/ miércoles 20 de marzo de 2024

La pista | La percepción de las encuestas


Nos encontramos a 73 días del proceso electoral y el vaivén de las encuestas cada día será más evidente en el entorno nacional. Hay empresas que están midiendo diario e incluso los mismos candidatos, y sus cuartos de guerra seguro tienen el pulso diario del factor social que les da los indicadores necesarios para saber si la campaña y eventos les están resultado favorables en la percepción global del país.

Hay encuestas que dan un amplio margen para la candidata oficial, números superiores incluso al 20 por ciento, aunque otros dan números más alentadores para la candidata del FAM Xóchilt Gálvez, donde la ponen por menos de dos dígitos en su afán de alcanzar a Claudia Sheinbaum.

Pareciera que la ideologización del electorado también ha provocado una mayor polarización política. Aquí vale la pena mencionar que la orientación ideológica es distinta al partidismo: mientras este último consiste en la identificación con alguno de los partidos políticos, lo primero constituye un sistema de creencias, símbolos y aspiraciones independientes a dichos partidos.

Durante varios años, la identificación partidista fue uno de los rasgos más importantes del votante mexicano. Sin embargo, en 2017, por primera vez en la historia la mayor parte de los mexicanos se consideraba apartidista, y ya conocemos el contundente resultado del 2018. Donde el presidente López Obrador resultó ganador por el margen más amplio en la historia de la democracia mexicana.

Las encuestas electorales pueden fungir como una fuente de inteligencia política para los partidos políticos que les brindan por igual, tanto a ellos como a otros actores sociales como la ciudadanía o los periodistas, la posibilidad de realizar análisis políticos, periodísticos o estratégicos con el fin de anticipar los resultados de una elección. Justamente esta cualidad de anticipar los resultados electorales se ha convertido en la principal virtud, y al mismo tiempo, en la mayor condena de las encuestas.

Y en este contexto, la llamada elección termómetro que siempre es la de EDOMEX, por ser un año antes de la elección presidencial. Mostró percepciones diversas de las encuestas, o tal como lo quiso contar Morena, donde ellos decían, incluso esa misma noche de su victoria histórica en la gubernatura que ganarían por casi 20 puntos. Y al final el resultado oficial fue la derrota de FAM -y del bastión priista- por 8 puntos.

Las encuestas sin duda conllevan un a su vez un levantamiento de voto oculto o de una gran cantidad de indecisos. Veremos qué encuesta se acerca más al resultado final de la próxima elección presidencial.



Nos encontramos a 73 días del proceso electoral y el vaivén de las encuestas cada día será más evidente en el entorno nacional. Hay empresas que están midiendo diario e incluso los mismos candidatos, y sus cuartos de guerra seguro tienen el pulso diario del factor social que les da los indicadores necesarios para saber si la campaña y eventos les están resultado favorables en la percepción global del país.

Hay encuestas que dan un amplio margen para la candidata oficial, números superiores incluso al 20 por ciento, aunque otros dan números más alentadores para la candidata del FAM Xóchilt Gálvez, donde la ponen por menos de dos dígitos en su afán de alcanzar a Claudia Sheinbaum.

Pareciera que la ideologización del electorado también ha provocado una mayor polarización política. Aquí vale la pena mencionar que la orientación ideológica es distinta al partidismo: mientras este último consiste en la identificación con alguno de los partidos políticos, lo primero constituye un sistema de creencias, símbolos y aspiraciones independientes a dichos partidos.

Durante varios años, la identificación partidista fue uno de los rasgos más importantes del votante mexicano. Sin embargo, en 2017, por primera vez en la historia la mayor parte de los mexicanos se consideraba apartidista, y ya conocemos el contundente resultado del 2018. Donde el presidente López Obrador resultó ganador por el margen más amplio en la historia de la democracia mexicana.

Las encuestas electorales pueden fungir como una fuente de inteligencia política para los partidos políticos que les brindan por igual, tanto a ellos como a otros actores sociales como la ciudadanía o los periodistas, la posibilidad de realizar análisis políticos, periodísticos o estratégicos con el fin de anticipar los resultados de una elección. Justamente esta cualidad de anticipar los resultados electorales se ha convertido en la principal virtud, y al mismo tiempo, en la mayor condena de las encuestas.

Y en este contexto, la llamada elección termómetro que siempre es la de EDOMEX, por ser un año antes de la elección presidencial. Mostró percepciones diversas de las encuestas, o tal como lo quiso contar Morena, donde ellos decían, incluso esa misma noche de su victoria histórica en la gubernatura que ganarían por casi 20 puntos. Y al final el resultado oficial fue la derrota de FAM -y del bastión priista- por 8 puntos.

Las encuestas sin duda conllevan un a su vez un levantamiento de voto oculto o de una gran cantidad de indecisos. Veremos qué encuesta se acerca más al resultado final de la próxima elección presidencial.


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