/ viernes 23 de diciembre de 2022

Humanitas. Arte y pasión


Dentro del estado que guardan las cosas en el arte contemporáneo mexicano hay algunas que llaman la atención, y es la participación del artista Gabriel Orozco en el proyecto Chapultepec, en el que se ha invertido gran parte del presupuesto de cultura, y ha sido objeto de críticas y señalamientos de megalomanía y favoritismos. Sin embargo, la idea es convertir el bosque de Chapultepec en un espacio cultural, pero se trata esencialmente de restaurar ecológicamente la vida de este parque que tiene una extensión de 800 hectáreas, algunas muy deterioradas o francamente abandonadas. Lo curioso es que para dicho fin se gastará el 25% de los fondos del presupuesto total para la cultura. Se acusa de centralismo al dedicar gran parte del presupuesto para beneficio cultural de una ciudad en este caso la CDMX y restringir los programas del resto de las entidades del país.

Si la finalidad de la obra es ecológica deberían de ser otras secretarias las que invirtieran el recurso y no necesariamente todo desde cultura. El coordinador del plan Gabriel Orozco afirma que el proyecto es biocultural, pero que en México aún no se comprende bien el concepto.

Las políticas centralistas para el bosque de Chapultepec son antiguas, recordemos que durante el virreinato se construyó un palacio para el virrey en el bosque, fue fortín militar y más tarde el castillo del emperador Maximiliano y casa de los presidentes. Todos han disfrutado la belleza del bosque, incluso ahí estaban los baños de Moctezuma.

Ahora un artista contemporáneo muy afamado y prestigiado a nivel internacional participa de este megaproyecto ecológico-cultural, que pretende restablecer el sentido social de la cultura y reprogramar un espacio verde para los habitantes de la CDMX. Confiamos en Gabriel Orozco, que desde la “caja de zapatos vacía” y la geometría del espacio social, ha propuesto nuevas formas de representar el pensamiento y la reflexión en el arte.

Recordemos que Gabriel Orozco fundó y dirigió el legendario taller de los viernes en el que participaron jóvenes artistas como Damián Ortega, Abraham Cruz Villegas, Jerónimo López (Dr. Lakra) entre otros que realizaron prácticas artísticas, experiencias, discusiones e investigaciones sobre el arte expandido socialmente, todos ellos ahora tienen mucho reconocimiento.

Gabriel Orozco también es el autor del famoso y polémico esqueleto de ballena “Mátrix Móvil” que colgó en el vestíbulo de la biblioteca Vasconcelos, que ha decir de mi querido amigo Ignacio Padilla, quien dirigió dicho recinto, los huesos de la ballena derramaban una sustancia extraña y viscosa durante las noches.



Dentro del estado que guardan las cosas en el arte contemporáneo mexicano hay algunas que llaman la atención, y es la participación del artista Gabriel Orozco en el proyecto Chapultepec, en el que se ha invertido gran parte del presupuesto de cultura, y ha sido objeto de críticas y señalamientos de megalomanía y favoritismos. Sin embargo, la idea es convertir el bosque de Chapultepec en un espacio cultural, pero se trata esencialmente de restaurar ecológicamente la vida de este parque que tiene una extensión de 800 hectáreas, algunas muy deterioradas o francamente abandonadas. Lo curioso es que para dicho fin se gastará el 25% de los fondos del presupuesto total para la cultura. Se acusa de centralismo al dedicar gran parte del presupuesto para beneficio cultural de una ciudad en este caso la CDMX y restringir los programas del resto de las entidades del país.

Si la finalidad de la obra es ecológica deberían de ser otras secretarias las que invirtieran el recurso y no necesariamente todo desde cultura. El coordinador del plan Gabriel Orozco afirma que el proyecto es biocultural, pero que en México aún no se comprende bien el concepto.

Las políticas centralistas para el bosque de Chapultepec son antiguas, recordemos que durante el virreinato se construyó un palacio para el virrey en el bosque, fue fortín militar y más tarde el castillo del emperador Maximiliano y casa de los presidentes. Todos han disfrutado la belleza del bosque, incluso ahí estaban los baños de Moctezuma.

Ahora un artista contemporáneo muy afamado y prestigiado a nivel internacional participa de este megaproyecto ecológico-cultural, que pretende restablecer el sentido social de la cultura y reprogramar un espacio verde para los habitantes de la CDMX. Confiamos en Gabriel Orozco, que desde la “caja de zapatos vacía” y la geometría del espacio social, ha propuesto nuevas formas de representar el pensamiento y la reflexión en el arte.

Recordemos que Gabriel Orozco fundó y dirigió el legendario taller de los viernes en el que participaron jóvenes artistas como Damián Ortega, Abraham Cruz Villegas, Jerónimo López (Dr. Lakra) entre otros que realizaron prácticas artísticas, experiencias, discusiones e investigaciones sobre el arte expandido socialmente, todos ellos ahora tienen mucho reconocimiento.

Gabriel Orozco también es el autor del famoso y polémico esqueleto de ballena “Mátrix Móvil” que colgó en el vestíbulo de la biblioteca Vasconcelos, que ha decir de mi querido amigo Ignacio Padilla, quien dirigió dicho recinto, los huesos de la ballena derramaban una sustancia extraña y viscosa durante las noches.