/ jueves 9 de mayo de 2024

El toque femenino | Mamá, lo estás haciendo muy bien


Mañana celebraremos en nuestro país el día de las madres, esta celebración tan relevante para todos los mexicanos desde que en 1922, a partir de una convocatoria que hiciera en una importante publicación el periodista Rafael Alducín resultará preferido el 10 de mayo para celebrar a todas las progenitoras mexicanas. Recordemos que no en todos los países se celebra en la misma fecha.

Este es un día del que sin lugar a dudas comenzamos a tener noción desde muy chiquitos, en la escuela ya que semanas antes del gran festejo las profesoras se dedican a montar a los alumnos canciones, bailables, tablas gimnásticas y poemas para homenajear a las mamás en el tan esperado “Festival del Día de las Madres”.

Las invitadas especiales claro; son las mamás que emocionadas y conmovidas descubrirán con sorpresa las habilidades histriónicas, vocales o dancísticas de sus retoños.

Sin embargo aunque así “se espera” que sea, en no pocos casos esas sillas reservadas quedan vacías ya que muchas de las madres de esos pequeños no consiguen permiso para ausentarse de su trabajo y cuando los ojitos curiosos de esos artistas en ciernes descubren en el público aplaudiéndoles a las abuelas o a la tía consentidora se llenan de alegría ya que ellas acuden felices para acompañar al niño o niña y por supuesto en apoyo de la mamá.

Lo cuento por que era mi caso y el de mis hermanos, ya que mi mamá de profesión psicóloga se desempeñó durante décadas como orientadora en escuelas secundarias, buscando al igual que mi padre darnos la mejor educación y todo lo que ellos no tuvieron y le era imposible asistir ya que tenía ocupados todos los días con turnos dobles.

Para nosotros no era un tema de tristeza porque se nos explicaba el por qué no podría acudir y el fin de semana disfrutamos juntos de la celebración, sin embargo debo confesar que en más de una ocasión a mi salida al escenario deseé que mi mamá estuviera ahí.

Al paso del tiempo siendo madre y además también una madre inmersa en el mercado laboral, supe lo que se siente cuando no puedes acudir a eventos importantes de tus hijos, cuando no estás para apoyarlos en sus tareas, cuando no los llevas o recoges de la escuela, cuando no les cocinas y cuando por más que quisieras estar presente no te es posible, conozco el sentimiento de culpa que te asalta a cada momento en el que las preguntas que rondan por tu mente son: lo estoy haciendo bien? Estoy siendo una buena madre? Estaré afectando a mis hijos? Sería mejor si me quedo en casa cuidándolos aún cuando tengamos carencias económicas? ¿Es mejor seguir trabajando para darles una buena vida? ¿Estoy siendo egoísta por querer realizarme y crecer profesionalmente?

La culpabilidad, frustración, depresión, ansiedad, estrés e insuficiencia se generan al sentir que no estamos cumpliendo con las expectativas sociales con lo que nos dijeron que “debe ser y hacer una mujer” sobre todo cuando socio culturalmente el ser mujer es sinónimo de ser madre y si eres madre te debes quedar en casa cuidando a los hijos, cosa que en la actualidad y dadas las condiciones económicas resulta en extremo complicado.

Te quiero compartir que es normal que experimentes esos sentimientos y también las ventajas de ser una madre que sale a trabajar, primero les estás dando un gran ejemplo a tus hijos sobre el significado de luchar por lo que quieres y alcanzar tus sueños, los niños crecen más seguros de sí mismos y con capacidad de decisión, son mucho más sociables, se sienten orgullosos de que su mamá trabaje, te ven como una heroína e incluso juegan a que trabajan en lo mismo que tú, aquí el desafío para combatir esas sensaciones poco placenteras consiste en dedicar tiempo de calidad a tus hijos, escucharlos, ponerles atención, mirarlos a los ojos y que sepan que estás ahí para ellos, explicarles que ese trabajo les permite tener ciertas comodidades, establecer “tiempos de oro” especiales para disfrutarse, para abrazarse, momentos únicos solo para ustedes, donde los celulares no están invitados.

Mujeres sintámonos orgullosas de ser madres trabajadoras, sé que a veces el camino se torna difícil pero créanme, lo vale y lo estamos haciendo muy bien.

