/ miércoles 2 de marzo de 2022

Tradición familiar de producir vinos

La familia Ochoa lleva 150 años produciendo vinos, desde antes de que el patriarca de la familia llegara desde España a México

Emilio Ochoa Pulido llegó a México desde muy pequeño. Era originario de Navarra, España y contaba en su pasado con una gran tradición familiar referente a los vinos.

Así fue como inicio la historia de Vinícola Tequisquiapan, que está ubicada en pleno centro del pueblo mágico. Por tradición familiar y ya en México, los Ochoa han producido vino desde hace 46 años.

“Mi papá nos enseñó a hacer vinos cuando cumplimos 18 años. Es una receta tradicional de la familia. En un inicio mi padre tenía una gran relación con el clero y le gustaba regalar el vino” confiesa Raúl Ochoa, el Director de la empresa.

Ahora la empresa la dirigen los hermanos Raúl y Marco Antonio, y participa casi toda la familia, especialmente sus hijos Raúl, Anabel, Fernanda e Iker y su sobrino Héctor: “mi hijo Iker tiene 7 años y creo el vino de oro denominado 23.5 K. Él quería saber cómo era un vino de oro y se logró después de 2 años y medio. La etiqueta tiene la forma de I por Iker”.

Los vinos que ofrecen son avocados, es decir que son dulces, se usan para postres, son vinos sin sulfitos (sin conservadores) y son considerados vinos naturales. De acuerdo con Raúl tienen mucha aceptación del paladar mexicano: “este es un proyecto de vida que buscamos y estamos muy felices”.

Emilio Ochoa Pulido llegó a México desde muy pequeño. Era originario de Navarra, España y contaba en su pasado con una gran tradición familiar referente a los vinos.

Así fue como inicio la historia de Vinícola Tequisquiapan, que está ubicada en pleno centro del pueblo mágico. Por tradición familiar y ya en México, los Ochoa han producido vino desde hace 46 años.

“Mi papá nos enseñó a hacer vinos cuando cumplimos 18 años. Es una receta tradicional de la familia. En un inicio mi padre tenía una gran relación con el clero y le gustaba regalar el vino” confiesa Raúl Ochoa, el Director de la empresa.

Ahora la empresa la dirigen los hermanos Raúl y Marco Antonio, y participa casi toda la familia, especialmente sus hijos Raúl, Anabel, Fernanda e Iker y su sobrino Héctor: “mi hijo Iker tiene 7 años y creo el vino de oro denominado 23.5 K. Él quería saber cómo era un vino de oro y se logró después de 2 años y medio. La etiqueta tiene la forma de I por Iker”.

Los vinos que ofrecen son avocados, es decir que son dulces, se usan para postres, son vinos sin sulfitos (sin conservadores) y son considerados vinos naturales. De acuerdo con Raúl tienen mucha aceptación del paladar mexicano: “este es un proyecto de vida que buscamos y estamos muy felices”.

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