Leyendas queretanas | El agujero del diablo

Sucedió en el antiguo Querétaro, en el hoy Museo Regional, donde una bella mujer utilizó sus encantos para seducir a un seminarista

Tamara Medina | Diario de Querétaro

  · sábado 9 de octubre de 2021

Foto: Miriam Martínez | Diario de Querétaro

La ciudad alberga infinidad de mitos y leyendas, en esta ocasión hablaremos de “El agujero del Diablo”.

Sin precisar una fecha exacta se cree que este acontecimiento surgió en el Querétaro colonial y es relatado en el libro “Leyendas de Querétaro” del escritor Germán Patiño, quien se lo relató al periodista y abogado, José Guadalupe Ramírez Álvarez.

Sucedió en el antiguo convento de San Francisco, hoy Museo Regional de Querétaro donde se dice que cuando el recinto estaba en su auge, por todos los jóvenes que querían consagrar su vida a Dios, ocurrió algo bastante peculiar; uno de los seminaristas que se preparaba para convertirse en sacerdote tenía tiempo sintiendo la presencia de alguien.

Foto: Tamara Medina | Diario de Querétaro

Era uno de los estudiantes más destacados, con una fe inquebrantable y sin ninguna mancha en su currículum; pero todo cambió cuando una mañana salieron todos a misa, y el jovencito sintió que alguien lo miraba, al voltearse vio que era una mujer bellísima y joven, cosa que tomó sin importancia puesto que él estaba consagrado a Dios. Por desgracia esa silueta no logró apartarla de su mente en todo el día, decidido a olvidarse de ella, rezó durante toda la tarde, para apartarla de su cabeza.

A la mañana siguiente, cuando acudió a la santa misa, el seminarista sintió otra vez esa mirada penetrante, se trataba de la misma muchacha, así que, al terminar la celebración, fue con su confesor a pedir ayuda, el presbítero lo escuchó atento y al finalizar, preocupado le dijo que se trataba del demonio, que intentaba alejarlo de Dios. Por tal motivo el joven decidió no ir a misa al día siguiente y quedarse a rezar en su celda. Ya por la tarde sus compañeros preocupados por su ausencia decidieron ir a verlo, este les dijo que todo estaba bien que volvieran a sus deberes, en la noche, al estar rezando de pronto escuchó ruidos y al voltear a la pared, sus ojos se encontraron con la silueta de la bella y perturbadora joven que se desprendía de los muros poco a poco, para después irse convirtiendo en una especie de bestia y hombre mezclados.

Aterrorizado el seminarista, tomó su rosario, rezó y rezó, mientras sus compañeros al darse cuenta de lo que ocurría en la celda, intentaron abrir la puerta, misma que estaba totalmente bloqueada.

Atónitos comenzaron a rezar en voz muy alta, casi a gritos, no se sabe cuánto duraron los rezos desesperados de los jóvenes, hasta que finalmente se dio una tremenda explosión, que impulsó a la bestia a salir por el techo. Gracias a su fe, el demonio había sido derrotado. Cuando todo quedó en calma, entre el humo se pudo observar un enorme agujero en el techo, que había dejado el maligno en su huida. A ese sitio hoy se le conoce como El Agujero Del Diablo.