A pesar de que con asombro y desaliento, pero conformes con las medidas tomadas por la pandemia, el Episcopado Mexicano y la grey católica, han manifestado su tristeza por la suspensión por los festejos del día de la Virgen de Guadalupe.
En un hecho histórico sin precedentes en el país, truncó el más arraigado y antiguo festejo religioso que llevaba 464 años de realizarse interrumpidamente pese a las epidemias de 1531, de Matlazahualt como la denominaron los indígenas, “viruela”. La Virgen de Guadalupe hace su aparición en tierras aztecas y realiza el milagro de curar precisamente de esta enfermedad a Juan Bernardino, tío de San Juan Diego. La de cocolixtli en 1599, las del siglo XIX, la pandemia de la gripe española en la post-revolución mexicana en 1918 y la guerra cristera.
Este golpe al culto Guadalupano símbolo de identidad de los mexicanos, Reyna de México, Emperatriz de América. Paró en seco las multitudinarias peregrinaciones que iban caminando todo el año a venerar a la Morenita del Tepeyac. Algunas congregaban hasta más de 30 mil peregrinos, caminando en fila varios kilómetros, como la peregrinación de la Diócesis de Querétaro al Tepeyac, la más grande e importante en el mundo Mariano Guadalupano.
La protección de la Virgen de Guadalupe; ella ha sido, es y será por siempre nuestra protectora contra el Covid-19, las pandemias y contra todo mal que aqueja a los Mexicanos.
En ese sentido, las medidas sanitarias son noticias amargas para los feligreses. Toca el turno a las redes sociales y al internet. El enorme reto ahí está, cómo llevar consuelo y acompañamiento espiritual vía internet. ¿La ritualidad litúrgica sobrevivirá el lenguaje virtual o Facebook se convertirá en nuevo templo?
