/ martes 7 de diciembre de 2021

Víctimas del volcán de Indonesia sube a 34 muertos

El pico más alto de la isla de Java se despertó el sábado lanzando nubes de ceniza que con la lluvia se convirtieron en arroyos de lodo ardiente

El número de muertos por la erupción del volcán Semeru en Indonesia subió el martes a 34, informó la agencia de gestión de catástrofes, mientras el presidente del país visitaba el lugar para inspeccionar los daños.

El pico más alto de la isla de Java se despertó el sábado lanzando nubes de ceniza que con la lluvia se convirtieron en arroyos de lodo ardiente, devastando una docena de pueblos de los alrededores y haciendo huir a la gente.

"El último balance es que hay 34 personas muertas y 17 desaparecidas", dijo a la AFP el portavoz de la agencia, Abdul Muhari, revisando al alza la cifra de 22 muertos del día anterior. La erupción también dejó decenas de heridos, muchos de ellos con quemaduras.

Calles enteras se llenaron de montones de ceniza gris y barro, cubriendo camiones y casas hasta el techo.

El pueblo de Curah Kobokan, el más cercano al cráter, fue devastado por la ceniza ardiente, que resultó mortal para muchos residentes.

"Estoy traumatizado, pregunté a mis familiares si tenían el valor de volver a Curah Kobokan y me dijeron que no, que preferían dormir bajo un árbol", dijo Marzuki Suganda, de 30 años, que trabajaba en una mina de arena de la zona. "Cuando ocurrió la erupción, realmente pensé que íbamos a morir allí".

Condiciones difíciles para los socorristas

Los equipos de rescate trabajan en condiciones difíciles para buscar supervivientes y cadáveres entre los escombros, el barro y las cenizas.

Aunque tienen perros para ayudarles, la amenaza del volcán, la inestabilidad del terreno y la lluvia que puede arrastrar los escombros, están ralentizando sus esfuerzos.

El volcán está mostrando una actividad intermitente, con pequeñas erupciones diarias desde el fin de semana, y más de 3.500 residentes han tenido que ser evacuados de la zona.

Miles de viviendas y edificios han resultado dañados, incluidas 24 escuelas, según datos provisionales del centro de gestión de desastres de la Asociación de las Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN).

Las autoridades han instado a los residentes a que se mantengan alejados del cráter en un radio de cinco kilómetros, ya que el aire contaminado de ceniza en la zona es peligroso para personas vulnerables.

El presidente indonesio, Joko Widodo, ha prometido que el gobierno ayudará a reubicar a quienes no puedan volver a sus casas por el riesgo de erupción.

"Espero que cuando las cosas se calmen, podamos reparar las infraestructuras y pensar en trasladar las viviendas de las zonas que se consideran inseguras", dijo, estimando que unas 2.000 viviendas se vieron afectadas.

El Semeru, que se eleva a 3.676 metros, entró en erupción muchas veces en las últimas décadas, pero rara vez fueron tan destructivas.

Indonesia está situada en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, donde el encuentro de placas tectónicas provoca una gran actividad sísmica. El archipiélago del sudeste asiático cuenta con casi 130 volcanes activos.

El número de muertos por la erupción del volcán Semeru en Indonesia subió el martes a 34, informó la agencia de gestión de catástrofes, mientras el presidente del país visitaba el lugar para inspeccionar los daños.

El pico más alto de la isla de Java se despertó el sábado lanzando nubes de ceniza que con la lluvia se convirtieron en arroyos de lodo ardiente, devastando una docena de pueblos de los alrededores y haciendo huir a la gente.

"El último balance es que hay 34 personas muertas y 17 desaparecidas", dijo a la AFP el portavoz de la agencia, Abdul Muhari, revisando al alza la cifra de 22 muertos del día anterior. La erupción también dejó decenas de heridos, muchos de ellos con quemaduras.

Calles enteras se llenaron de montones de ceniza gris y barro, cubriendo camiones y casas hasta el techo.

El pueblo de Curah Kobokan, el más cercano al cráter, fue devastado por la ceniza ardiente, que resultó mortal para muchos residentes.

"Estoy traumatizado, pregunté a mis familiares si tenían el valor de volver a Curah Kobokan y me dijeron que no, que preferían dormir bajo un árbol", dijo Marzuki Suganda, de 30 años, que trabajaba en una mina de arena de la zona. "Cuando ocurrió la erupción, realmente pensé que íbamos a morir allí".

Condiciones difíciles para los socorristas

Los equipos de rescate trabajan en condiciones difíciles para buscar supervivientes y cadáveres entre los escombros, el barro y las cenizas.

Aunque tienen perros para ayudarles, la amenaza del volcán, la inestabilidad del terreno y la lluvia que puede arrastrar los escombros, están ralentizando sus esfuerzos.

El volcán está mostrando una actividad intermitente, con pequeñas erupciones diarias desde el fin de semana, y más de 3.500 residentes han tenido que ser evacuados de la zona.

Miles de viviendas y edificios han resultado dañados, incluidas 24 escuelas, según datos provisionales del centro de gestión de desastres de la Asociación de las Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN).

Las autoridades han instado a los residentes a que se mantengan alejados del cráter en un radio de cinco kilómetros, ya que el aire contaminado de ceniza en la zona es peligroso para personas vulnerables.

El presidente indonesio, Joko Widodo, ha prometido que el gobierno ayudará a reubicar a quienes no puedan volver a sus casas por el riesgo de erupción.

"Espero que cuando las cosas se calmen, podamos reparar las infraestructuras y pensar en trasladar las viviendas de las zonas que se consideran inseguras", dijo, estimando que unas 2.000 viviendas se vieron afectadas.

El Semeru, que se eleva a 3.676 metros, entró en erupción muchas veces en las últimas décadas, pero rara vez fueron tan destructivas.

Indonesia está situada en el llamado Cinturón de Fuego del Pacífico, donde el encuentro de placas tectónicas provoca una gran actividad sísmica. El archipiélago del sudeste asiático cuenta con casi 130 volcanes activos.

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