/ domingo 28 de enero de 2024

El cronista sanjuanense | Bartolo murió por el águila

En la ciudad de San Juan del Río, se encuentra un monumento en honor a la Independencia nacional que fue inaugurado el 16 de septiembre de 1866, así lo reza una placa de mármol blanco que fue colocada por el Ayuntamiento en su cara sur. Eran tiempos del Segundo Imperio Mexicano.

Esta obra, que se edificó al centro de la plaza la cual recibió el mismo nombre (Independencia), tiene plantada una columna altísima. El monumento tiene su historia. En 1864, fue ideada su construcción para colocar un busto en su cima en honor a la emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, segundo emperador de México. Casi nadie recuerda o sabe que fue la misma emperatriz quien rechazó tal honor al serle ofrecido por el Ayuntamiento de San Juan del Río y entonces pidió que mejor fuera dedicado ese monumento a la Independencia nacional. Así lo asumió el Ilustre Ayuntamiento en aquel año e los trabajos de su construcción.

En lugar del busto de la emperatriz se instaló un águila de bronce en actitud de posarse. Esta escultura fue colocada en el año 1868, dos años posteriores a la inauguración del monumento. Tardó en colocarse después de una serie de informalidades por parte del escultor, Nemesio Manilla, queretano, a quien se tuvo que obligar a entregar la escultura. Ésta águila finalmente subió a la columna, pero no duraría mucho allí, pues un rayo la echaría por tierra dos años después, en junio de 1870. Lo más probable es que la actitud de pose de la escultura haya atraído el rayo.

Al caer el águila vino otra desgracia, mató a un capitán de aguadores de nombre Bartolo Cárdenas, a quien el Ayuntamiento le dio, obligadamente, sepultura gratuita en el Panteón 1 de la ciudad.

El Archivo Histórico de San Juan del Río, en el Fondo Documental Registro Civil, Defunciones, 1870-1872, resguarda el registro de defunción del desafortunado ciudadano: “…a las diez de la mañana del cinco de junio de mil ochocientos setenta, ante mí el Juez del estado civil, se presentó el C. Pablo Cárdenas de cincuenta y seis años, casado […] originario y vecino de esta, en el barrio de San Juan, con un oficio de la prefectura de esta ciudad en que dice a esta oficina, se le dé sepultura gratis, al cadáver del C. Bartolo Cárdenas de cuarenta y tres años […] capitán de aguadores y de oficio lo mismo, originario y vecino de esta en la calle de la Salitrera casa número 6, dejando viuda a doña Paula Hernández de cuarenta y cuatro años, del mismo origen y vecindad; habiendo alcanzado la muerte del C. Cárdenas un rayo.”

Cabe mencionar que los aguadores de instalaban bajo el monumento a la Independencia a la espera de que les fuera solicitado el servicio para acarreo de agua a las casas del centro de la ciudad, pero no existía la fuente en la plaza. En aquel tiempo había solo una fuente de agua, una caja o alberca que estuvo a las afueras del templo del Señor del Sacro Monte, la cual fue bendecida el 19 de marzo de 1886. La fuente de la Plaza Independencia fue inaugurada y bendecida exactamente en la misma fecha, pero al año siguiente, diecisiete años posteriores a la caída del águila.

Por la forma del basamento de este monumento, las personas le llamaban “la pirámide” y por algún tiempo le nombraron “Monumento a la libertad”, asociado a lo que representa el águila.

Ciento once años pasarían para una nueva escultura fuera elevada a la cúspide de la columna de la Independencia, otra águila, una figura también de bronce, fabricada por el escultor mexicano Carlos Espino quien en 1981 elaboró esta escultura por encargo del entonces presidente municipal Jorge Herbert Pérez, siendo colocada en diciembre de ése año en el marco de las conmemoraciones por el 450 aniversario de la fundación de San Juan del Río. El águila se hizo con las alas extendidas, quizá para evitar la atracción de un rayo. Esa águila es la que se conserva hasta nuestros días.

