/ miércoles 16 de febrero de 2022

El sistema MATISSE revela los secretos de un núcleo galáctico activo

Este núcleo existe para toda una serie de objetos extraordinariamente luminosos: cuásares, blazares y galaxias de tipo Seyfert

Los astrónomos tienen por primera vez, gracias al sistema MATISSE, una imagen detallada de un núcleo galáctico activo, la estructura de polvo y gas que rodea a un agujero negro supermasivo y que es uno de los objetos más brillantes del Universo.

El brillo de este núcleo supera con creces el de la galaxia NGC1068 --también conocida como M77-- en cuyo centro se encuentra.

Dos siglos después de su descubrimiento, astrónomos dirigidos por Violeta Gamez-Rosa, de la Universidad de Leiden (Países Bajos), revelan su centro con todos los detalles, en un estudio publicado el miércoles en la revista Nature.

Situada a 47 millones de años luz en la constelación de la Ballena, M77 es la típica galaxia con un núcleo galáctico activo: un agujero negro supermasivo de varios millones de masas solares, rodeado por un grueso disco de polvo y gas, cuya absorción de materia produce una energía fenomenal.

Este núcleo existe para toda una serie de objetos extraordinariamente luminosos: cuásares, blazares y galaxias de tipo Seyfert.

Su luminosidad alcanza varios miles de veces la de toda una galaxia, desde un área tan "pequeña" como el equivalente al Sistema Solar, señala un artículo de Nature que acompaña al estudio.

"Es la primera vez que obtenemos una imagen de este tipo, que podemos ver realmente el corazón de una galaxia así", declaró a la AFP Bruno Lopez, astrónomo del Observatorio de la Costa Azul, responsable de MATISSE, el instrumento de análisis del espectro luminoso que hizo posible esta imagen.

MATISSE está instalado en el Interferómetro del Telescopio Muy Grande (VLTI) del Observatorio Europeo Austral (ESO), situado en Chile y permite observar el universo en el infrarrojo medio.

- "Chorro de plasma" -

Con esta gama de ondas y la precisión del instrumento, los astrónomos pueden ver ahora "cómo se organiza la materia alrededor del núcleo activo, cómo alimenta al agujero negro, pero también cómo se organiza en función de la energía liberada, con los vientos, para formar estrellas", continúa Bruno Lopez.

Gracias a esta imagen y a los datos que la acompañan, el equipo internacional de astrónomos ha "dado un gran paso adelante en la comprensión del funcionamiento de los núcleos galácticos activos", dijo Violeta Gamez-Rosa, citada en un comunicado de ESO.

El descubrimiento también ayudará a "comprender mejor la historia de la Vía Láctea, cuyo agujero negro supermasivo en su centro puede haber estado activo en el pasado", dijo.

El agujero negro de M77, que es invisible por definición, está rodeado por dos discos de gas y polvo, que su fuerza gravitatoria une absorbiendo en un disco de luz.

Desde el centro del núcleo, un chorro de plasma --partículas ionizadas-- sale disparado hacia cada polo, dando al conjunto la apariencia de una peonza.

También hay nubes de polvo y gas "que parecen fuentes de materia, arrastradas hacia los lóbulos de la galaxia", explica López.

Gracias a MATISSE, los astrónomos aumentarán ahora sus observaciones de otros núcleos galácticos activos y estudiarán las nubes de polvo.

Ya han detectado grandes proporciones de silicatos en los de M77, similares a los que componen la mayor parte de la corteza terrestre, y trazas de hidrocarburos.

Este carbono es de especial interés para ellos, ya que es el cuarto componente principal del Universo.

Los astrónomos tienen por primera vez, gracias al sistema MATISSE, una imagen detallada de un núcleo galáctico activo, la estructura de polvo y gas que rodea a un agujero negro supermasivo y que es uno de los objetos más brillantes del Universo.

El brillo de este núcleo supera con creces el de la galaxia NGC1068 --también conocida como M77-- en cuyo centro se encuentra.

Dos siglos después de su descubrimiento, astrónomos dirigidos por Violeta Gamez-Rosa, de la Universidad de Leiden (Países Bajos), revelan su centro con todos los detalles, en un estudio publicado el miércoles en la revista Nature.

Situada a 47 millones de años luz en la constelación de la Ballena, M77 es la típica galaxia con un núcleo galáctico activo: un agujero negro supermasivo de varios millones de masas solares, rodeado por un grueso disco de polvo y gas, cuya absorción de materia produce una energía fenomenal.

Este núcleo existe para toda una serie de objetos extraordinariamente luminosos: cuásares, blazares y galaxias de tipo Seyfert.

Su luminosidad alcanza varios miles de veces la de toda una galaxia, desde un área tan "pequeña" como el equivalente al Sistema Solar, señala un artículo de Nature que acompaña al estudio.

"Es la primera vez que obtenemos una imagen de este tipo, que podemos ver realmente el corazón de una galaxia así", declaró a la AFP Bruno Lopez, astrónomo del Observatorio de la Costa Azul, responsable de MATISSE, el instrumento de análisis del espectro luminoso que hizo posible esta imagen.

MATISSE está instalado en el Interferómetro del Telescopio Muy Grande (VLTI) del Observatorio Europeo Austral (ESO), situado en Chile y permite observar el universo en el infrarrojo medio.

- "Chorro de plasma" -

Con esta gama de ondas y la precisión del instrumento, los astrónomos pueden ver ahora "cómo se organiza la materia alrededor del núcleo activo, cómo alimenta al agujero negro, pero también cómo se organiza en función de la energía liberada, con los vientos, para formar estrellas", continúa Bruno Lopez.

Gracias a esta imagen y a los datos que la acompañan, el equipo internacional de astrónomos ha "dado un gran paso adelante en la comprensión del funcionamiento de los núcleos galácticos activos", dijo Violeta Gamez-Rosa, citada en un comunicado de ESO.

El descubrimiento también ayudará a "comprender mejor la historia de la Vía Láctea, cuyo agujero negro supermasivo en su centro puede haber estado activo en el pasado", dijo.

El agujero negro de M77, que es invisible por definición, está rodeado por dos discos de gas y polvo, que su fuerza gravitatoria une absorbiendo en un disco de luz.

Desde el centro del núcleo, un chorro de plasma --partículas ionizadas-- sale disparado hacia cada polo, dando al conjunto la apariencia de una peonza.

También hay nubes de polvo y gas "que parecen fuentes de materia, arrastradas hacia los lóbulos de la galaxia", explica López.

Gracias a MATISSE, los astrónomos aumentarán ahora sus observaciones de otros núcleos galácticos activos y estudiarán las nubes de polvo.

Ya han detectado grandes proporciones de silicatos en los de M77, similares a los que componen la mayor parte de la corteza terrestre, y trazas de hidrocarburos.

Este carbono es de especial interés para ellos, ya que es el cuarto componente principal del Universo.

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