; En una noche callada –“Y cuentan las malas lenguas/ que en una noche callada/ vieron salir la maleta/ de la mujer que ahí estaba/ sí, que lo abandonó su amada…”-; Ayer –“Ayer/ 20 años cumplí/ La inocencia perdí/ desaté el corazón”-.

Mari Trini tenía solo 23 años y aparte de consolidar, rebeldías de por medio, su vocación artística, hablaba ya inglés y francés lo que la llevó a interpretar canciones del gran Jacques Brel quien, no dado a los elogios, aplaudió sin ambages las interpretaciones que la joven española hizo de sus temas emblemáticos: “Ne me quitte pas” y “La Fanette”.

Muy joven pues, Mari Trini se reveló como una excelente compositora además de intérprete, arropada por Waldo de los Ríos y Rafael Trabucchelli. Y desde sus inicios muestra ya un profundo sentido crítico reflejado quizá más que en ningún otro tema en “Yo no soy esa”.

El sentido es claro: las mujeres deben ser libres para ser y actuar responsablemente al margen de clichés irracionales. Biografos de la artista anotan que el título “Yo no soy esa” es revelador porque cita (y rebate) otra canción: “Yo soy esa”, tema clásico del género de la copla (cantado, entre otras, por Isabel Pantoja) cuya letra alude a una mujer utilizada por los hombres.

Durante los años siguientes, Mari Trini compaginó sus actuaciones en directo por toda España con giras por países de Latinoamérica, incluido México, presentaciones en la televisión gala, así como con nuevas grabaciones en las que la artista confirma, sin dejar de evolucionar musicalmente hacia el pop, su personal estilo. En el álbum A mi aire incluye la controvertida canción “Ayúdala”, presuntamente alusiva a una relación triangular y en la que fue también muy celebrado el riff de guitarra en el arreglo.

En 1984 Mari Trini sorprendió con un reportaje en la revista Interviú, con el que quiso romper la inmerecida imagen pública de mujer áspera y sin sensualidad, prejuicio por el que incluso fue parodiada por algunos humoristas. Y es que debido a su aspecto sobrio, su vestimenta frecuentemente talar, totalmente opuesta a la moda del destape, se había dicho de Mari Trini que ocultaba su cuerpo porque no se sentía atractiva o incluso porque padecía cojera, cuestiones que desmintió cuando creyó oportuno.

En ese año, 1984, Mari Trini grabó dos acetatos: Diario de una mujer y Mari Trini, -titulado en México como Mari Trini Interpreta a Grandes Autores Mexicanos, álbum de homenaje a la canción mexicana- donde grabó temas como Contigo aprendí y No de Armando Manzanero; Échame a mi la culpa, de Ferrusquilla; Fallaste corazón, de Cuco

Sánchez; Farolito y Noche de ronda de Agustín Lara; El jinete y la Media Vuelta de José Alfredo Jiménez y Cuando vuelva a tu lado de María Grever.

Vinieron después tiempos inciertos y el rompimiento amistoso con su disquera Hispavox que había editado prácticamente toda su producción.

Con enfermedades recurrentes, como nefritis y enfisema, Mari Trine realizó un último trabajo como artista grabando con el trío Los Panchos. El disco había sido publicado con gran éxito (por la firma Ventura Discos S.L.) a finales de 2001, obteniendo el disco de oro por sus muchas ventas en España, pero sorpresivamente las unidades que quedaban se retiraron de los comercios, según se afirma porque la compañía discográfica cayó en quiebra.

El álbum era un doble CD con 23 canciones: Mari Trini había compuesto doce, y las once restantes eran éxitos de Los Panchos, que Mari Trini compartía con la voz de Rafael Basurto, la última voz viva de Los Panchos originales.

Vale anotar que sus canciones también han estado presentes en 26 bandas de música de películas y series de televisión desde 1972 a 2022.

A partir de 2005 problemas contractuales con la disquera y con su desmejorada salud, Mari Trini se mantuvo alejada del mundo de la música, aunque esperanzada en un concierto de despedida que finalmente no pudo dar pues falleció el 6 de abril de 2009 en el Hospital Universitario Morales Meseguer de la capital de Murcia a causa de cáncer de pulmón según el parte médico.

Le sobrevivieron su madre y tres hermanos, y su pareja sentimental durante más de cuarenta años, Claudette, quien fuera su asistente.


