/ martes 21 de noviembre de 2023

#EntreNetas | Vientos de arrogancia 


Ni en la tragedia prevaleció la razón. El paso destructor del huracán OTIS no logró que el presidente dejara por un momento su rol de agitador electorero y se pusiera en su papel de jefe de estado ante la tragedia. Ni ante la devastación y desolación causadas por un huracán catastrófico, el presidente atinó en llamar a la unidad nacional y convocar al diálogo para etiquetar recursos suficientes para la reconstrucción de Acapulco y los municipios afectados.

Lo que caracterizó el actuar del gobierno federal fueron los vientos de arrogancia.

Arrogancia que es sinónimo de desdén, desprecio, soberbia y altanería. Ante la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), López Obrador prefirió instruir la asignación de más recursos para la Secretaría de Gobernación que para atender la emergencia en Acapulco. Por increíble que parezca, con el incremento en el presupuesto a la SEGOB se podrían haber adquirido casi 5 millones de despensas para entregar Guerrero. Con un parte de los recursos de las obras faraónicas del presidente se podría reconstruir el puerto de Acapulco.

Ante acontecimientos inesperados debe prevalecer la sensibilidad y la prudencia para redireccionar recursos y esfuerzos para lo importante, prioritario y esencial. No es posible que ante una catástrofe no se haya hecho una sola asignación presupuestal fija, directa y no condicionada de recursos para Acapulco.

Los mexicanos somos solidarios y jalamos parejo en los momentos difíciles. Merecemos un gobierno que se ponga del lado de la gente, sin vientos de arrogancia, ni tintes electorales.


*Diputado Federal



Ni en la tragedia prevaleció la razón. El paso destructor del huracán OTIS no logró que el presidente dejara por un momento su rol de agitador electorero y se pusiera en su papel de jefe de estado ante la tragedia. Ni ante la devastación y desolación causadas por un huracán catastrófico, el presidente atinó en llamar a la unidad nacional y convocar al diálogo para etiquetar recursos suficientes para la reconstrucción de Acapulco y los municipios afectados.

Lo que caracterizó el actuar del gobierno federal fueron los vientos de arrogancia.

Arrogancia que es sinónimo de desdén, desprecio, soberbia y altanería. Ante la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), López Obrador prefirió instruir la asignación de más recursos para la Secretaría de Gobernación que para atender la emergencia en Acapulco. Por increíble que parezca, con el incremento en el presupuesto a la SEGOB se podrían haber adquirido casi 5 millones de despensas para entregar Guerrero. Con un parte de los recursos de las obras faraónicas del presidente se podría reconstruir el puerto de Acapulco.

Ante acontecimientos inesperados debe prevalecer la sensibilidad y la prudencia para redireccionar recursos y esfuerzos para lo importante, prioritario y esencial. No es posible que ante una catástrofe no se haya hecho una sola asignación presupuestal fija, directa y no condicionada de recursos para Acapulco.

Los mexicanos somos solidarios y jalamos parejo en los momentos difíciles. Merecemos un gobierno que se ponga del lado de la gente, sin vientos de arrogancia, ni tintes electorales.


*Diputado Federal