Feliz día a todas las madres y todo mi amor, reconocimiento y agradecimiento a la mía.



Mañana celebraremos en nuestro país el día de las madres, esta celebración tan relevante para todos los mexicanos desde que en 1922, a partir de una convocatoria que hiciera en una importante publicación el periodista Rafael Alducín resultará preferido el 10 de mayo para celebrar a todas las progenitoras mexicanas. Recordemos que no en todos los países se celebra en la misma fecha.

Este es un día del que sin lugar a dudas comenzamos a tener noción desde muy chiquitos, en la escuela ya que semanas antes del gran festejo las profesoras se dedican a montar a los alumnos canciones, bailables, tablas gimnásticas y poemas para homenajear a las mamás en el tan esperado “Festival del Día de las Madres”.

Las invitadas especiales claro; son las mamás que emocionadas y conmovidas descubrirán con sorpresa las habilidades histriónicas, vocales o dancísticas de sus retoños.

Sin embargo aunque así “se espera” que sea, en no pocos casos esas sillas reservadas quedan vacías ya que muchas de las madres de esos pequeños no consiguen permiso para ausentarse de su trabajo y cuando los ojitos curiosos de esos artistas en ciernes descubren en el público aplaudiéndoles a las abuelas o a la tía consentidora se llenan de alegría ya que ellas acuden felices para acompañar al niño o niña y por supuesto en apoyo de la mamá.

Lo cuento por que era mi caso y el de mis hermanos, ya que mi mamá de profesión psicóloga se desempeñó durante décadas como orientadora en escuelas secundarias, buscando al igual que mi padre darnos la mejor educación y todo lo que ellos no tuvieron y le era imposible asistir ya que tenía ocupados todos los días con turnos dobles.

Para nosotros no era un tema de tristeza porque se nos explicaba el por qué no podría acudir y el fin de semana disfrutamos juntos de la celebración, sin embargo debo confesar que en más de una ocasión a mi salida al escenario deseé que mi mamá estuviera ahí.

Al paso del tiempo siendo madre y además también una madre inmersa en el mercado laboral, supe lo que se siente cuando no puedes acudir a eventos importantes de tus hijos, cuando no estás para apoyarlos en sus tareas, cuando no los llevas o recoges de la escuela, cuando no les cocinas y cuando por más que quisieras estar presente no te es posible, conozco el sentimiento de culpa que te asalta a cada momento en el que las preguntas que rondan por tu mente son: lo estoy haciendo bien? Estoy siendo una buena madre? Estaré afectando a mis hijos? Sería mejor si me quedo en casa cuidándolos aún cuando tengamos carencias económicas? ¿Es mejor seguir trabajando para darles una buena vida? ¿Estoy siendo egoísta por querer realizarme y crecer profesionalmente?

La culpabilidad, frustración, depresión, ansiedad, estrés e insuficiencia se generan al sentir que no estamos cumpliendo con las expectativas sociales con lo que nos dijeron que “debe ser y hacer una mujer” sobre todo cuando socio culturalmente el ser mujer es sinónimo de ser madre y si eres madre te debes quedar en casa cuidando a los hijos, cosa que en la actualidad y dadas las condiciones económicas resulta en extremo complicado.

Te quiero compartir que es normal que experimentes esos sentimientos y también las ventajas de ser una madre que sale a trabajar, primero les estás dando un gran ejemplo a tus hijos sobre el significado de luchar por lo que quieres y alcanzar tus sueños, los niños crecen más seguros de sí mismos y con capacidad de decisión, son mucho más sociables, se sienten orgullosos de que su mamá trabaje, te ven como una heroína e incluso juegan a que trabajan en lo mismo que tú, aquí el desafío para combatir esas sensaciones poco placenteras consiste en dedicar tiempo de calidad a tus hijos, escucharlos, ponerles atención, mirarlos a los ojos y que sepan que estás ahí para ellos, explicarles que ese trabajo les permite tener ciertas comodidades, establecer “tiempos de oro” especiales para disfrutarse, para abrazarse, momentos únicos solo para ustedes, donde los celulares no están invitados.

Mujeres sintámonos orgullosas de ser madres trabajadoras, sé que a veces el camino se torna difícil pero créanme, lo vale y lo estamos haciendo muy bien.

Feliz día a todas las madres y todo mi amor, reconocimiento y agradecimiento a la mía.