Hace poco más de 15 años, el 6 de abril de 2009 falleció una de las cantantes españolas que más popularidad tuvieron en las décadas de los años 70 y 80 del siglo pasado conocida como Mari Trini y que fue ampliamente reconocida en España, Latinoamérica y Francia. En España, aquel era tiempo de cantantes y autores en el que se entreveraban intérpretes que rompían con esquemas prodigados por la España franquista y quienes rompían sutil o frontalmente con el largo status de más de 30 años de dictadura.

Entre ellos estaban Raphael, Julio Iglesias, José Luis Perales, Luisito Rey, Peret, Camilo Sesto, Patxi Andión, Miguel Ríos, Nino Bravo, Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Luis Eduardo Auté y Paco Ibáñez.

Aparte brillaban en el cante popular -cuplés y flamenco-, Sara Montiel, Carmen Sevilla, Lola Flores, Conchita Piquer, Conchita Velasco, Nati Mistral e incluso Marisol y Rocío Dúrcal, quienes tenían gran cartel en España y en las naciones latinoamericanas.

Emergieron también tres jóvenes mujeres cantautoras que brillaron con luz propia por la trascendencia de sus textos y su música: Cecilia, María Ostiz y Mari Trini.

Cecilia lamentablemente falleció poco después en un infausto accidente ocurrido en 1976. María Ostiz tuvo grandes momentos con canciones como “Un pueblo es”, “El Aleluya del Silencio”, “No sabes cómo sufrí”, “Canta Cigarra” y muchas más.

Mari Trini por su parte despegó triunfalmente ya en el año de 1970 con un disco emblemático “Amores” –grabaría 25 LPs en total- en el que desarrolló varios de sus temas, baladas especialmente, con arreglos de Waldo de los Ríos y de Rafael Trebucchelli.

Era música suave bien armada con poemas profundos, sencillos y que reflejaban sentimiento, emociones, rebeldía, sinceridad y certezas. Recuerdo que con amigos y familiares escuchamos entonces aquel LP varias de cuyas canciones nos aprendimos y cantábamos con enorme gusto acompañados de guitarras en encuentros informales. Tributábamos admiración a aquella jovencita enfermiza, de cabello castaño y ojos claros que tan bien sabía decir cosas que nos importaban, con música suave y voz cálida. Para nosotros, era expresión plena y estética de nuevos tiempos, de horizontes más luminosos, de promesas de alegría, de libertad serena…

Mari Trini había nacido en Caravaca de la Cruz, Murcia, el 12 de julio de 1947 en el seno de una familia aristocrática y durante su carrera marcada por los tiempos de la transición española vendió más de diez millones de discos.

Tuvo una infancia muy sufrida pues padeció de nefritis lo que la mantuvo durante casi siete años con largas postraciones en diversos tratamientos y frecuentemente en cama.

A los 15 años decidió que se dedicaría a la música, cuestión que fue rechazada tajantemente por su madre. Fue entonces cuando el cineasta Nicholas Ray la convenció de estudiar y conocer más sobre música en Londres. Y para allá se fue.

Después residió cinco años en Francia donde conoció a grandes autores franceses como Jacques Brel a la par que acrecentaba sus conocimientos de idiomas e ideas poéticas y melódicas.

Fue así como se convirtió en autora e intérprete de baladas que hoy forman parte del gran catálogo español como Amores –“Amores se vuelven viejos/antes de empezar a amar…”-, Mañana –“Mañana me iré despacio/ sin dejar ninguna huella/ pronto levantaré el vuelo/ como hicieron las cigüeñas”-; Cuando me acaricias –“Cuando la lluvia cae/ se funde el hielo/ y cuando me acaricias/

se quema el fuego”-; Déjame –“Siempre quedan días para esperar/ promesas y cartas que nunca llegarán”-; Yo No Soy Esa –“Yo no soy esa que tú te imaginas/ una señorita tranquila y sencilla/ que un día abandonas y siempre perdona…”-; Ayúdala –“Pon sus pies sobre la tierra/ sin que apenas se dé cuenta/ pero no quiebres sus alas”-; Vals de otoño –“Y mis ojos se cierran dormidos/ de tantos insomnios, de tanto color/ y mis manos se cruzan buscando/ aquella otra mano teñida de sol”-; En una noche callada –“Y cuentan las malas lenguas/ que en una noche callada/ vieron salir la maleta/ de la mujer que ahí estaba/ sí, que lo abandonó su amada…”-; Ayer –“Ayer/ 20 años cumplí/ La inocencia perdí/ desaté el corazón”-.

