Entre estimados personajes en la historia sanjuanense, nos encontramos con la maestra Conchita Nieto Trejo, originaria de esta ciudad donde nació hace 87 años, de los cuales, 31 dedicó al magisterio, a formar varias generaciones de niños sanjuanenses en escuelas primarias como la Sor Juana Inés de la Cruz y en la “Escuela General de División Francisco Villa” de la que fue fundadora.
En una breve charla que nos concedió en su domicilio, aunque algunos datos y fechas escapan de su memoria, nos platicó sobre su formación y su gusto por haberse dedicado al magisterio. Sus estudios los realizó en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, en Querétaro, y posteriormente hizo una especialidad en matemáticas, pero desde sus 14 años de vida, con estudios de primaria, empezó a trabajar en escuela de Arroyo Zarco por invitación de unas tías, recuerda, que tuvieron necesidad de personal; a ella la propusieron para cubrir un interinato por tres meses, pero dado que el maestro renunció, ella se quedó con la plaza; posteriormente logró su cambio a Pedro Escobedo donde trabajó durante 5 años.
Y poco después regresó a su tierra natal donde durante 18 años, impartió clases en la escuela primaria “Sor Juana Inés de la Cruz”, luego ascendió a directora y fue cuando, en la administración municipal 1967-1970 que presidió don Raúl Olvera Aróstegui, fue invitada para fundar la Escuela “Francisco Villa”, sobre la que nos cuenta anécdota del nombre que nos dice, no le gustaba, ella llevaba propuestas de nombres de mujeres sobresalientes que presentaría al presidente municipal, además, porque en el Barrio de la Cruz ya existía escuela con ese nombre, obteniendo como respuesta “ese no es problema, esta se va a llamar General de División Francisco Villa”, y así quedó; ahí continuó su labor magisterial hasta que a los 31 años de servicio llegó a su jubilación.
Muestra su satisfacción por haber tenido oportunidad de haber instruido a varias generaciones, “me hicieron madurar, sentirme una gente que podía ayudar”, menciona, a sus alumnos comenta, les inculcó sobre todo, que fueran personas dignas y honradas. Varias personas que fueron alumnos, sobre todo mujeres, continuaron frecuentándola, visitándola, festejándola y reiterándole su aprecio y agradecimiento de forma personal, hasta antes de la pandemia, pero de alguna manera siguen pendientes de ella.
En su vida personal, la estimada maestra casó a principios de la década de los sesentas del siglo pasado con don Antonio Reynoso Díaz, procreando 5 hijos: María Guadalupe, Conchis, Eleonora, Edith y Toño, a quienes, nos dijo, “traté de inculcarles que fueran gente honrada, trabajadora, responsables, bendito Dios me doy satisfacción de que ninguno ha fallado”. Ellos le han dado la dicha de conocer a 14 nietos y a su vez, 2 bisnietos. Llena de satisfacciones, rodeada del cariño de sus descendientes, del aprecio y reconocimiento de varios de sus exalumnos, la maestra Conchita, actualmente, “me he dedicado a estar en mi casa, me gusta coser, estoy haciendo unas leles con puntadas sencillas, me gusta tejer…” nos dice mientras nos muestra parte de sus costuras, en la tranquilidad de su hogar.