/ lunes 30 de octubre de 2023

Pedro y los lobos | El “huracán” Gilberto


Hasta antes de entrarle a la política con Morena en 2018, el ingeniero, maestro, doctor y rector Gilberto Herrera Ruiz tiene una historia curricular envidiable y respetable.

Gilberto es ingeniero en sistemas electrónicos y tiene una maestría en Ingeniería Eléctrica (1989) en el Tecnológico de Monterrey.

Becado, hizo un doctorado en la Academia de Ciencias de Hungría (1992). Una estancia posdoctoral en la Agencia de Ciencia y Tecnología de Japón (STA), y en el Instituto de Ingeniería Mecánica en Tsukuba.

Como profesor visitante, dio clases en la Universidad Tecnológica de Chemnitz y en la Universidad de Tokio.

Hace 41 años llegó a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) como profesor-investigador.

En 2004 ganó el premio ADIAT a la Innovación Tecnológica.

En la UAQ fue coordinador de la maestría en instrumentación, coordinador de la Unidad de Gestión Tecnológica, jefe de Posgrado de la Facultad de Ingeniería y rector.

Ha publicado más de 60 artículos en revistas nacionales e internacionales.

Cuenta con 6 registros de derechos de autor y dos patentes en trámite. Ha dirigido 20 tesis.

El ingeniero Herrera en 2007 recibió de manos del expresidente Felipe Calderón, el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) en el área de Ingeniería y Tecnología.

En 2012, después de 3 rondas de votación, siendo director de la Facultad de Ingeniería, ganó la rectoría. En 2015, sin mayor complicación, se reeligió.

En 2017, enfrentó al gobierno del panista Francisco Domínguez Servién para obtener mayores recursos económicos para la UAQ.

Ahí le picó la “grilla”.

En 2018 apareció en las boletas como candidato al Senado por Morena. Gana por la primera minoría con 286 mil votos, soportado por la gran ola del obradorismo.

No tomó posesión. El presidente lo nombró coordinador estatal de los Programas de Desarrollo, en Querétaro. Se sentían vice-gobernadores.

Había sido colocado, casi sin esfuerzo político, en una gran posición: SuperDelegado.

Ejercía a discreción 2 mil MDP que el gobierno federal la enviaba, para salpicar a la población marginada en Querétaro.

Caminaba a sus anchas por las calles y veredas queretanas. En el pavimento y en la tierra, con los colores de Morena en el pecho, se sentía querido y apoyado. Todos le sonreían, traía en la bolsa las dádivas de la #4T.

Pues se la creyó. Pensó en ser el primer gobernador morenista en 2027, reeligiéndose en el Senado, a donde regresó después de dejar a su banda, controlando la dependencia queretana.

Fuera de las aulas de clase, su operación es mentirosa, mala y atrabancada. Ha intentado en más de una ocasión violentar el orden y la Ley, engañando ciudadanos que tiene inscritos en el padrón de Bienestar. Los acarrea a su causa, poniendo el apoyo, como carnada.

Hoy lo vuelve hacer, con la legítima necesidad de ayuda y agua que tienen los habitantes de Maconí en Cadereyta.

Pervierte el interés ciudadano, operando una marcha encabezada por empleados del Bienestar (más que documentado).

Fuera de la cátedra, Gilberto es un huracán que destruye causas y voluntades, y lo peor, ya lo reprobaron.

Los verdaderos ciudadanos organizados de Maconí no lo acompañan. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó que se le investiga y dejó claro su apoyo al gobierno de Mauricio Kuri.

Ningún otro morenista, además de sus empleados, lo siguen. Santiago Nieto (que lo dobla en las encuestas al Senado) dijo que debe respetarse la ley en la lucha por las causas ciudadanas.

Lo que intentó ser el “Huracán” Gilberto terminó en “chipi chipi”. Ni el ejercer recursos públicos, ni sus escándalos lo harán reelegirse al Senado. Esa si es, su verdadera causa (perdida).