Mari Trini tenía solo 23 años y aparte de consolidar, rebeldías de por medio, su vocación artística, hablaba ya inglés y francés lo que la llevó a interpretar canciones del gran Jacques Brel quien, no dado a los elogios, aplaudió sin ambages las interpretaciones que la joven española hizo de sus temas emblemáticos: “Ne me quitte pas” y “La Fanette”.

Muy joven pues, Mari Trini se reveló como una excelente compositora además de intérprete, arropada por Waldo de los Ríos y Rafael Trabucchelli. Y desde sus inicios muestra ya un profundo sentido crítico reflejado quizá más que en ningún otro tema en “Yo no soy esa”.

El sentido es claro: las mujeres deben ser libres para ser y actuar responsablemente al margen de clichés irracionales. Biografos de la artista anotan que el título “Yo no soy esa” es revelador porque cita (y rebate) otra canción: “Yo soy esa”, tema clásico del género de la copla (cantado, entre otras, por Isabel Pantoja) cuya letra alude a una mujer utilizada por los hombres.

Durante los años siguientes, Mari Trini compaginó sus actuaciones en directo por toda España con giras por países de Latinoamérica, incluido México, presentaciones en la televisión gala, así como con nuevas grabaciones en las que la artista confirma, sin dejar de evolucionar musicalmente hacia el pop, su personal estilo. En el álbum A mi aire incluye la controvertida canción “Ayúdala”, presuntamente alusiva a una relación triangular y en la que fue también muy celebrado el riff de guitarra en el arreglo.

En 1984 Mari Trini sorprendió con un reportaje en la revista Interviú, con el que quiso romper la inmerecida imagen pública de mujer áspera y sin sensualidad, prejuicio por el que incluso fue parodiada por algunos humoristas. Y es que debido a su aspecto sobrio, su vestimenta frecuentemente talar, totalmente opuesta a la moda del destape, se había dicho de Mari Trini que ocultaba su cuerpo porque no se sentía atractiva o incluso porque padecía cojera, cuestiones que desmintió cuando creyó oportuno.

En ese año, 1984, Mari Trini grabó dos acetatos: Diario de una mujer y Mari Trini, -titulado en México como Mari Trini Interpreta a Grandes Autores Mexicanos, álbum de homenaje a la canción mexicana- donde grabó temas como Contigo aprendí y No de Armando Manzanero; Échame a mi la culpa, de Ferrusquilla; Fallaste corazón, de Cuco

Sánchez; Farolito y Noche de ronda de Agustín Lara; El jinete y la Media Vuelta de José Alfredo Jiménez y Cuando vuelva a tu lado de María Grever.

Vinieron después tiempos inciertos y el rompimiento amistoso con su disquera Hispavox que había editado prácticamente toda su producción.

Con enfermedades recurrentes, como nefritis y enfisema, Mari Trine realizó un último trabajo como artista grabando con el trío Los Panchos. El disco había sido publicado con gran éxito (por la firma Ventura Discos S.L.) a finales de 2001, obteniendo el disco de oro por sus muchas ventas en España, pero sorpresivamente las unidades que quedaban se retiraron de los comercios, según se afirma porque la compañía discográfica cayó en quiebra.

El álbum era un doble CD con 23 canciones: Mari Trini había compuesto doce, y las once restantes eran éxitos de Los Panchos, que Mari Trini compartía con la voz de Rafael Basurto, la última voz viva de Los Panchos originales.

Vale anotar que sus canciones también han estado presentes en 26 bandas de música de películas y series de televisión desde 1972 a 2022.

A partir de 2005 problemas contractuales con la disquera y con su desmejorada salud, Mari Trini se mantuvo alejada del mundo de la música, aunque esperanzada en un concierto de despedida que finalmente no pudo dar pues falleció el 6 de abril de 2009 en el Hospital Universitario Morales Meseguer de la capital de Murcia a causa de cáncer de pulmón según el parte médico.

Le sobrevivieron su madre y tres hermanos, y su pareja sentimental durante más de cuarenta años, Claudette, quien fuera su asistente.

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