Entre llantos y lamentos, es como ha pasado su vida laboral por más de dos décadas Galdino Mendoza Gachuzo en San Juan del Río, de oficio panteonero, aseguró que, no es fácil caminar por las sepulturas de a quienes se les extinguió la vida, sin embargo, se dijo estar preparado como todos los años para celebrar a los fieles difuntos.
Con 23 años de experiencia en la labor, compartió sentirse orgulloso de haber aprendido el oficio de panteonero, labor que, si bien no resulta tan conocida, se encarga de embellecer aquellas zonas fúnebres en donde yacen los cimientos de los fieles difuntos, armonizar los espacios a pesar de ser una zona en donde lo único que se percibe es el dolor.
Galdino compartió que presenciar el entierro y dolor que embarga a los familiares de los difuntos, muchas veces no es nada fácil y conmueve a los presentes, sin embargo, esa es una razón más para mantener embellecidos estos espacios, por eso, bajo cualquier condición climática, se busca mantener en optimas condiciones las criptas de los tres panteones de San Juan del Río.
Cuando él comenzó aprender del oficio de panteonero, aseguró que hubo compañeros de trabajo que siempre le dejaron en claro, solicitar permiso a los fieles difuntos para arreglar y exhumar sus restos, reverencia que jamás olvida para evitar el enojo de quienes ya descansan.
Varios tipos de experiencias existen en esta labor, desde las más tristes hasta aquellas que son inexplicables, como los ataúdes rasgados por dentro que son exhumados, lamentos por la noche o ruidos extraños a plena luz del día, atribuible a que son espacios donde se concentran todo tipo de energías.
Un dato curioso que compartió, es que durante estos los festejos de Todos Santos, la tumba más visitada es aquella ubicada en el panteón número 1, que data del año 1848 que en su epitafio dice; “Descansan aquí las cenizas del desgraciado”.
“Lo que yo hago cuando me toca sacar restos es que le pido permiso al difunto que voy a sacar, le rezo un Padre Nuestro y le pido permiso para sacarlo porque llegará su compañía, pero un dato curioso de aquí es que de medio panteón hacia atrás existe el mal hasta el fondo, todas esas tumbas son de 1800 y se siente una vibra rara por donde está la tumba del Desgraciado”.
Galdino compartió que desde el lugar donde reposan los restos fúnebres, anhela continuar perpetuando la memoria de a quienes le aprendió el oficio, porque, aunque al inicio fue una extraña sensación, aseguró que hoy ve la labor con interés, afecto, pero sobre todo con respeto.
Estas fechas son de importancia, porque consideró que es cuando los fieles difuntos se alegran de recibir a sus familiares, por eso, estos espacios serán adornados para recibir a las familias que tradicionalmente acuden el 1 y 2 de noviembre, a fin de permanecer un pequeño momento con sus fallecidos, para ello, aseguró que se contará con protocolos sanitarios ante la pandemia por Covid-19.