/ viernes 10 de febrero de 2023

Humanitas. Arte y pasión


Discurrir sobre una manzana o alrededor de una manzana puede ser una aventura que nos lleve al origen del conocimiento. Seamos breves, los Beatles grabaron su icónica música en Apple records. Steve Jobs inauguró con una manzana el nombre de su empresa, además su logotipo es una manzana mordida que puede significar la era del conocimiento.

De la misma manera el filósofo y científico Isaac Newton, confirmó su teoría de la gravedad a partir de una manzana que cayó en el jardín de su casa familiar en Woolsthorpe condado de Lincolshire, Inglaterra, jardín al que acudía con frecuencia, del que por cierto nadie fue expulsado, al contrario, la humanidad se beneficiaría de aquella manzana que cayó en la cabeza de Newton para aproximarse al conocimiento, es decir, al paraíso terrenal de la ciencia y la tecnología.

En el mundo griego antiguo según la mitología la diosa Hera cultivaba un jardín en donde los árboles daban manzanas de oro, que proporcionaban a quien las comía la inmortalidad, ese jardín era cuidado por la Hespérides, ninfas del atardecer o doncellas del Occidente, que estaban pendientes de que nadie robara los preciados frutos, la diosa Hera desconfiaba de las tres ninfas cuidadoras que eran: Egle (brillo), Eritía (tierra roja de occidente) y Héspere (atardecer).

Las manzanas de oro también fueron ocasionalmente origen de la discordia, Heracles robaba las manzanas del jardín y la diosa Atenea las devolvía, sin embargo, en una ocasión durante el banquete de la boda de Tetis y Peleo, Eris la diosa de la discordia y la envidia que no había sido invitada al banquete, puso en la mesa una manzana de oro con la inscripción que decía” Para la más bella”. Esto ocasionó un conflicto en la mesa en donde se encontraba Zeus rodeado de las diosas más bellas, todas se sentían merecedoras de la manzana, el dios del olimpo tuvo que organizar un concurso de belleza para dirimir las diferencias entre las diosas, y eligió a un mortal muy apuesto como juez para que tomara la decisión, se trataba del príncipe troyano Paris, quien tuvo que elegir a la más bella entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita, resolviéndose finalmente por esta última. Esta decisión fatal de entregar la manzana de la discordia a la diosa del amor, ocasionó más tarde la guerra de Troya, en la que los Aqueos triunfaron sobre los príncipes de troyanos.

A la manzana se le han atribuido todo tipo de calificativos por su dulce sabor, su atractiva coloración y forma. Recordemos que el pintor Paul Cézanne utilizó entre otras cosas manzanas para descubrir las posibilidades de representación que tiene un objeto de acuerdo a la posición del observador, provocando a principios del siglo XX, un giro artístico conocido como el cubismo, que revolucionaría la manera como se representan y perciben las cosas.



Discurrir sobre una manzana o alrededor de una manzana puede ser una aventura que nos lleve al origen del conocimiento. Seamos breves, los Beatles grabaron su icónica música en Apple records. Steve Jobs inauguró con una manzana el nombre de su empresa, además su logotipo es una manzana mordida que puede significar la era del conocimiento.

De la misma manera el filósofo y científico Isaac Newton, confirmó su teoría de la gravedad a partir de una manzana que cayó en el jardín de su casa familiar en Woolsthorpe condado de Lincolshire, Inglaterra, jardín al que acudía con frecuencia, del que por cierto nadie fue expulsado, al contrario, la humanidad se beneficiaría de aquella manzana que cayó en la cabeza de Newton para aproximarse al conocimiento, es decir, al paraíso terrenal de la ciencia y la tecnología.

En el mundo griego antiguo según la mitología la diosa Hera cultivaba un jardín en donde los árboles daban manzanas de oro, que proporcionaban a quien las comía la inmortalidad, ese jardín era cuidado por la Hespérides, ninfas del atardecer o doncellas del Occidente, que estaban pendientes de que nadie robara los preciados frutos, la diosa Hera desconfiaba de las tres ninfas cuidadoras que eran: Egle (brillo), Eritía (tierra roja de occidente) y Héspere (atardecer).

Las manzanas de oro también fueron ocasionalmente origen de la discordia, Heracles robaba las manzanas del jardín y la diosa Atenea las devolvía, sin embargo, en una ocasión durante el banquete de la boda de Tetis y Peleo, Eris la diosa de la discordia y la envidia que no había sido invitada al banquete, puso en la mesa una manzana de oro con la inscripción que decía” Para la más bella”. Esto ocasionó un conflicto en la mesa en donde se encontraba Zeus rodeado de las diosas más bellas, todas se sentían merecedoras de la manzana, el dios del olimpo tuvo que organizar un concurso de belleza para dirimir las diferencias entre las diosas, y eligió a un mortal muy apuesto como juez para que tomara la decisión, se trataba del príncipe troyano Paris, quien tuvo que elegir a la más bella entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita, resolviéndose finalmente por esta última. Esta decisión fatal de entregar la manzana de la discordia a la diosa del amor, ocasionó más tarde la guerra de Troya, en la que los Aqueos triunfaron sobre los príncipes de troyanos.

A la manzana se le han atribuido todo tipo de calificativos por su dulce sabor, su atractiva coloración y forma. Recordemos que el pintor Paul Cézanne utilizó entre otras cosas manzanas para descubrir las posibilidades de representación que tiene un objeto de acuerdo a la posición del observador, provocando a principios del siglo XX, un giro artístico conocido como el cubismo, que revolucionaría la manera como se representan y perciben las cosas.