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Hasta antes de entrarle a la política con Morena en 2018, el ingeniero, maestro, doctor y rector Gilberto Herrera Ruiz tiene una historia curricular envidiable y respetable.

Gilberto es ingeniero en sistemas electrónicos y tiene una maestría en Ingeniería Eléctrica (1989) en el Tecnológico de Monterrey.

Becado, hizo un doctorado en la Academia de Ciencias de Hungría (1992). Una estancia posdoctoral en la Agencia de Ciencia y Tecnología de Japón (STA), y en el Instituto de Ingeniería Mecánica en Tsukuba.

Como profesor visitante, dio clases en la Universidad Tecnológica de Chemnitz y en la Universidad de Tokio.

Hace 41 años llegó a la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) como profesor-investigador.

En 2004 ganó el premio ADIAT a la Innovación Tecnológica.

En la UAQ fue coordinador de la maestría en instrumentación, coordinador de la Unidad de Gestión Tecnológica, jefe de Posgrado de la Facultad de Ingeniería y rector.

Ha publicado más de 60 artículos en revistas nacionales e internacionales.

Cuenta con 6 registros de derechos de autor y dos patentes en trámite. Ha dirigido 20 tesis.

El ingeniero Herrera en 2007 recibió de manos del expresidente Felipe Calderón, el Premio de Investigación de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) en el área de Ingeniería y Tecnología.

En 2012, después de 3 rondas de votación, siendo director de la Facultad de Ingeniería, ganó la rectoría. En 2015, sin mayor complicación, se reeligió.

En 2017, enfrentó al gobierno del panista Francisco Domínguez Servién para obtener mayores recursos económicos para la UAQ.

Ahí le picó la “grilla”.

En 2018 apareció en las boletas como candidato al Senado por Morena. Gana por la primera minoría con 286 mil votos, soportado por la gran ola del obradorismo.

No tomó posesión. El presidente lo nombró coordinador estatal de los Programas de Desarrollo, en Querétaro. Se sentían vice-gobernadores.

Había sido colocado, casi sin esfuerzo político, en una gran posición: SuperDelegado.

Ejercía a discreción 2 mil MDP que el gobierno federal la enviaba, para salpicar a la población marginada en Querétaro.

Caminaba a sus anchas por las calles y veredas queretanas. En el pavimento y en la tierra, con los colores de Morena en el pecho, se sentía querido y apoyado. Todos le sonreían, traía en la bolsa las dádivas de la #4T.

Pues se la creyó. Pensó en ser el primer gobernador morenista en 2027, reeligiéndose en el Senado, a donde regresó después de dejar a su banda, controlando la dependencia queretana.

Fuera de las aulas de clase, su operación es mentirosa, mala y atrabancada. Ha intentado en más de una ocasión violentar el orden y la Ley, engañando ciudadanos que tiene inscritos en el padrón de Bienestar. Los acarrea a su causa, poniendo el apoyo, como carnada.

Hoy lo vuelve hacer, con la legítima necesidad de ayuda y agua que tienen los habitantes de Maconí en Cadereyta.

Pervierte el interés ciudadano, operando una marcha encabezada por empleados del Bienestar (más que documentado).

Fuera de la cátedra, Gilberto es un huracán que destruye causas y voluntades, y lo peor, ya lo reprobaron.

Los verdaderos ciudadanos organizados de Maconí no lo acompañan. El propio presidente Andrés Manuel López Obrador ordenó que se le investiga y dejó claro su apoyo al gobierno de Mauricio Kuri.

Ningún otro morenista, además de sus empleados, lo siguen. Santiago Nieto (que lo dobla en las encuestas al Senado) dijo que debe respetarse la ley en la lucha por las causas ciudadanas.

Lo que intentó ser el “Huracán” Gilberto terminó en “chipi chipi”. Ni el ejercer recursos públicos, ni sus escándalos lo harán reelegirse al Senado. Esa si es, su verdadera causa (perdida).


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