Alejandro sufrió un accidente hace un mes. Salió del camino mientras se dirigía en su motocicleta a la comunidad de El Sitio, en San Juan del Río. Su moto quedó destrozada. Él presentó lesiones leves, unos cuantos raspones en los brazos, un golpe en el tobillo y una ligera desviación en su hombro. “Fue un milagro. No lo puedo explicar”, afirma sobre haber salido ileso de aquel incidente.
Además de tener repercusiones físicas, el accidente que sufrió también le trajo algunas secuelas a nivel anímico. Asegura que la sensación de cansancio se ha vuelto más frecuente tanto en sus actividades cotidianas como en sus tareas laborales, sus horas de sueño se ha extendido, no quiere salir de su casa y confianza e intenciones de convivir con su círculo social han ido a la baja.
En ocasiones, y de manera inesperada, a su mente llegan recuerdos del día de su accidente. Imágenes como las chispas que salieron al momento de derrapar, el sitio casi desierto en donde quedó su moto, sus golpes, el casco destrozado con golpes y más. Señala que cuando esto sucede un miedo invade su cuerpo. Luego, dirige su atención en otras cosas para alejar esos pensamientos.
Alejandro no lo sabe, pero presenta más de uno de los síntomas del estrés postraumático, un trastorno que se presenta luego de que las personas viven o son testigos de algún evento traumático. Dice que desconoce el concepto, en tanto, algunas manifestaciones continúan presentes en vida, trastocando cada uno de los círculos en los que se desenvuelve.
El estrés postraumático es un padecimiento que aparece cuando una persona vive o presencia un evento traumático, es decir, hechos inesperados en donde la seguridad, integridad y tranquilidad del individuo se vio amenazada. Este trastorno va acompañado de una serie de síntomas que merman su calidad de vida y puede presentarse en todas las edades, señala la Licenciada en Psicóloga, Viviana Hernández.
“Puede ocurrir de una y mil diferentes formas en las cuales la persona puede llegar a manifestar el trastorno del estrés postraumático. Este se da porque la persona presenció algún evento traumático o estuvo directamente involucrada en él. Los hechos traumáticos pueden ser muy variados, desde accidentes o desastres naturales, hasta haber sido víctimas de violencia física o sexual”, menciona.
Puntualiza que algunos de los síntomas de este padecimiento son recuerdos inesperados acompañados de ansiedad o miedo, problemas del sueño, conductas de evitación, disociación, incapacidad de concentración, así como la aparición de emociones negativas como terror, ira y culpa, las cuales van a impedir que se disfruten las cosas que antes se hacían. El individuo también puede no aceptar lo que ocurre.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
Subraya que si alguno de estos síntomas aparece durante un mes, el afectado se debe de dirigir de manera inmediata para recibir atención especializada. Entre los tratamientos que existen están acudir a terapias cognitivo-conductuales, tratamiento farmacológico prescrito y técnicas como el EMDR.