En la ciudad de San Juan del Río, se encuentra un monumento en honor a la Independencia nacional que fue inaugurado el 16 de septiembre de 1866, así lo reza una placa de mármol blanco que fue colocada por el Ayuntamiento en su cara sur. Eran tiempos del Segundo Imperio Mexicano.

Esta obra, que se edificó al centro de la plaza la cual recibió el mismo nombre (Independencia), tiene plantada una columna altísima. El monumento tiene su historia. En 1864, fue ideada su construcción para colocar un busto en su cima en honor a la emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, segundo emperador de México. Casi nadie recuerda o sabe que fue la misma emperatriz quien rechazó tal honor al serle ofrecido por el Ayuntamiento de San Juan del Río y entonces pidió que mejor fuera dedicado ese monumento a la Independencia nacional. Así lo asumió el Ilustre Ayuntamiento en aquel año e los trabajos de su construcción.

En lugar del busto de la emperatriz se instaló un águila de bronce en actitud de posarse. Esta escultura fue colocada en el año 1868, dos años posteriores a la inauguración del monumento. Tardó en colocarse después de una serie de informalidades por parte del escultor, Nemesio Manilla, queretano, a quien se tuvo que obligar a entregar la escultura. Ésta águila finalmente subió a la columna, pero no duraría mucho allí, pues un rayo la echaría por tierra dos años después, en junio de 1870. Lo más probable es que la actitud de pose de la escultura haya atraído el rayo.

Al caer el águila vino otra desgracia, mató a un capitán de aguadores de nombre Bartolo Cárdenas, a quien el Ayuntamiento le dio, obligadamente, sepultura gratuita en el Panteón 1 de la ciudad.

El Archivo Histórico de San Juan del Río, en el Fondo Documental Registro Civil, Defunciones, 1870-1872, resguarda el registro de defunción del desafortunado ciudadano: “…a las diez de la mañana del cinco de junio de mil ochocientos setenta, ante mí el Juez del estado civil, se presentó el C. Pablo Cárdenas de cincuenta y seis años, casado […] originario y vecino de esta, en el barrio de San Juan, con un oficio de la prefectura de esta ciudad en que dice a esta oficina, se le dé sepultura gratis, al cadáver del C. Bartolo Cárdenas de cuarenta y tres años […] capitán de aguadores y de oficio lo mismo, originario y vecino de esta en la calle de la Salitrera casa número 6, dejando viuda a doña Paula Hernández de cuarenta y cuatro años, del mismo origen y vecindad; habiendo alcanzado la muerte del C. Cárdenas un rayo.”

Cabe mencionar que los aguadores de instalaban bajo el monumento a la Independencia a la espera de que les fuera solicitado el servicio para acarreo de agua a las casas del centro de la ciudad, pero no existía la fuente en la plaza. En aquel tiempo había solo una fuente de agua, una caja o alberca que estuvo a las afueras del templo del Señor del Sacro Monte, la cual fue bendecida el 19 de marzo de 1886. La fuente de la Plaza Independencia fue inaugurada y bendecida exactamente en la misma fecha, pero al año siguiente, diecisiete años posteriores a la caída del águila.

Por la forma del basamento de este monumento, las personas le llamaban “la pirámide” y por algún tiempo le nombraron “Monumento a la libertad”, asociado a lo que representa el águila.

Ciento once años pasarían para una nueva escultura fuera elevada a la cúspide de la columna de la Independencia, otra águila, una figura también de bronce, fabricada por el escultor mexicano Carlos Espino quien en 1981 elaboró esta escultura por encargo del entonces presidente municipal Jorge Herbert Pérez, siendo colocada en diciembre de ése año en el marco de las conmemoraciones por el 450 aniversario de la fundación de San Juan del Río. El águila se hizo con las alas extendidas, quizá para evitar la atracción de un rayo. Esa águila es la que se conserva hasta nuestros días.